Concretamente se trata de una barrera del cerebro; este logro permitirá una nueva manera de tratar los tumores y el Alzheimer
Nuestros cerebros tienen una serie de construcciones en los sistemas de defensa. Uno de las más preeminentes (y a veces frustrantes) es la barrera hematoencefálica. Esta barrera es en realidad una red de células cuyo fin es separar al cerebro del resto del cuerpo. Esto puede parecer extraño, pero tal barrera es necesaria para impedir que las toxinas y químicos dañinos en la corriente sanguínea entren en el tejido cerebral. Por desgracia, este mecanismo también actúa como un muro, de algún tipo, haciendo muy difícil proveer de medicamentos al cerebro para el tratamiento de los desórdenes neurodegenerativos y el cáncer.
Con anterioridad, los doctores se las han arreglado para abrir esta barrera en los animales, pero nunca en humanos. Hasta ahora.
Una compañía médica llamada CarThera, que está asentada en Francia, ha conseguido abrir y cerrar esta barrera en humanos, y (especialmente) fueron capaces de operar este mecanismo como se exigía. Básicamente, la compañía fue capaz de lograr esto con la ayuda de un implante cerebral de ultrasonido y (sorprendentemente) una inyección de microburbujas. El hallazgo fue presentado este octubre en el symposium Ultrasonido focalizado en EEUU por Michael Canney, un neurocientífico de CarThera.
Con el fin de conducir este estudio, y de ver como de bien van los procedimientos asistidos de los doctores, usaron a cuatro individuos que buscaban tratamiento para el glioblastoma, la forma más agresiva de cáncer cerebral. Normalmente, los pacientes con glioblastoma necesitan cirugía para sacar el tumor, después del cual reciben quimioterapia para destruir cualquier resto de las células cancerosas. Sin embargo, esto es un poco problemático, al volverse la barrera hematoencefalica “más accesible” cuando un tumor está presente, así que solo una pequeña cantidad del tratamiento es capaz de entrar en el cerebro.
“Si más cantidad del tratamiento de quimioterapia pudiera atravesarla, harían un mejor trabajo matando al cáncer,” le dijo Canney a Chris Weller del Medical Daily.
Para realizar este procedimiento, los médicos primero insertaron el implante médico, y después inyectaron microburbujas para contrarrestar la imagen de ultrasonido. Esto funcionó porque, cuando los pulsos del ultrasonido chocaron contra las burbujas, las hicieron vibrar, empujando a las células de la barrera hematoencefalica. Para confirmar las observaciones, una imagen por resonancia magnética mostro que las microburbujas atravesaron eficazmente la barrera.
Esto significa que la quimioterapia es probablemente hacer la misma cosa – este (muy necesario) medicamente está también yendo más allá en un ratio aumentado y realmente entra en las partes necesarias del cerebro. El equipo estimó que este innovador aproximamiento mantiene a la barrera abierta por seis horas, dejando suficiente tiempo como para introducir altas dosis de los medicamentos.
Además, estudios previos en animales han indicado que, simplemente con abrir la barrera, se pueden reducir las placas proteínicas en un paciente de Alzheimer. Canney y sus ayudantes ahora observarán estas interacciones, y estudiaran el papel del sistema inmunológico en las observaciones.
[/size]


Nuestros cerebros tienen una serie de construcciones en los sistemas de defensa. Uno de las más preeminentes (y a veces frustrantes) es la barrera hematoencefálica. Esta barrera es en realidad una red de células cuyo fin es separar al cerebro del resto del cuerpo. Esto puede parecer extraño, pero tal barrera es necesaria para impedir que las toxinas y químicos dañinos en la corriente sanguínea entren en el tejido cerebral. Por desgracia, este mecanismo también actúa como un muro, de algún tipo, haciendo muy difícil proveer de medicamentos al cerebro para el tratamiento de los desórdenes neurodegenerativos y el cáncer.
Con anterioridad, los doctores se las han arreglado para abrir esta barrera en los animales, pero nunca en humanos. Hasta ahora.
Una compañía médica llamada CarThera, que está asentada en Francia, ha conseguido abrir y cerrar esta barrera en humanos, y (especialmente) fueron capaces de operar este mecanismo como se exigía. Básicamente, la compañía fue capaz de lograr esto con la ayuda de un implante cerebral de ultrasonido y (sorprendentemente) una inyección de microburbujas. El hallazgo fue presentado este octubre en el symposium Ultrasonido focalizado en EEUU por Michael Canney, un neurocientífico de CarThera.
Con el fin de conducir este estudio, y de ver como de bien van los procedimientos asistidos de los doctores, usaron a cuatro individuos que buscaban tratamiento para el glioblastoma, la forma más agresiva de cáncer cerebral. Normalmente, los pacientes con glioblastoma necesitan cirugía para sacar el tumor, después del cual reciben quimioterapia para destruir cualquier resto de las células cancerosas. Sin embargo, esto es un poco problemático, al volverse la barrera hematoencefalica “más accesible” cuando un tumor está presente, así que solo una pequeña cantidad del tratamiento es capaz de entrar en el cerebro.
“Si más cantidad del tratamiento de quimioterapia pudiera atravesarla, harían un mejor trabajo matando al cáncer,” le dijo Canney a Chris Weller del Medical Daily.
Para realizar este procedimiento, los médicos primero insertaron el implante médico, y después inyectaron microburbujas para contrarrestar la imagen de ultrasonido. Esto funcionó porque, cuando los pulsos del ultrasonido chocaron contra las burbujas, las hicieron vibrar, empujando a las células de la barrera hematoencefalica. Para confirmar las observaciones, una imagen por resonancia magnética mostro que las microburbujas atravesaron eficazmente la barrera.
Esto significa que la quimioterapia es probablemente hacer la misma cosa – este (muy necesario) medicamente está también yendo más allá en un ratio aumentado y realmente entra en las partes necesarias del cerebro. El equipo estimó que este innovador aproximamiento mantiene a la barrera abierta por seis horas, dejando suficiente tiempo como para introducir altas dosis de los medicamentos.
Además, estudios previos en animales han indicado que, simplemente con abrir la barrera, se pueden reducir las placas proteínicas en un paciente de Alzheimer. Canney y sus ayudantes ahora observarán estas interacciones, y estudiaran el papel del sistema inmunológico en las observaciones.



