Tsunamis

Los oleajes más torrentosos acudieron hacia las orillas como poderosas manos de monstruos, azotando con saña contra los riscos que bajaban peligrosamente escarpados hacia los picos filosos de la ensenada.El terremoto había sacudido a la vulnerable ciudad de Talingasta hacía horas,arremetiendo con todo a su paso.
Entre toda la algarabía de los citadinos,ya ferozmente arrancados de su calma matutina,el auto plateado de mi padre se abría paso esquivando grietas y ramas caídas.Eran exactamente las nueve de la mañana (o eso creía) el susto que me había provocado el remezón condujo a mi cabeza hacia otro lugar inhóspito,permanecía en un largo intervalo oscuro y confuso.
Las sirenas cantaban estridentemente a lo lejos,todo era un paisaje tétrico a la débil luz solar que se contrastaba con el polvo de los cimientos.Pero ahí iba,como una tortuga asustada avanzando cuidadosamente entre la tempestad.El vehículo dio una leve sacudida que infundió una señal de alarma en el rostro de mamá,sólo un bache profundo.
Afortunadamente no se anunciaron incendios dentro de la ciudad,o al menos en lo que respecta a los barrios circundantes al centro.Algunos carteles de almacenes o locales colgaban precipitadamente sobre la fachada.En la vidriera de una peluquería se podía ver el cristal,levemente trizado en forma de telarañas,como si varias piedras hubiesen impactado a la vez en distintas partes.Enfrente de la calle principal que recorríamos una jauría de quiltros pasó corriendo tontamente con la lengua afuera.
Salimos a la ruta principal y doblamos a la izquierda.El sol alumbró el rostro cansado de papá,sus gafas lanzaron un brillo incandescente.Bajó el espejo para burlar la luz y miró a mamá.Ninguno de los dos se habló el resto del camino,era como si permaneciensen en un shock eterno.
Ya bordeábamos la costa oceánica por la carretera cuarenta ,según la agencia de seguridad nacional ya la gente debería estar evacuada antes de la mediatarde.El mar rugía y se arremolinaba virulento como una criatura indomable,mis piernas temblaron inconscientemente.Papá estiró el dedo y encendió el estereo.La voz electrizante y raramente doblada de una mujer anunciaba que el centro de investigadores sísmicos dio la alarma de una probable marejada que se levantaría colapsando la vías que transitábamos.Por fin en ese instante mi madre habló.
-Alberto,conduce rápido por lo que más quieras- dijo con voz de ensueño.Ella era una mujer impasible,bastante impasible.
-Ya está,faltan solo unos kilómetros más para llegar a Vendaval- respondió también con tono apagado y adormecido.
En ese instante, un auténtico vendaval rozó toda la superficie metálica del carro.Papá volanteó nerviosamente hacia un costado.
-Carajo, esa ventisca casi me empuja a la orilla- gruñó sosteniendo aún mas fuerte el volante.Pisó más fuerte el acelerador y el bólido se deslizó hacia adelante con ligereza.Observé por la ventanilla y ahí estaba el mar saludándome embravecido, acércandose hacia a mí con sus olas en forma de garras.El auto cedió poco a poco quejándose.-¿Qué pasa?- inquirió mamá.-La gasolina,no lo tuve en cuenta- respondió él.Zarandeó bruscamente la palanca de cambio y pisó el acelerador,el móvil avanzó un poco y volvió a detenerse.Repitió la tarea otra vez y éste hizo un chirrido suave pero ésta vez las ruedas friccionaron contra el cemento y poco a poco retomó la marcha,pero irremediablemente volvió a detenerse.
-El marcador de gasolina está casi en rojo,no bastarán muchos kilómetros para que nos quedemos varados- dijo serenamente,papá parecía embriagado en un ensueño.
-Te dije que cargaras en la ciudad- replico mamá.
-No podía, la única estación de servicio estaba hasta la orejas Isabel- respondió.
-Oh ¡que vamos a hacer! Niños agarren sus cosas nos iremos a pie hasta Vendaval- ordenó mamá.Siempre era de tomar soluciones a la ligera,sin pensarlo,esta cualidad impulsiva la mayoría de las veces hacía que las cosas le salieran tal cual como ella quería. Y era mejor que actuara de ese modo en una situación como aquella puesto que papá parecía no despertarse todavía de su ensoñación.
-Alberto abre el baúl,dale rápido ¿Qué te pasa?- inquirió nerviosa.Papá miraba a través del vidrio como la ruta se perdía entre las llanuras lejanas.
-Bueno cuando reacciones avísame- dijo mamá con apuro.
Colocó un bolso pequeño encima de mi espalda y agarró una pesada maleta,luego cargó a mi hermanita.-Vamos Heber,si queremos llegar tenemos que caminar rápido,,a lo sumo trotar,y no te separes de mi ¿entendido nene?- dijo fijándome con sus preocupados ojos castaños.
-Si mamá-respondí sin más y comenzamos a caminar.Podía ver el rostro de mi padre alejándose,verdaderamente estaba petrificado,durmiendo con los ojos abiertos.
Al darme vuelta de improviso se oyó una voz gruesa,miré a mi alrededor,mamá tampoco parecía haberla advertido,seguía caminando impasiblemente.La voz retumbó a lo largo de la carretera nuevamente,entonces algo me despabiló,una nube oscura se extendía sobre el cielo,una poderosa ráfaga me dejó con un pie en el aire sin poder moverme.El viento soplaba y soplaba y aquella voz seguía luchando incansablemente contra su silbido.
-¡Isabel! ¡Heber!- se aclarecieron la palabras que mi padre repetía desesperadamente detrás nuestro.
Entonces los dos volteamos al mismo tiempo.Papá parapetado tras la puerta del auto nos hacía señas de que regresáramos.Su escaso cabello ondulado se agitaba con la ventisca.
-¡Rápido!- gritaba.
El mar de la costa comenzó a rebalsarse hasta el pavimento y se revolvía rugiendo como un león salvaje, rugiéndole a los relámpagos.
Al ver que mi mamá no reaccionaba tomé firmemente su mano y corrí hacia el auto,el agua me llegaba hasta las pantorrillas.
-¡Rápido Heber!-.
Pero no,fue en apenas unos segundos que una sombra nos cubrió a mi madre y a mí ,nada se pudo hacer frente a aquella ola de ocho metros.
En ese segundo un motor rugió,el bólido blanco de mi padre se aproximó con tenacidad hacia nosotros.
-¡Sube!- instó impaciente papá abriendo la puerta trasera.
-Pero papá ¿no era que no tenías gasolina?-.
-Todavía queda suficiente para escapar ¡no hay tiempo!-.
El auto arrancó a duras penas apartando con sus ruedas el río que inundaba la carretera.
-¡Papá! ¡Papa! Mira- dije señalando la enorme masa que se alzaba frente a la costa.
-No tardará mucho para que caiga…pero me extraña que aún no lo haya hecho- dijo pensativo papá.-Es como si continuara creciendo,pero si eso sucede estamos perdidos,hijo este es el fin-.
Me quedé mudo,mudo del miedo,estaba paralizado,aquella cosa nos iba a arrastrar y no podíamos hacer nada para evitarlo,íbamos a morir azotados por aquel tsunami….era el fin.
-¡Levantate! Hijo vámonos-.Papá me sacudía,me había quedado dormido…¿hacía cuanto?
-Qué paso- dije con voz taciturna.
-¡Sal sal del auto corre!-.
Apenas salí del auto mis piernas se debilitaron,era…era una abominación,el cielo no existía,todo absolutamete todo había sido tomado por aquel enorme tsunami,el horizonte…era una desorbitante pantalla de agua.
-Hijo no lo mires y solo corre, tu madre está descompuesta y debes ayudarme-ordenó papá.
Y lo hice ,corrí mientras sosteníamos a mamá de los brazos.
-¿Y mi hermana?- pregunté.
Papá hizo un gesto con la cabeza y la ví,la había metido dentro de una pequeña mochila que llevaba colgada a su espalda dejando sólo su cabeza al descubierto ,también la aseguró con un cinturón y un gancho del equipaje para que no se cayera.
-La gasolina,se acabó,pero anduvimos bastante-dijo papá.
-¿Dónde estamos?- pregunté observando el páramo arenoso que se extendía sin fin.
-Tuve que salirme de la ruta,la ola se la tragó y continúa sin deternerse,por eso hay que avanzar,esa cosa gigantesca podría caer en cualquier momento o llevarnos por delante.
-¿Porqué todavía no cae? ¿Hasta cuándo va a seguir creciendo?- pregunté tratando de no mirar atrás.
-Si lo supiera hijo-dijo papá con un suspiro.
Mamá levantó su rostro y me sonrió.-Heber… hijo ¿estás bien?-dijo.
-Si mamá ¿a ti que te pasa?-.
-Tuve una baja de presión,quizás esa cosa me hizo pegar un gran susto-.
-Mamá,yo también tengo miedo-mi voz se quebró.
-No,no tengas miedo,ya vamos a llegar a algún lugar donde podamos protegernos,eso te lo aseguro- su voz sonaba débil.-Quizás lleguemos a alguna ciudad y nos iremos lejos con los Agentes Protectores,ya deben estar trabajando y buscando medidas para ayudarnos,helicópteros o bomberos de la Guardia Nacional…no deben estar lejos…-se puso pálida y tosió.
-Papá,si te quedaba gasolina ¿porqué no continuamos hasta Vendaval?-
-Porque alcanzaba apenas para unos pocos kilómetros,se lo dije a tu mamá,pero ella siempre toma todo a la ligera,pff quería irse caminando apenas iban a durar diez segundos…por suerte esa poca gasolina bastó para alejarnos de esa ola hasta aquí-.
-De todas maneras hubiésemos tenido que caminar…genio- dijo mamá con ironía.
Otra vez iban a comenzar una discusión idiota para la cual no había tiempo ni era el lugar adecuado.
-Ya está,no peleen-dije.
-No estamos peleando,sólo que tu mamá…-se detuvo.La tierra había comenzado a sacudirse.
Todo se movía,las montañas a lo lejos parecían ondularse,se escuchó un ruido sordo a lo lejos,como miles de abejas zumbando y zumbando cada vez mas fuerte,como una corrida de toros infernal.
Papá permanecía otra vez petrificado y con la mirada perdida,entonces me dí vuelta,la espuma que se arremolinaba a los pies del tsunami parecía una avalancha de nieve bajando por una pendiente con furia.
-Cu…cuando cayó- tartamudéo mi padre.
-¡Papá vamos corre!-grité ordenando a mis pies a que corrieran dando zancadas.
Apenas podíamos correr con mamá colgando del hombro y papá con mi hermana en la espalda.
-Espera…Alberto detente,me duele el pecho- gimió mamá.
-No puedo Isabel ¿estás loca? Esa cosa nos va a arrasar-.
-Por favor- susurró adolorida.
-Aguanta Isabel-dijo papá.
Entonces mamá ladeó su cabeza y se desvaneció.
-¡Mamá!-grité aterrado.-¡Espera papá algo le pasa!-.
-No podemos Heber…yo no puedo- dijo con el rostro embadurnado en sudor.De repente tropezó y caímos con el peso de mamá sobre el suelo arenoso.-Aaay-exclamó papá en una mezcla de alivio y miedo.-Bueno hijo hasta acá llegamos-dijo arrodillándose.-Abracémonos, para el fin-.
El tsunami se aproximaba cada vez más con una ira arrasante.
-Mamá-dije con lagrimas en los ojos.-¿Qué pasa,te sientes mejor?-.Ella me miró inexpresiva y tomó mi mano.Coloqué mi cabeza en su pecho y comencé a llorar.
Percibí unos ecos,algo que venía mezclado entre el ruido de las olas y el temblor.Aguzé mis oídos y presioné fuerte mis ojos,aquel sonido eran voces,voces extrañas y fantasmales gritando algo inentendible.Quizás era la mezcla de todo,del viento,el oleaje,las sacudidas del suelo…mi mente me estaba tratando de decir algo con aquellas voces,quizás eran los ángeles anunciando el fin de los tiempos,quizás ya estaba enloqueciendo porque el terror me había adomercido el cuerpo,no quería morir,y menos de aquella forma.
-Heber- dijo papá mirando a los lados con atención.-¿Escuchas eso? ¿Qué es?-.
¿Papá también podía escuchar los gritos de los ángeles? Estaba en lo cierto,era el fin del mundo.
-¡Mira allá!-exclamó señalando hacia la nada.
Volteé la cabeza.-¿Qué cosa,adonde?-.
-Allá hay alguien-dijo con apuro.
-Yo no veo nada papá-.Sólo veía una extenso llano de desierto.
-Detrás de aquella meseta-señaló.
Entrecerré los ojos y era verdad,jamás había notado la pequeña meseta que atravesaba el desierto.Detrás vislumbré a una persona,movía los brazos rápidamente arriba de su cabeza,como si tratara de hacernos señas.
-¡Si lo veo!-exclamé con una extraña sensación de esperanza.
-Vamos- dijo papá levantando a mamá.
La meseta se hallaba a unos treinta metros de donde estábamos y aquel tsunami nos pisaba los talones.
-¿Donde vamos Alberto?-balbuceó mamá.
-Ya casi llegamos Isabel,aguanta-.
El suelo se sacudió mas fuerte, apenas nos podíamos mantener en pie,ya podíamos sentir las gotas saladas cayendo sobre nuestro rostro.
El hombre detrás de la meseta nos alentaba eufórico.
Pero no podíamos llegar, era una distancia enorme considerando la velocidad a la que venía el tsunami.Papá y yo hacíamos un esfuerzo sobrehumano,pero veía todo borroso y sentía que mi espinazo se iba a romper.Caímos otra vez rendidos.
-Isabel,lo siento,pero no puedo resistir más-dijo papá exhausto.
-¡Mamá vamos ya casi llegamos!- insistí.
-Sálvate hijo, corre-dijo ella.
-No voy a dejarte,ni loco voy a dejarte-dije abrazándola con fuerza.
-No puedo correr,siento que el corazón me va a estallar y me duelen los huesos,perdona hijo,siempre quise estar a tu lado,nunca te dejaría,sabes que a pesar de esto no voy a dejarte-.
-¡No!- gemí.
-Heber-dijo papá.-Sálvate yo me quedaré con tu madre-.
-No Alberto,deben salvarse,debes cuidar de tus hijos-replicó ella sin aliento.
Y el gigantesco maremoto se erigió desafiante a unos pocos metros nuestros.
-Mamá…-dije finalmente.
-Te amo hijo,siempre lo haré-me miró fijamente con aquellos ojos moribundos,luego su mirada se fue al cielo.Papá se aproximó y le besó los labios,luego me agarró de la mano y corrimos sin cesar hacia la meseta.
-¿Tenemos tiempo?- dije lloriqueando.
-Bastante para llegar allá lo antes posible-contestó.
Podía sentir las espuma zumbando en mis oídos, las gotas que arrojaba el oleaje cada vez eran mas numerosas.Finalmente llegamos a los pies de aquel montículo.Arriba un hombre de avanzada edad nos ordenaba que escalaramos lo antes posible.La cornisa no estaba tan alta,era una meseta mediana como de unos dos metros.Papá me alzó y me sostuvo en sus hombros para que subiera primero.El anciano me alcanzó su mano y me impulsó hacia arriba.Me hallaba justo al borde de la meseta.Miré con preocupación hacia abajo,papá luchaba por hacer hincapié en la pared rocosa para escalar.
-¡Rápido papá!-.
Y en un abrir y cerrar de ojos las tierra saltó con furia,el borde de la cornisa al que se aferraba papá se quebró y cayó afortunadamente boca arriba para proteger a la bebe.
-Ayúdelo a subir por favor- le rogué al anciano.
Una ráfaga mezclada con espuma nos empujó hacia atrás.
-Soténme los pies-me ordenó.Me aferré a sus tobillos con fuerza y el hombre se estiró sobre la pared con los brazos extendidos.-¡Agárrese con fuerza!-le dijo a papá tomandolo de los antebrazos.Hizo fuerza hacia arriba y yo luchaba por no soltarme de sus tobillos.Luego de tanto esfuerzo nos hallábamos los tres a salvo.
De improviso la tierra tembló nuevamente pero con una virulencia cien veces mayor,era como si estuviésemos encima de una alfombra que alguien sacudía.
-¡Acuéstense!-gritó el hombre.Lo hicimos sostenidos al borde contrario para no caer.Parecíamos sardinas saltarinas.-Cuando yo diga van a saltar al otro lado- dijo.
En un instante todo se silenció y el temblor apenas se convirtió en una vibración imperceptible.
-¡Ahora!-gritó apoyando las palmas en el borde, saltando al lado contrario.
Todo pareció estallar,la enorme muralla de agua chocó con estruendo contra la meseta y nosotros brincamos envueltos por el brillo cristalino de los chorros que nos empujaban,esto nos permitió llegar al otro lado justo a tiempo antes de que nos envolviera por completo.
-¡Heber!-gritó papá espantado tomando mi mano.
Y caímos desplomados cerrando los ojos para no ver el inminente fin,pero…¡que sorpresa! No sentía el peso de miles de litros de agua aplastando mi cuerpo,me sentía fresco y a salvo.Me levanté sobre mis rodillas y vi a cuatro personas que no me quitaban los ojos de encima.
Uno era un hombre robusto y panzón,llevaba una enorme jardinera grasienta con unas botas.Al lado se hallaba otro con un uniforme blanco y un sombrero,era delgado y alto,se veía muy formal.Después estaba una chica muy hermosa,de pelo largo y negro y una tez blanquísima a la cual adornaban dos ojos verdes.Frente de ellos se encontraba el anciano que nos había ayudado anteriormente,parecía analizarnos con atención.
Se acercó a mi con gesto confuso.-Hola nene, soy Reinald- saludó extendiéndome con gentileza la palma de su mano.
-Hola…me llamo Heber-respondí.
-¿Y papá?- pregunté.
-Se desmayó o le dio sueño al parecer-dijo señalándolo.Estaba tendido boca abajo,inmóvil.
-¡Mi hermanita!-exclamé.Aún estaba dentro de la mochila,debía estar sofocada.La saqué y noté que estaba bien,un poco mojada pero dentro de toda la locura que habíamos tenido que pasar no se encontraba afectada ni nada.
-¿Es tu hermana?- me preguntó la chica.
Asentí con la cabeza,aquella mirada penetrante me inhibía.
-¿Me dejas tomarla? Hay que cubrirla con algo,debe estar entumecida- dijo.
La tomó con delicadeza en sus brazos y la tapó con su campera.
Debía estar atardeciendo puesto que apenas se veía con claridad,miré al cielo pero… ¿Y el cielo? ¿Dónde estábamos? Arriba nuestro había un techo transparente,un río que corría burlando a la gravedad.
-¿Q…qué? …¿Dónde….estamos?- apenas pude soltar unas palabras,estaba estupefacto mirando aquel fenómeno,y aquella corriente seguía su ritmo constante sin caer sobre nosotros.
-Aquí estamos a salvo,jamás podrá caer sobre nosotros- me leyó el pensamiento aquel misterioso anciano.
-Pero…¿cómo es posible? ¿Ese es el tsunami?- pregunté incrédulo.
-Exactamente- dijo.
-¿Porqué está allá arriba?-dije todavía boquiabierto.
Me miró sonriendo pícaramente y me dio la siguiente explicación: al estar a pocos kilómetros de la costa el agua venía a una velocidad increíble de ochocientos kilómetros por hora ,esto era un fenómeno nunca visto puesto que supuestamente los tusnamis al llegar a la costa pierden fuerza en relación inversa con su tamaño al disminuir la profundidad oceánica ,eso quiere decir que en mar abiero adquieren aún mayor fuerza al poseer más masa y pueden recorrer miles de kilómetros hasta llegar a la costa donde inevitablemente su masa disminuirá y con esto su fuerza,pero aquellas olas,son…colosos imagínate cuantos kilómetros pueden viajar esas cosas arrasando toda la superficie terrestre ¡es un caos! No quiero ni imaginarme cuánto habrán medido antes de llegar a la tierra.
-Entiendo señor,pero...aún no entiendo como seguimos con vida,intactos,aquí abajo-contesté.
-¡Uy! Pero que lento eres chico,es por eso que no me gusta el nivel de enseñanza hoy en día,ha disminuido bastante,se burlan de su capacidad intelectual.Es claro que al viajar con esa velocidad el agua crea una presión justo al pasar por encima de la ladera, creando un vacío-explicó.
-Aah ya entiendo,el borde es lo que nos salva, es como lo que me explicaron una vez en la escuela durante un simulacro sísmico,era algo llamado el ``triángulo de la vida´´-respondí.
-Mmh podría decirse que es algo similar,sólo que digamos que esto es un ``triángulo de la vida especial´´ sólo aludiendo al tsunami,ya que el agua no es un objeto sólido,no es como se explica ésta teoría en relación a un terremoto,es diferente,básicamente se explica que en los terremotos la persona puede salvarse si busca un objeto que cree un ángulo de noventa grados con el suelo puesto que si se da la ocasión de que caiga una viga del techo o cualquier otro objeto de igual longitud éste objeto será comprimido por la viga y el espacio que quede será donde la persona esté resguardada,una teoría no del todo creíble,pero interesante-terminó satisfecho.
-Interesante señor,es algo loco…y usted ¿cómo sabe tanto? Lo explica bastante bien-dije.
Comenzó a reír y luego añadió.-Puede decirse que he estudiado mucho sobre el océano y sus fenómenos sísmicos,soy profesor de geología.Y debo decir que ésta maravilla me dejó tan atónito como tu cuando lo descubrí gracias a las circunstancias de la vida y un poco de suerte,si esto no hubiese funcionado estaría durmiendo con los peces también como mucha gente-.
Se me vino a la mente una imagen de mamá tendida sobre el desierto,siendo arrastrada,tapada por el manto de agua.
-¿Cómo llegó aquí? , usted y los demás…- inquirí.
-Cuando iba viajando por la carretera en dirección a Vendaval y ví que la cosa se ponía fea arriesgué por desviarme y conducir por el desierto todo lo que mi tanque de gasolina permitía.Pero al ver que el maremoto no paraba de crecer hasta lograr aquel tamaño abismal me asusté y decidí buscar refugio-explicó.
-¿Y se ocultó aquí?-.
-Así es- dijo.-Fue mera casualidad,me encontré con estas personas que también se ocultaban detrás de esta meseta.Que por cierto no te he presentado-.
-Él es Hernan,estaba tirado en la ruta y me pidió que lo acercara a Vendaval,pero lamentablemente terminamos los dos aquí- explicó mirando al hombre de la jardinera.
-Así es,tuvimos un destino inesperado- dijo el otro con una seriedad notoria en su rostro
-Yo soy el Capitán Chamberley,un gusto- saludó el hombre con el elegante traje,pude notar (ahora que lo veía mas cerca) un parche bordado en su camisa en el que figuraba un ancla roja con las iniciales T.T.C,su sombrero tenía el mismo logo.
-¿Usted es marinero?- pregunté.Mi curiosidad se debía a que había visto hombres con los mismos trajes en el puerto cuando acompañaba a mi padre a hacer compras.
-Vaya que eres curioso chico,pues sí,en realidad soy CAPITAN de un catamarán,me dedico a hacer viajes turísticos organizados por mi clan, los Tripulantes Turísticos del Catamarán- dijo con cierta actitud orgullosa.
-Guau,me encanta los viajes marinos-aprobé.
-Me alegro que así sea,sólo a los débiles carente de espíritu aventurero les asustan los siete mares-.
¿Siete mares? Había oído esa expresión en las películas de piratas por lo que me parecía gracioso que lo llamara así en vez de decir simplemente ``mar´´.
-Y aquella linda niña que vez allá es Ivonne- dijo finalmente mirando a la muchacha que aún tenía a mi pequeña hermana en brazos.
-Y yo Alberto,saludos a todos los terrícolas- se oyó la voz de su padre a sus espaldas.
-¡Papá!- exclamé corriendo a sus brazos con alegría.
-Lo hicimos gracias a tu mamá,su espíritu seguramente nos dio fuerzas para escapar-dijo entre lágrimas.
-Papá…estamos vivos,los tres vivos aún somos una familia,y mamá está con nosotros, eso lo sé,lo presiento-contesté.
-Bienvenido señor- saludó el Reinald.
-Hola,mucho gusto y etcétera- respondió papá.-Ahora si no es mucha molestia…¿alguien me puede explicar qué carajos está pasando?-dijo mirando con los ojos como platos hacia arriba,donde la corriente seguía su curso como si nada.
-Ya me lo explicó el profesor papá.La corriente del tsunami es tan fuerte que al chocar con la meseta pasa por arriba-dije.
-¿Uh?- replicó papá confuso.
-Creo que a tu papá le cuesta un poco mas comprender que a ti,deberías sentirte orgulloso-dijo graciosamente Reinald.
-Y…¿Cómo se supone que salgamos de aquí- inquirió papá.
-Mi idea era seguir hacia el Este cuando la corriente pare.Debemos atravesar todo el desierto hasta encontrar civilización-explicó Reinald.
-¿Todo el desierto? ¿Acaso está loco?- dijo.-Son millones de kilómetros hasta que encontremos ayuda-.
-Tal vez,pero es mejor esa opción que quedarnos aquí como suricatas hasta morir de hambre.Además estuve calculando el tiempo aproximado entre los intervalos en los que el tsunami cae y se va.Nos dá por lo menos unas doce horas de tiempo para caminar,pero debemos hacerlo en la mañana que es cuando la marea está serena ya que en la noche es el problema,cuando la marea crece es mucho mas peligroso toparse con un tsunami-.
-¿Mientras mas tarde sea más corremos el riesgo de morir?- dijo papá.
-Así es- respondió Reinald.-El tsunami comenzó exactamente a los ocho de la tarde,por lo que la corriente disminuirá recién a las seis de la mañana-.
-¡Oh! Si que es potente-dijo papá sorprendido.-Un tsunami normal solo arrasa con todo y se va,pero este…abarca kilómetros y kilómetros.
-Eso es lo sorprendente de este fenómeno-concluyó el profesor.
-Pero no tenemos víveres- prosiguió papá.
-Tengo un poco de agua y sándwiches que alcancé a sacar de mi baul.Es muy escaso ya que es un poco de comida que preparé para mí antes de partir,pero mejor que nada-.-Ahora debemos descansar bien para estar preparados en la mañana,a las seis en punto debemos estar saliendo rumbo al este.
-Qué emocionante-dijo con sarcasmo la chica que se hallaba acurrucada contra la pared de la meseta aún con la bebe en brazos.
Pude sentir la punta de los dedos de mis pies entumecidos,aquel lugar se tornaba como una cámara frigorífica durante la noche.Mis manos por poco estaban cubiertas de escarcha tuve que sacudirlas un poco para poder flexionar los dedos.A mi lado papá continuaba durmiendo,Ivonne también dormía aún apoyada en la pared con mi hermana.Estaban todos,menos…el profesor,no veía al profesor en ningún lado.Pude oír un ruido apagado a lo lejos,y entonces lo ví.Me aproximé hacia Reinald,todo era un lodazal,de un dia al otro ese desierto mas seco que la lengua de un camello había cambiado dando el aspecto de un pantano.
-¿Qué hace Reinald?-.
-Nada,solo observo el terreno y trato de encontrar algo de agua en estos cactus que de por sí ,son muy escasos-dijo.Sobre su espalda colgaba un pequeño bolso.
-¿Ya nos vamos?- inquirí.
-En unos segundos más partiremos,hay que esperar que se seque un poco todo el barro,no queremos agotarnos demasiado teniendo que luchar como locos entre ciénagas y pozos-.
-Entiendo,solo espero que marchemos rapido,tengo miedo que mi hermanita enferme-.
-Por supuesto,hay que tener mucho cuidado con la bebé también,pero de eso nos encargaremos todos no te preocupes,estará bien- dijo con voz calma Reinald sacando un cuchillo de su bolsillo,cortó un cactus por la mitad y comenzó a exprimirlo contra la boca de una botella,apenas salía una sustancia viscosa.
Hernan,aquel mamut humano que levantaba polvo al caminar sobre la tierra seca llevaba cargado un bolso que Reinald le había pasado con provisiones,papá caminaba a mi lado y Ivonne llevaba a la bebé sobre su brazos.Dejamos atrás la meseta a eso de las nueve de la mañana ,mucha diferencia horaria en cuanto a lo que había propuesto el profesor,por lo cual debíamos apurarnos lo antes posible por encontrar refugio.``Lo mas importante es detenerse en un buen lugar que nos sirva como fotaleza,de esa forma estaremos respaldados por si nos agarra el tsunami desprevenidos´´ había dicho el Reinald.
El capitán Chamberley también nos seguía con un caminar elegante y cuidadoso.No sabía nada mas de él a excepción de que era el líder de una tripulación turística.Por lo que mi curiosidad me ganó y pregunté con cierta timidez: -Disculpe capitán ¿puedo pregunarle algo?-.
-Adelante joven cuanto mas interesante sea la pregunta y si se trata de embarcaciones o navíos en el océano mejor-.
-Ehm no es justamente eso,solo que …bueno el profesor nos contó de su llegada detrás de la meseta junto a Hernan y como comenzaron su supervivencia ocultados ahí,pero usted…-dije.
-¡Oh! Jaja ¿te preguntas como llegó un Capitán tan importante como yo a este desierto inundado de calamidades?- dijo él.-Bueno,como verás hace unos días atrás probablemente-,
-¿Qué es una calamidad?-inquirí.
-Ahora no niño no me interrumpas,no soy profesor de lenguaje de todas formas,pero si quieres que te cuente mis desventuras presta atención…-.
``No recuerdo hace cuanto comenzaron estas desgracias,calculo que hace cuatro o tres dias,no sé.Lo que si recuerdo con certeza es que ese día estabamos a punto de zarpar en un viaje turístico por la cadena de islas de Totóra.Teníamos una tripulación escasa ese día,apenas una familia de italianos y otros escoceses,no nos había ido muy bien con el negocio como en otras cirscuntancias.
Durante el viaje un compañero mio advirtió el extraño comportamiento del cielo,que había cambiado de ser un dia radiante a un deprimente gris.Minutos depues el catamarán había empezado a mecerse con brusquedad,la gente a bordo ya mostraba signos de incomodez.Pero pudimos tener el mando contra la corriente y el oleaje,aunque solo por un tiempo,unas horas mas tarde comenzaría el Apocalipsis.No sé cuando ocurró ni cómo pero ya me encotraba en la cornisa de aquella monstruosa masa acuatica.El timón ya no servía de nada,sólo giraba incontrolablemente como una ruleta.Salí a la proa y descubrí que no había nadie,recorrí el catamarán por arriba y por abajo,no había rastro alguno de la gente.El miedo me invadio cuando vi que estaba a mas de ocho metros de altura,y que aquella ola me conducia con un destino incierto hacia mi perdición.Estuve en la cima durante horas hasta que la ola cayó,pero milagrosamente el catamarán se pudo mantener estable a flote mientras descendia a toda velocidad por aquella cuesta de agua.Cuando el oleaje se transformo en una corriente infernal me golpeé la cabeza contra el borde de la popa por lo cual no recuerdo nada,lo unico que sé es que cuando desperté hallé solo pedazos de lo que fue mi amado barco y tirado sobre unos matorrales,mi preciado timón´´.Dicho esto una delgada lagrima se deslizo por sus finas facciones.
-¿Y luego encontró la meseta?-inquirí.
Me miró tristemente y asintio.
Ivonne tampoco me había contado su historia,se veía como una chica reservada y huraña,aunque guardaba en su interior una intensa ternura hacia criaturas tan indefensas como mi hermanita,desde que la había tomado en sus brazos jamás la soltó,como si fuera ella la que tratara de buscar consuelo en la pequeña.
-Ivonne-dije suavemente,mi lengua estaba reseca como charqui.
Ella giró su mirada,aquellos diamantes intensamente verdes destellaban como un tesoro perdido en el desierto.
-¿Si?-.
-Yo,quería saber tu historia…- dije con inseguridad.
-No quiero hablar de eso- dijo a secas.-Ni tampoco te debería interesar-.
Lo comprendía,a los niños nadie les daba importancia,creían que era un tonto como muchos,pero no,siempre me consideré muy reflexivo respecto a algunos temas,toda mi vida me interesé en descubrir y aprender.Pero frente a esa chica de no más de dieciocho años yo era un simple niño entrometido que hablaba falacias.Lo sabía…tal vez si hubiese sido un poco mas mayor aquella chica no me habría herido con aquellos indiferentes y fríos ojos verdes.
El sol destellaba como el infierno,el aire pesaba sobre nuestras espaldas,fue entonces cuando la voz del profesor resonó:-¡Miren!-.
Todos levantaron la vista al mismo tiempo,pero no había agua,ni mas comida,ni refugio,nada.Simplemente una muralla alargada de tierra rojiza,otra meseta,igual a la otra pero un poco mas pequeña.
-Descansaremos detrás de esa meseta,no podemos arriesgarnos a…-.Y en ese instante la tierra remeció y un rugido anunció la llegada del…
-¡TSUNAMI!-vociferó Hernán.
-¡Todos corran detrás de la meseta!-ordenó Reinald.
El viento húmedo rozaba mi rostro,volvía a sentir la sensación de pánico,volvía a recordar a mi madre,su imagen se reflejaba en el firmamento.
-Heber ¿Qué te pasa? ¡corre!- me sacudió papá tomando mi brazo.
Todos saltaron la muralla de la meseta hasta el otro lado sin mucha dificultad.
-¡Deben recostarse lo mas que puedan! , ¡éste muro apenas nos cubre!- gritó Reinald.
Todo vibró alrededor,los chorros de agua salada salpicaron todo el terreno seco.Y entonces miles de miles de litros chocaron contra la pequeña muralla y a nosotros nos cubrió el milagroso vacío estrecho que se formó.La corriente continuó durante horas hasta convertirse nada más que un río plano.
-¿Y esto?-dijo nervioso papá.
-Yo…yo creía…había calculado bien los horarios,los intervalos eran exactos- dijo pasmado el profesor.
-¡Al carajo tus intervalos Reinald!-gruñó papá.-¿Tienes idea del riesgo que hemos corrido? ¿Qué hubiese sucedido si ésta meseta no estuviera aquí para ocultarnos?-.
Los dos cruzaron una mirada tensa.
-Moríamos- continuó papá.-¡La corriente nos hubiese arrastrado a la mierda!-.
-¡Papá!- intervine.
-No es cuestión de intervalos o toda esa basura.Los tsunamis vienen porque la naturaleza lo quiere, ninguna ciencia por mas exacta que sea puede predecirlos- dijo apuntadolo con el dedo en un gesto de fiera actitud.
-Perdón-dijo Reinald.-De todas formas,como tu dices nadie podía predecirlo,era relativo quedarse o no…-.
-Si ,pero ahora estoy lo suficientemente seguro de quedarme aquí y no moverme por nada del mundo- replicó mi padre.
-Y así lo haremos,debemos estar lo mas juntos posible-afirmó el profesor.-Si es lo que propones,yo no puedo estar en contra de ninguno de ustedes,esto no es una democracia ni tampoco soy su líder-.
Nunca había encontrado el cielo tan magnífico,en aquel enorme manto negro se hallaban millones de estrellas salpicadas como pintura plateada.
Súbitamente oí un murmullo.Miré a mi lado y ví a Reinald diciéndole algo a papá.
-¡Ahora encontré la solución!-exclamó el profesor.
Papá se encogió asustado frotándose los ojos.
-¡Reinald! ¿Qué le sucede está loco? Estaba durmiendo- reprochó.
-Es acerca de los intervalos y un mal cálculo con el espacio-tiempo- dijo ansioso.
-¿Eh?-.
-No es que hayamos salido de la otra guarida tarde,eso obviamente influye,pero también…-se detuvo pensativo.-También influyen los kilómetros recorridos por el tsunami,cuanto mas tengan que recorrer mas inestable va a ser su curso-.
-¿Eso no lo había mencionado ya?-intervine yo.
-Si,pero mi explicación es que cada tsunami es mas grande que el otro y esto afecta también al espacio y los kilómetros recorridos.Éste ultimo debió haber sido de dimensiones desproporcionales lo cual lo lleva a ser mas fuerte que los demás-.
-¿Y cómo afirma esa teoría?- replicó papá confuso.
-Todo se basa en teorías y es relativo señor,porfavor,esta vez sepa creer en mi intuición-.
-Jamás,la ultima vez que creímos en sus sandeces casi morimos-contradijo papá.
-Mire,le juro que haré lo posible,nadie morirá y si no lo hemos hecho hasta ahora es también por el destino,a pesar de que confío fuertemente en la ciencia también creo en el espíritu-.
-Creí que era ateo-.
-No,eso ya es moda hoy en día,simplemente soy un tipo químico-creyente-dijo satisfecho.
Y con la voluntad de la palabra del señor Reinald partimos muy temprano en la mañana para no fallar en la ``teoría del horario´´ a pesar de que no era muy acertada.
-Y si usted afirma que cada vez los tsunamis son mas grandes que su antecesor por lo cual viajan con mayor velocidad ¿Cómo vamos a calcular el tiempo en el que vienen?-preguntó papa.
-Eso no se puede definir como ya dije,sin embargo,hay que restar un tercio de tiempo mayor al tiempo en el cual cayó el tsunami anterior,ya que a mayor velocidad,mayor línea temporal van a ocupar-explicó.
-O sea que cada vez nos va a quedar menos tiempo para escapar-.
-Exacto,por eso hay que estar preparados,y buscar un refugio ideal para protegernos de la ultima barrida del ``tsunami apocalíptico´´-.
-Buen nombre,aunque yo lo llamaría ``Oleitor´´-dijo con humor papá.
Y así continuamos nuestra travesía y a medida que caminábamos todos se percataban de que cada cien metros había una meseta cada vez más pequeña a la anterior.Y como el tiempo para escapar era cada vez menor debíamos ocultarnos a cada rato tras ellas .Ya era un hábito,caminar durante no más de tres horas y ocultarse tras la pared para ver pasar un techo de agua turbia.
Como bien dije hicimos durante cuatro días la misma rutina,caminar y ocultarse.Algunas noches estábamos realmente exhaustos y nos deteníamos a descansar y comer unas pocas migajas de lo que quedaba de los sándwiches de Reinald y beber un solo sorbo de la cantimplora que apenas tenía menos de un litro de agua.-¡Por fin!- vibró la pesada voz de Hernán.Nos quedamos perplejos observando la fachada del rancho que se hallaba insatalado en medio del desierto.
-Es,es imposible-dijo en apenas un susurro el profesor.
-¿Qué es imposible Reinald? Usted mismo lo está viendo con sus ojos.No es momento de suposiciones lógicas,en marcha- respondió papá.Y todos nos adelantamos hasta el frente de aquella casa,estaba casi en ruinas pero sus muros,aunque deteriorados,presentaban un aspecto sólido y firme.
Papá acercó sus nudillos a la puerta.Toc toc se sintió un eco dentro del rancho.Nadie respondió.
-¡Hola!-gritó por la rendija de la puerta…nada.-Permiso-nos dijo haciéndonos a un lado.Tómo carrera y con toda la fuerza de su hombro asestó un golpe seco a la madera añeja que cedió inmediatamente.-Entren rápido-dijo.
-Espere no sabemos quién habita este lugar- intervino el profesor.
-La seguridad es lo primero- dijo papá sin ganas.
Adentro el aire estaba impregando a vino y humedad.Aquella casa estaba a punto de venirse abajo en cualquier momento,los pilares que sostenían el techo estaban corroídos y la pintura descascarada.Ninguna habitación tenía puertas y estaba sumamente oscuro salvo por los pequeños rayos que se filtraban por las ventanas rotas.
-Revisen la cocina por si hay comida o agua- propuso papá.
Abrí una alacena pero lo único que conseguí fue que una nube de polvo me llenara los ojos.-¡Puaj! Aquí no hay nada,éste lugar esta completamente abandonado- dije mirando a Ivonne que estaba dada vuelta mirando asustada a algo.Todo se tornó silencioso ¿Qué pasa? Pensé intrigado dándome la vuelta.Todos permanecían inmóviles frente a un hombre que sostenía un arma apuntándolos amenazante.
-Quédense quietos – ordenó con voz ronca mirándolos atentamente como una hiena.
-Tranquilo,solo estamos buscando refugio,no sabíamos que alguien vivía aquí,buscamos solo ayuda- dijo calmamente papá,aunque se notaba una cierta inestabilidad en su voz.
-Váyanse-dijo el hombre sin más.
-Muy bien,entonces nos vamos, pero baje el arma- dijo el profesor con voz decidida.
-No,largo de aquí- repitió apretando con fuerza el mango de su pistola.
Papá me rodeó con el brazo y salimos todos rápidamente en fila india por el frente.
-¿Qué carajo le pasa a ese sicótico?-dijo molesto Hernan.
-No sé,pero es mejor que salgamos de aquí cuanto antes,prefiero morir ahogado por un tsunami que por un balazo- contestó Reinald.
-No,tenemos que hablar con él- aplicó papá.
-Pfff bueno adelante,recibe tu agujero en la frente tu solo- contradijo Hernán.
-Tal vez tenga comida,tiene hasta un techo para protegerse- dijo papá.
-De todos modos esta casucha no resistirá más,hasta estoy asombrado que aguante toda esa fuerza descomunal de la corriente- dijo el profesor-.
-¡Oigan!- gritó aquella misma voz ronca,esta vez con tono amigable.El extraño hombre que los había obligado a retirarse de su casa estaba parado en el umbral de la puerta.
-Disculpenme…- dijo.-Yo creí que querían robarme,estoy bastante nervioso,he estado aquí durante días-.
-Porque se ven ladrones muy a menudo por estos lugares ¿no es cierto?- dijo irónicamente Hernán.Papá le dirigió una mirada iracunda para callarlo.
-Uno nunca sabe-continuó el hombre,al parecer la exhaltación de hacía unos instantes lo había abandonado.Ya no tenía aquel rostro sombrío y el arma colgaba en su cinturón.-Además andan con un niño y un bebé,no los había visto,perdónenme-.
-Está todo bien- respondió papá.-La casa,¿es segura?- dijo papá observándola.
-Bueno,al menos a mí me ha servido mucho desde que se fue todo al carajo- dijo mostrando una sonrisa amarillenta.-Vengan que les muestro-.
Ingresamos otra vez a aquel aposento derruido.El hombre nos llevó por un pasillo que dividía las habitaciones laterales hasta llegar a una sala pequeña en la cual no había nada.
-Miren-dijo apartando con el pie una alfombra que era lo único que adornaba aquella habitación.Debajo de ésta apareció oculta una escotilla.Jaló de la manija y una nube de tierra se levanto, y a medida que se desvanecía dejaba ver un hueco obscuro.
-Esto es mi secreto,el porqué estoy aquí-dijo el hombre.-No hay manera de que la ola me atrape bajo tierra ¿acaso creyeron que soy tan idiota para permanecer oculto en una casa a la cual fácilmente el agua puede tirar como una montaña de naipes?-.
Todos lo miraron recelosos,el hombre hizo una mueca de desconcierto y de un saltó se metió por el agujero.Luego asomó su cabeza.-Acá hay comida ¡vengan!- dijo.
-¿Es seguro?- preguntó papá.
-Bueno si quieren pueden quedarse acá arriba a esperar a que la corriente los despedaze a la velocidad de la luz- dijo con sarcasmo éste.-Ése no es mi problema,yo ya he cabalgado varias olas en mi juventud cuando hacía surf,¡pero no creo que nadie pueda contra eso!- aplicó con una risita.
Allí adentro estaba completamente obscuro y mojado.Sólo se oían nuestras respiraciones.
-¿Han comido algo?- se oyó la voz de nuestro anfitrión desde algún lugar de la oscuridad.
-La verdad que no,traíamos comida pero era muy escasa y se nos acabó hace como tres días-dijo papá.
-¿Tres días sin comer? Wow! Me imagino que la caminata debió ser un infierno para ustedes-.
Nadie dijo nada y retornaron las respiraciones incómodas.Una chispa apareció de la nada y luego el rostro del hombre apareció flotando en la negrura.Sostuvo el encendedor encendido mientras buscaba algo en su chaqueta,luego sacó un cigarrillo y encendió la punta de éste.
-Déjenme buscar algo- dijo sin soltar el cigarro de sus labios mientras sostenía el encendedor todavía encendido.
Se dirigió atrás iluminando todo con la pequeña llama.Se oyó el ruido de latas y cajas.El hombre hurgueteó durante un tiempo entre todos esos trastos y después regresó a sentarse a nuestro lado.-Encontré esto,creo que es lo único que me queda,hay mas vino que nada en esta casa-dijo con una risita culpable.Y de una caja de cartón sacó una bolsa.
-Toma pequeño-dijo entregádomela.
La tomé y no podía ver claramente qué era.La abrí y olfatee su interior,era un olor a cuero viejo o algo similar.
-También había una lámpara de aceite pero se me rompió y ahora debo pasar las noches enteras solo y a oscuras- dijo.
Saqué del interior de la bolsa lo que parecía ser una lonja de algo áspero.
El hombre encendió nuevamente la llama y pude ver su rostro misterioso observándome.
-No hay que hacer tanto tramite cuando se tiene hambre- me dijo.-Hasta las culebras son deliciosas- aplicó lamiéndose el labio superior.
Llevé aquella lonja a mi boca,su gusto era salado y efectivamente hasta sabia como cuero, no podía ni masticarlo era duro.
-¿Qué es esto? ¿Cuero?- inquirí intentando tragarme esa cosa.
-No,charqui,pero diría que no hay mucha diferencia,la carne de caballo mire por donde se la mire,es dura como piedra- explicó.
¿Carne de caballo? Mis pupilas se dilataron y mi garganta chasqueó.Creí que iba a vomitar pero solo escupi.El hombre me miró con una sonrisa.
-No tires la comida Heber,es lo único que tenemos,no podemos darnos ese lujo- me recrimino papa.
-Jaja,comprendo,los caballos son seres tan…hermosos,y peligrosos al mismo tiempo,me he roto tres costillas montando uno hace unos meses en el campo- contestó riendo.
-Y usted ¿Cómo planea escapar de aquí- dijo una voz femenina.Al fin Ivonne hablaba después de tanto tiempo.
-¿Escapar?-repitio el hombre con cierto tono agudo.-No planeo,simplemente permanezco aquí,no estoy esperando que nadie venga porque se que eso nunca sucederá,tratare de aguantar aquí hasta que el destino se de,para bien o para mal,pero de ningún modo dejare que esas olas me lleven- respondió mientras nubes de humo blanco salían con sus palabras.
-Pero de una forma u otra tiene que tener una estrategia o algo para salir adelante,sino ¿Cómo llego aquí?-sonó la voz del profesor.
-Bah, cosas del destino- respondió llevándose nuevamente el cigarro a la boca.
-¿O sea que se lleva todo a la ligera? ¿pone todo a manos del destino?- intervino papa.
-Asi es mi vida viejo,así ha sido siempre y nada me hará cambiar- dijo con tono relajado.
-Me sorprende que todo le importe un carajo,quisiera tener su virtud,pero la verdad que no hubiese durado un dia mas si asi fuese- concluyo papa.
Durante la noche oí unos leves quejidos que provenían desde un lugar muy próximo allí abajo en aquel mugroso sotano,donde todos dormíamos.Luego sentí algo aspero que rozaba mis piernas,y aquel chillido otra vez…ratas.No le temía en los mas minimo a las ratas,es mas,yo tenia cuatro hamster y una rata blanca pero había tenido que regalárselas a mis dos tios por razones obvias,mi mama les tenia pánico ¿Las ratas sabrían bien? Mi estomago rugia pero trate de sacudir aquel raro pensamiento rápidamente de mi mente.
A la mañana siguiente me desperté todo entumecido y en un charco que cubria hasta mis pantorrillas.
-Muy bien Albert-dijo el profesor con convicción.-Escuchame bien,he descubierto varias vigas del techo rotas con unas goteras preocupantes,si no hacemos algo hasta este punto dormiremos con los peces en menos de lo que canta un gallo-.
-¿Cuánto crees que medira el próximo tsunami?- pregunto papa.
-¿Y me lo preguntas a mi?-respondio Reinald con cierta frustración.-Mira ya no sé si el tamaño de las olas importa,de un modo u otro nos ahogaran si no arreglamos este techo,asi que manos a la obra-.
-¿Y las herramientas?- contesto mi padre.
-Preguntale al patrón donde las guarda si es que tiene algunas- dijo el profesor con desgano.
-¿Herramientas? Pfff me preocuparía mas bien por una tira de costillas de cerdo asadas que por eso- rio el hombre que había dicho aquella mañana que se llamaba Benjamín.
-Es en serio Benjamin- dijo mi padre con voz grave.
-No,no hay,tengan en cuenta que esta casa no es de un maldito granjero o de algún infeliz mecanico,simplemente es una casa en ruinas en medio de un desiero ¿a quien carajo se le puede pasar por la mente si quiera que haya una migaja de pan aquí?-dijo irritado pateando el suelo.Estaba demostrando hacía rato su bipolaridad.
-Lo cubriremos con aquellas bolsas de nylon- propuso Reinald.-Las colocaremos de modo que reciban toda el agua suficiente,no duraran ni un rato,pero algo es algo-.Y extendieron las bolsas bajo las grietas del techo procurando que quedaran bien firmes para recoger toda el agua.
Pasé todo el día con mi hermana en brazos,pensando en cosas acerca de mi madre,llevaría un buen tiempo en el que pasaría recordándola,nunca la podría olvidar lo sé.Ivonne se acercó a mi con sus ropas empapadas y se sento a mi lado.
-¿Tendra hambre?-me pregunto.
-Puede ser…-dije.
-Yo igual los extraño como tu a tu madre- me dijo con voz dulce.Siempre la había oído con aquella voz de niña ofendida,me sorprendia que me hablara de ese modo y además ¿Cómo sabia lo de mi madre?
-Cuando ibamos de regreso a Vendaval un loco nos frenó y nos robó el auto.No nos mató,pero es como si lo hubiera hecho dejándonos a la deriva- contó Ivonne.
-¿Y como sobrevivieron?...Bueno tu ¿Cómo es que estás viva?-.
-El tsunami no agarró- dijo casi sin voz.-Fue una sensación extraña,es como algo pesado cuando te choca,como un golpe de apenas unos segundos y luego te sientes volando a una velocidad extraordinaria,como viajar dentro de una burbuja-.
Abrí grandes los ojos,no podía creerlo ¿era cierto lo que me contaba?
-Había un árbol en el desierto,una rama de la cual quedé atrapada por suerte.Aguante la respiración todo lo que puede.El dolor era insoportable,sentía que mis brazos iban a ser arrancados por la corriente,pero me aferré con todas mis fuerzas,soporté y lo logré-.
-Es increíble…-dije sin mas.
Ivonne me conto mas de su trayecto,hablamos durante horas hasta el atardecer,cuando toda la casa se remeció.Un sonido,como un silbato sonó sobre nuestras cabezas,era algo que jamás antes había oído.
-Es el Apocalipsis- susurro Benjamin.Y el suelo saltó con potencia haciendo que nuestras cabezas chocaran contras las vigas del techo.
-¡Rápido pongan las cajas,las ollas,todo lo que sea posible!-ordeno Reinald cuyo cuerpo se estremecía de un lado a otro,apenas pudiendo mantenerse en pie.
Estaba terriblemente asustado,mis nervios en punta,solo quería llorar en un rincón.No era aquella situación en si lo que me aterraba,si no la vida del tsunami,sabia que aquella cosa no era una simple masa de agua,tenia vida y con aquel azote había hecho dar por sabido que acabaría con todo lo que interviniera,ese era el ultimo azote definitivo.
El agua bajaba como un batallón del infierno,como el mismísimo Armagedón,nuestros cuerpos rebotaban como pelotas contra el piso incesantemente.Los cuatro hombre tomaban desesperadamente cualquier objeto y lo incrustaban en las grietas del techo.Entonces el profesor se detuvo y miró con temor en una dirección.En una esquina del sotano el agua bajaba en forma de cascada por la pared.Reinald dejo el trabajo que estaba efectuando y se froto los ojos entre sollozos.
-¡Reinald vamos que hace! ¡animo!-alento papa.Pero el no se movió y esta vez lloró en posición fetal.Desvió la mirada hacia mi,aquella mirada de dolor y corrió a abrazarme.
-Todo estará bien,ahora durmámonos- fue lo único que dijo.
-¡Todos ustedes están locos! Yo me voy de aquí-dijo Benjamin desenfundando su arma.-¡Todos nos iremos!-.
-¡Hey hey! ¡Suelta eso!-vocifero papa.
-Es el fin…papi-dijo desenmascarando una desbordante expresión maniaca.
-Benja suelta eso…- continuo antes de que algo chocara contra el cráneo del lunático.
-Lo ultimo que quiero es que me mate un loco desquiciado- comento Hernan con un pedazo de viga en la mano.
-Tome señor-dijo Ivonne acercándole a papá la bebé.-Cuidela y no deje que nada le pase.A pesar de ser una bebe,es muy fuerte y especial para este mundo-.
El agua ya nos llegaba hasta la cintura.
-Flota hijo,dame la mano-dijo papa.
No pasaron ni cinco minutos y ya teníamos el agua hasta el cuello.
-Vaya final para un capitán,es ironico ¿no creen?-dijo Chamberley tomando aire.
La madera del techo crujía y las masas de agua daban fuertes golpes contra el.
-Estamos jodidos- dijo Hernan.
-Buen viaje capitán-dijo papa.
Y la madera se abrió en pedazos con un crujido seco.
-¡Hijo escuchame trata de salir a la superficie! ¡Por mas que la corriente te arrastre intentalo con todas tus fuerzas!-grito mi padre.Con un brazo sostenía a mi hermanita alzándola lo mas posible hacia el techo.
La corriente nos arrastro junto con los restos de la casa,pedazos de tablas y concreto nos golpeaban mientras viajábamos a una velocidad frenetica rodando descontroladamente.Sentía que la presión iba a causar que se me salieran los ojos ya no resistía,el aire se me estaba agotando y sumándole la desesperación que me invadía era imposible que pudiese aguantar mucho mas.
Por mas que cerrara los ojos éstos es abrían involuntariamente a causa de la corriente,la boca también la tenía abierta y ya había tragado bastantes litros de agua.Hasta que finalmente me rendí,mis musculos agarrotados cesaron de luchar y quedé como una cascara de banana flotando en la nada,mis sentidos se apagaron aunque aun podía oir aquel sonido como un bombo que golpeaba mi cabeza y mi corazón.Todo se torno de unos maravilloso colores y lucecillas destellantes hasta que…vi la luz.Tomé una bocanada de aire puro y pude ver el mar debajo mio,por supuesto que ahora todo era nada mas que mar.Mi aleta dorsal había quedado atrapada en la red y eso dolia bastante.Salte compulsivamente tratando de escapar por uno de los espacios de la red pero no tuve oportunidad,eramos un cardumen enorme atrapado.Vislumbre el sol poniente y allá lejos en el horizonte se podía divisar un colosal calamar causando alboroto, con sus gruesos tentáculos creaba olas gigantescas.El me había arrebatado de aquella extraña pesadilla.