
Un grupo de investigadores del MIT están trabajando en un implante de retina que pudiese ayudar a los invidentes.
La idea es fijar un microchip en la parte externa del globo ocular del paciente. Los electrodos de ese chip estarían en contacto con el nervio óptico, enviando así las señales al cerebro.
¿Cómo llegan esas señales?
Aparte del implante de ese microchip, el paciente usaría unas gafas especiales que harán las veces de una videocámara, captando imágenes. Esa información digitalizada viajará de forma inalámbrica hasta el chip, quien a su vez enviará los impulsos eléctricos al nervio óptico.

Los investigadores están claros que los pacientes no recuperaran totalmente la vista. Lo que verán son patrones de manchas más claras o más oscuras. Pero para un invidente, una pequeña ayuda como esa le permitiría moverse con mayor facilidad en una habitación o en alguna otra área.
La investigación lleva 20 años en desarrollo. Actualmente han hecho pruebas en cochinos. Pero esas pruebas se han centrado más que todo en la duración del dispositivo, ya que piensan hacer que tengan una vida útil de por lo menos 10 años.
Piensan que podrán implantarlo en humanos dentro de unos tres años. Y de acuerdo al feedback de los usuarios, esperan hacer ajustes y mejoras en el sistema, para lograr una mejor calidad en la visión.