"¿Qué?, ¿acaso creéis que es la elección de la virtud lo que conduce al hombre a la felicidad? No, no, no. Para alcanzar la felicidad, en un mundo virtuoso, yo, el Marqués de Sade os recomendaría la virtud. Pero en un mundo completamente corrupto, yo, el Marqués de Sade os recomendaría el vicio. Si el interés general de este mundo está llevando al hombre hacia la corrupción, aquel que no elige el vicio como única vía posible de supervivencia está luchando contra el interés general. ¿Me diréis que es el vicio el que impide la felicidad y va contra el interés general? Os diría que sí, si el mundo se dividiera a partes iguales entre buenos y malos. Pero esa división deja de tener sentido en una sociedad totalmente minada por la corrupción. Un hombre que se precie como tal sabe que el vicio es la única religión posible. Porque no os atreveréis a ponerme a Dios como ejemplo de virtud, ¿verdad? Vamos a ver, ¿quién puede demostrar que Dios ama el orden y, por consiguiente, la virtud? ¿No nos da ejemplos constantes de injusticia y de irregularidades? ¿Acaso enviando al mundo la peste, la guerra, el hambre y el dolor es como manifiesta su extremo amor por el bien? ¿Por qué queréis que los hombres viciosos no sean criaturas del gusto de Dios si Este sólo actúa, como los hombres, a través del vicio, si todo es vicio y corrupción en sus obras? ¿De quién, si no, hemos recibido nosotros esas inclinaciones que nos conducen al mal? En materia de amor, más que en ninguna otra, yo, el Marqués de Sade, os digo: viva el vicio, abajo la virtud; viva el desorden, el mal, la confusión, el dolor, el sufrimiento, la depravación y la mentira; abajo la hipocresía, la timidez, el honor y la debilidad."
Adaptación del Marqués de Sade, Justine

Adaptación del Marqués de Sade, Justine




