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Este post es de mi autoría y está basado en los trabajos de Nilda Guglielmi sobre las ciudades Europeas, en su resurgimiento en la edad media europea, en principio fue parte de un trabajo para el profesorado, pero me gustaría compartirlo.



Origen de las ciudades medievales europeas
Las organizaciones urbanas o ciudades de la edad media, difieren de las ciudades de la edad antigua, en el siglo XI, según Nilda Guglielmi, se produjo un aumento de la población en la edad media, ese mayor número de gente, que no podía ya vivir en los antiguos predios, tiende a buscar nuevos horizontes. Una parte de esa población adoptará nuevos modos de vida, tales como el comercio ambulante o como artesanos. Para ejercer estas actividades, se ponen entonces, al amparo de las ciudades, de manera permanente o temporal. Debido a la presencia de estas gentes, la ciudad medieval difiere de la ciudad antigua. La nueva organización urbana, si bien controlaba o dominaba a un sector campesino, no es un ente parasitario como lo era antiguamente la ciudad.
La ciudades de este periodo, surgen con motivaciones variadas, algunas en lugares estratégicos, otras en regiones apropiadas, también las hay por intereses comerciales, no se alcanza a apreciar una tendencia homogénea en la fundación de las ciudades.
En primer lugar vamos a decir que las ciudades estaban dentro de un perímetro rodeado por muros, que servían como defensa a posibles ataques, y también delimitaban el sector propiamente urbano. Según Nilda Guglielmi, los muros y puertas implicaban límite y acceso, o sea, determinan, adentro y afuera. Tenía una función práctica, como lo era la defensa, como parte de una estrategia militar, así como también un fenómeno social, político, ideológico y jurídico.
Los agrimensores dividían las parcelas que serían luego, entregadas a los habitantes. Estas parcelas luego podían ser vendidas, rentadas o heredadas.
En un principio el espacio urbano tenía parcelas no habitadas, que eventualmente podían estar dedicadas a la agricultura, aunque luego se fueron poblando por nuevos habitantes.
La ciudad, en principio, no cedía un lugar a cualquiera, las ciudades más romanizadas, o sea, las que tenían ya una tradición urbanística, eran celosas de los extranjeros que pudiesen solicitar su entrada y permanencia en su ciudad. Encontramos también el caso de las nuevas ciudades, que se estaban formando. En este caso, es distinto, ya que ella estaba sedienta de nuevos individuos para poblar su espacio urbano, en tal caso, había un amplio margen de personas que podían ingresar y permanecer. Durante la edad media más avanzada, las ciudades, todas, fueron más estrictas con el ingreso de extranjeros, ya que sus habitantes eran muy celosos de la identidad urbanística y pretendían conservarla.
El espacio físico que ocupaban las ciudades, y su perimetría, era modificada según las circunstancias. No eran las ciudades homogéneas, sino que dependiendo de las características topográficas, por ejemplo, se construir según las posibilidades, otros cambios se reconocen, como el ensanchamiento de las ciudades, construyendo nuevos muros para ampliar su perímetro, una de las razones de esta última modificación puede ser la transformación demográfica que llegaron a tener las ciudades, un exceso demográfico que exigía una ampliación perimetral. La construcción de escaleras, calles, plazas, también era parte de las reformas ciudadanas.



Conformación de la ciudad.
Como se dijo anteriormente, la ciudad murada, presenta un aspecto físico no inmutable, o sea que era permeable a cambios.
En dichas ciudades podemos encontrar dos polos de atracción, el primero, es la iglesia, catedral, en fin, la representación de la institución eclesiástica. A partir de que distintas órdenes eclesiásticas penetraron las ciudades y comenzaron a penetrar en ella, se comenzaron a construir conventos, iglesias, catedrales. Éstas eran el centro religioso de la ciudad.
A partir de la influencia burguesa que tuvieron las ciudades, encontramos el otro polo de atracción de la ciudad medieval, el palacio comunal, que es, sin más, el centro de la vida política.
Ambos monumentos, están sitiados ante los espacios libres de mayor importancia en la vida urbana, que son las plazas. Estas plazas tienen dimensiones diferentes, política, religiosa, económica, social, estética.
La dimensión política es esencial, ya que a partir de la afirmación de la Burguesía, el centro cívico toma vital importancia. En ese espacio se desarrollaban las manifestaciones de la vida política. Este edificio tenía un balcón desde el cual hablaban los oradores y también tenían lugar en él, las manifestaciones o reclamos de la población. En relación a esta dimensión, podemos encontrar símbolos del poder ciudadanos, representadas en estatuas, que ostentaban el poder de la ciudad.
En cuanto a la dimensión económica, podemos decir que se levantaban en estas ciudades, ferias donde los comerciantes ofrecían sus productos para la venta. Los campesinos también hacen presencia en estas ferias para vender sus productos traídos de los campos que cosechan.
El resto de la ciudad estaba dividido por núcleos menores, contenidos por muros gobernados en su circulación por puertas. Estos barrios, tenían también, valores políticos, administrativos, económicos, y sociales.
En general los habitantes de los barrios los elegían según su vecindad, ya que había barrios donde habitaban los más poderosos y acaudalados, y barrios donde trabajaban los artesanos jornaleros, gente pobre, extranjeros recién llegados. Y por cierto, también hubo barrios en los que su población fue más bien desproporcionada. Habían barrios con distintas características sociales, étnicas, profesionales, etc.
Las calles y sus nombres, a veces se establecían según el gremio que tenía desarrollo en ese pasaje, por ejemplo, existía la calle de zapateros, la calle de cuchilleros, etc. A veces los nombres estaban relacionados con alguna persona con influencia, otras tenían contenido religioso, así como también nombres relacionados con la economía, calle de las vacas, calle de los cerdos, etc.
La ciudad así mismo, estaba comprendida por dos sectores de suma importancia, una, es la urbanización contenida por murallas, y el otro es el sector rural sometido a la ciudad, que actúa sobre éste, tal como un señor feudal con sus feudos. El sector agrícola pertenece a la ciudad pero está fuera de los límites de la urbe. Los campesinos habitan este sector y las personalidades que viven dentro de las murallas, son los denominados ciudadanos con todos los derechos cívicos que ésta ofrece.



El hombre de la ciudad medieval
La constitución política de la ciudad fue mutando durante distintos periodos. En un principio, un poder plutocrático tenía las riendas de la gobernación, pero luego de revueltas sociales y agitación de los habitantes, se llega a otra forma de gobierno, en la que un amplio número de ciudadanos eligen colegiados que son los que manejan el poder y la política. Luego, cuando esta forma de gobierno fracasa, se llega a la forma unipersonal de gobierno, representada en ocasiones por algún príncipe.
El hombre urbano, cívico, se nos presenta vanagloriado de su vida ciudadana, tiene sangre civil, y está orgulloso de pertenecer a la ciudad. La ciudad es para el hombre medieval, la dimensión a la cual refiere su vida en plenitud, su ámbito espacial predilecto.
Estos ciudadanos son propios de la ciudad, son endógenos, y tienen participación política. Se trata de la burguesía, que es la fuerza que controla la política en la ciudad.
Los valores que vanagloriaban estos ciudadanos eran, en principio, el papel del ciudadanos en la cosa pública, esto era muy valorado. Por otro lado, las riquezas, que eran motivo de ascendencia social, por esto, en las ciudades medievales, podemos hablar de una gran movilidad social. Para continuar, otro de los valores enaltecidos por esta gente, fue la virtud en los negocios, y por último, pero no menos importante, su parentesco. La burguesía, para tener más prestigio, necesitaba realizar alianzas entre distintos linajes de parentescos. Mientras más antiguo sea el linaje, más prestigio.
En este momento se comienzan a diferenciar los linajes más antiguos, las familias que tienen más tradición y poder desde tiempos lejanos son respetadas. Esta clase dominante buscaba formar también alianzas más allá de su clase (la burguesía), entonces se cruzaban con la nobleza, cuestión que generaba un estatus social muy alto y su entrada en la nobleza. Las familias de linaje extenso y respetado, eran celosas de las nuevas familias que ascendían a un estatus más alto. Se diferenciaban las familias de tradición amplia, con las de ascenso reciente.
Dentro de la ciudad podemos encontrar entonces, la coexistencia de dos mundos, el mundo tradicional medieval, es decir de los oficios y el mundo de los dueños de los grandes almacenes, hombres de ideas audaces y ambición desenfrenada.
Con estos dos mundos se llega a la formación de grandes corporaciones, de la mano de leyes que solo protegían los intereses de los mercaderes.
Esta clase gobernante, la burguesía, controlada el espectro político en la ciudad, imponiendo leyes a los artesanos, campesino, y a la vez servía de regulación de la vida y las actividades.
A los artesanos se los obliga a pagar la renta del lugar donde habita, se le exige el pago adelantado, se le paga menos, se le miente sobre la calidad de su materia prima, se le paga en especias, etc. Eran un sector explotado de la población, estaban sometidos a los mercaderes o burgueses de la ciudad.
La relación entre los campesinos y los burgueses no era menos explotadora que la mencionada anteriormente. En un principio, los mercaderes o burgueses buscaron la liberación del campesino de su régimen feudal. Necesitaban mano de obra barata para su economía. Los burgueses invirtieron dinero en el campo, junto con tecnología, trabajos en hidráulica, molinos, nuevos métodos, pero, los campesinos no sacaban mucho provecho de estas tecnologías, sino que tuvieron que aceptar contratos que a cambio de capitales y del suministro de animales, herramientas, semillas, no solamente imponían obligaciones generadoras de progreso tales como el desmonte, la explotación de la madera, sino que también, la mayor parte de su trabajo quedaba en manos de los burgueses acaudalados.
El podería económico de los mercaderes de las ciudades va unido al desarrollo de éstas, el marco urbano será donde establezca su dominio social y político, aunque no han sido del mismo ritmo en todas las ciudades europeas.

La totalidad de la ciudad, aceptaba como propios, a los ciudadanos que vivían en la urbanización, así como también a los contadini o campesinos, que residían en las afueras de las murallas, con la diferencia que estos últimos no tenían los mismos derechos que los primeros. Eran grupos marginales respecto al núcleo político, entonces, podemos llegar a la conclusión de que esta gente sometida, era súbdita de la ciudad.
La ciudad también tomaba como propios a los enfermos, o a personas que ejercían actividades inmorales, pero los mantenía alejados de los límites urbanos, o sea, de la comuna.
Como se dijo, todos estos grupos sociales, eran propios de la ciudad, por otra parte, la ciudad no veía a los extranjeros como propios, sino como extraños. Había una reglamentación en cuanto al comercio de extranjeros, estaban limitados en cuanto a las actividades que podían realizar en condición de extranjeros. Estas personas marginales, pueden, sin embargo, convertirse en ciudadanos.
También están los transeúntes, peregrinos, mercaderes, viajeros, personas que no tenían intenciones de residir en la ciudad por largo tiempo, sino más bien están de paso, a estos se les cobraba una suerte de peaje para pasar por las puertas de la ciudad.


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