TRES POEMAS
Languidece el hombre
Bajo los pesos del mundo,
Y poco a poco se va poniendo los aparejos
Y los frenos de la moral, de las costumbres,
Del terrible vicio ensotanado…
¡Pobre hombre!
Sollozante, melancólico, ciego y mudo,
Con el corazón cada vez más roto
Ante la evanescencia de sus anhelos.
________________________________________
No vivo en la soledad de mi tristeza, ¡no!
Allí muero, agonizo, gimo y hago horribles muecas.
Pero vivo entre tus ojos.
¡Esa es la vida de Dios!
¡El infinito!
________________________________________
Las mismas calles,
Los mismos vicios,
Los mismos placeres,
Las mismas perversiones,
Los mismos fantasmas,
La misma lluvia
Y el mismo amor…
(¡Ay, profundo abismo en el corazón!)
Qué es el hombre sino una gloria viciada.
Qué es el hombre sino un loco
Enclaustrado en un santo dolor…
EL MISMÍSIMO SUEÑO
Soñé que la muerte se me acercaba lentamente, muy lentamente, envuelta en sus aires de tristeza, de solemnidad, de misterio, de terror; luego se arrodilló y me besó la frente, dejándome en terrible estupor… Un pensamiento asoló mi ser: ¿Seremos todos nosotros unos huérfanos?
LA FRASE
Todo hombre guarda en su interior un Lázaro, el cual espera un Jesús que lo reviva.
l. e. torres
Languidece el hombre
Bajo los pesos del mundo,
Y poco a poco se va poniendo los aparejos
Y los frenos de la moral, de las costumbres,
Del terrible vicio ensotanado…
¡Pobre hombre!
Sollozante, melancólico, ciego y mudo,
Con el corazón cada vez más roto
Ante la evanescencia de sus anhelos.
________________________________________
No vivo en la soledad de mi tristeza, ¡no!
Allí muero, agonizo, gimo y hago horribles muecas.
Pero vivo entre tus ojos.
¡Esa es la vida de Dios!
¡El infinito!
________________________________________
Las mismas calles,
Los mismos vicios,
Los mismos placeres,
Las mismas perversiones,
Los mismos fantasmas,
La misma lluvia
Y el mismo amor…
(¡Ay, profundo abismo en el corazón!)
Qué es el hombre sino una gloria viciada.
Qué es el hombre sino un loco
Enclaustrado en un santo dolor…
EL MISMÍSIMO SUEÑO
Soñé que la muerte se me acercaba lentamente, muy lentamente, envuelta en sus aires de tristeza, de solemnidad, de misterio, de terror; luego se arrodilló y me besó la frente, dejándome en terrible estupor… Un pensamiento asoló mi ser: ¿Seremos todos nosotros unos huérfanos?
LA FRASE
Todo hombre guarda en su interior un Lázaro, el cual espera un Jesús que lo reviva.
l. e. torres