Si, sabemos que puede ser difícil creerlo, pero la verdad es que efectivamente, ahí dentro, en algún lugar hay un Toyota MR-2
Esta versión tan especial (versión única por fortuna) se llama DragStar F1 Dragon y la verdad es que tenemos dificultades para ver que parte del vehículo se asemeja (aunque sea vagamente) a un bólido de F1 o a un dragón, porque algo es claro, Toyota MR-2 no es.
Además de los notables cambios estéticos del kit hecho por Value Progress (de ahora en adelante Devalue Regression) no hay nada más que podamos destacar de esta extraño rallador de queso con ruedas, pues a pesar de lo alargado de su nariz, aun mantiene su configuración de motor central con el 1.8L de 140 Hp de potencia, lo cual es una lástima, porque este modelo necesita imperiosamente mucho más potencia para desaparecer rápidamente de la vista cuando lo veas pasar por la calle.
Y es que la verdad si quisiéramos comentar cada uno de los notables detalles del DragStar no sabríamos por dónde empezar, puesto que hay tantas cosas que están horriblemente mal en el diseño que nos preguntamos en qué punto la imaginación del diseñador se degeneró y comenzó a obsesionarse con los conductos de ventilación y las tomas de aire.
Estamos de acuerdo que el interior, es sin duda el aspecto más pasable del DragStar, de hecho hasta podríamos decir que nos agrada, si no fuera por el tapete cuadriculado rojo y negro. Por otra parte, el diseño exterior es un bombardeo de detalles (no del todo buenos) a nuestros ojos. Son tantos que no sabemos si quedarnos con la nariz que con mucho esfuerzo podemos asemejar a la de un fórmula 1, o los recargados detalles laterales que nos recuerdan a un Ferrari Testarossa en decadencia o quizá, los 3 hilarantes alerones traseros (uno bajo el parachoques, otro a la altura de los focos traseros y el grande sobre los focos traseros).
Por suerte esta vez usaron solo un Toyota para esto, ya que hemos visto autos más caros para atrocidades similares.
