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Este gigantesco depredador más largo que un T. rex se movía con una sorprendente agilidad bajo las aguas y devoraba tiburones






Hace 95 millones de años, en África, una especie de aleta gigantesca asomaba sobre las aguas de un río. Lo que había debajo, escondido en la oscuridad acuática, es algo completamente inesperado: un depredador aún más grande que un Tiranosaurio rex, nadando con una agilidad inusitada y esperando a sus víctimas para darles caza. Este enigmático animal, bautizado como Spinosaurus, es el primer dinosaurio que se conoce capaz de vivir tanto en tierra como en el agua. Un equipo internacional de paleontólogos ha sido capaz de montar el «puzzle» de su anatomía gracias al hallazgo de nuevos fósiles en Marruecos y el resultado, descrito en la revista Science, no puede ser más sorprendente.

«Trabajar con este animal ha sido como estudiar un alienígena llegado del espacio. No se parece a ningún otro dinosaurio que haya visto», dice Nizar Ibrahim, paleontólogo de la Universidad de Chicago y autor principal del estudio. Ciertamente, el Spinosaurus es intrigante se mire por donde se mire. Para empezar, mide 15 metros de largo, tres más que el más grande de los T.rex, lo que lo convierte en el dinosaurio depredador más enorme que ha deambulado por el planeta. Además, su cuerpo muestra una serie de adaptaciones acuáticas jamás vistas en otro dinosaurio que le permitían pasar mucho tiempo en el agua -era un nadador fantástico- y alimentarse de tiburones, peces sierra y peces pulmonados. Incluso la historia de sus fósiles es compleja.



En realidad, la primera evidencia de un Spinosaurus fue descubierta hace más de un siglo por un paleontólogo alemán, Ernst Freiherr Stromer, en el Sahara egipcio, pero, por desgracia, los fósiles fueron destruidos en 1944 durante la II Segunda Guerra Mundial en un bombardeo aliado en Múnich. Al menos, las notas, fotos y apuntes de Stromer sobrevivieron.

Los nuevos fósiles, un conjunto mucho más completo que incluye partes de un cráneo, la columna axial, la pelvis y las extremidades, fueron recuperados por un cazador de fósiles local en la región de Kem Kem, en el Sahara marroquí, una zona que una vez fue un largo río repleto de vida.

Los investigadores utilizaron los restos para recrear un modelo digital de un ejemplar adulto y compararlo con otras especies similares. Así, se dieron cuenta de sus extraordinarias adaptaciones acuáticas. El dinosaurio podía retraer sus narices carnosas a una posición en la parte superior de su cabeza y utilizaba sus pies planos para propulsarse a través del agua. La cintura pélvica y las extremidades posteriores también eran más pequeñas que las de otras especies relacionadas, y el centro de gravedad parecía haberse desplazado hacia la parte trasera para facilitar la natación. El cuello, la columna vertebral y la cola de la criatura también estaban adaptados para perseguir presas bajo el agua. En su parte posterior, una vela probablemente cubierta de piel se mantenía visible cuando el animal estaba en el agua. Este cuerpo de nadador, sin embargo, le obligaba a caminar a cuatro patas cuando se desplazaba en tierra.

«Lo que más nos sorprendió fueron sus proporciones inusuales. Proporciones de los miembros como estas se ven en las primeras ballenas, no en dinosaurios depredadores», señala Paul Sereno, uno de los más famosos «cazadores» de dinosaurios, también de la Universidad de Chicago