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Mito de la tierra plana



El mito de la Tierra plana es un malentendido moderno según el cual la visión cosmológica predominante durante la Edad media consistía en considerar que la Tierra era plana y no una esfera.




Esta idea pareciera haber sido esparcida durante la primera mitad del siglo XX, y debido a ello los Miembros de la asociación histórica (Members of the Historical Association) establecieron en 1945:


"La idea de que los hombres instruidos en el tiempo de Colón creyeran que la Tierra era plana, y que esta creencia fue uno de los obstáculos que Colón tuvo que superar antes de que su proyecto fuera aceptado, se mantiene como uno de los errores más grandes en la enseñanza"




Durante la primera parte de la edad media, virtualmente todos los estudiosos mantenían el punto de vista de que la Tierra era redonda, como expresaron los antiguos griegos. Para el siglo XIV la creencia de que la Tierra fuera plana era prácticamente inexistente entre los hombres educados.

De acuerdo a Stephen Jay Gould,
"nunca hubo un período de la 'oscuridad de la Tierra plana' entre los académicos (sin importar el como el público en general pudiesen conceptualizar a nuestro planeta entonces y ahora). El conocimiento griego de la Tierra esférica nunca se disipó, y todos los grandes académicos medievales aceptaban que la Tierra era redonda como un hecho establecido en el estudio de la cosmología".



Representación artística de una Tierra esférica, (c.1400).


Los historiadores de la ciencia, David Lindberg y Ronald Numbers enfatizaron que "difícilmente había un académico cristiano durante la edad media que no reconociera que la Tierra era una esfera, incluso sabiendo su circunferencia aproximada".




La errónea creencia común de que la gente antes de la Era de los Descubrimientos creía que la Tierra era plana entró en la imaginación popular tras la publicación del libro «La vida y viajes de Cristóbal Colón», de Washington Irving, en 1828. En los Estados Unidos de América esta idea incorrecta sigue vigente entre la población, e incluso es ampliamente repetida en libros de texto de gran tirada.



Ediciones anteriores del The American Pageant, un popular libro de texto de Thomas Bailey, afirman que «Los supersticiosos marineros... se volvían cada vez más amotinados... porque temían navegar más allá del borde del mundo»; sin embargo, no hay ninguna referencia histórica conocida que afirme tal cosa.
En realidad, los marineros fueron seguramente los primeros en saber de la curvatura de la Tierra a través de sus observaciones diarias, como por ejemplo el ver cómo los detalles de la costa o los mástiles de otros barcos surgían o se hundían en el horizonte con la distancia.


La creencia en una Tierra plana se encuentra ya en los escritos más antiguos de la humanidad. En la primera mitología caldea, el mundo se representa como un disco redondo y plano que flota en el océano, y eso formó la premisa para los primeros mapas griegos, como los de Anaximandro y Hecateo de Mileto.




En su obra De Caelo, Aristóteles (siglo IV a. C.) da una explicación razonada de por qué la Tierra es una esfera y cita un valor para su circunferencia que es el correcto dentro de un factor de dos. En el siglo III a. C., Eratóstenes da una estimación más correcta de su circunferencia.



En tiempos de Plinio el Viejo, en el siglo I, la mayoría de los estudiosos occidentales aceptaban que la Tierra tenía forma esférica. Más o menos por entonces, Claudio Ptolomeo derivó sus mapas de un globo curvado, y desarrollo el sistema de latitud, longitud, y climas. Sus escritos se convirtieron en la base de la astronomía europea durante la Edad Media, aunque la antigüedad tardía y la Alta Edad Media vieron argumentos ocasionales en favor de una Tierra plana.

Desde la antigüedad clásica y los principios de la teología cristiana, el concepto de la Tierra como esfera se había extendido completamente. Como en la cultura secular, una pequeña minoría defendía la forma plana para la Tierra.



San Agustín no sólo no niega la idea de una Tierra redonda, sino que describe explícitamente la Tierra como un globo en varios de sus escritos.

Con el fin de la civilización romana, Europa Occidental entró en la Edad Media con grandes dificultades que afectaron a la producción intelectual del continente. La mayoría de los tratados científicos de la antigüedad clásica (escritos en griego) no estaban disponibles, ocupado su lugar por resúmenes y compilaciones simplificadas. Aun así, la mayoría de los libros de texto de la Alta Edad Media defendían la forma esférica de la Tierra.


El Erdapfel fabricado por Martin Behaim en 1492, es el globo terráqueo más antiguo que se conserva.


Hermann von Reichenau (1013–1054) fue de los primeros estudiosos cristianos en estimar la circunferencia de la Tierra siguiendo el método de Eratóstenes.

Tomás de Aquino (1225–1274), el más importante y estudiado teólogo de la Edad Media, creía en una Tierra esférica; e incluso dio por sentado que sus lectores también opinaban que la Tierra era esférica. Las lecturas en las universidades medievales solían presentar evidencias de la idea de que la Tierra es una esfera.



Así mismo, el "De sphaera mundi", el libro de astronomía más influyente del siglo XIII y de lectura obligatoria para los estudiantes de todas las universidades europeas occidentales, describe el mundo como una esfera.

La Divina Comedia de Dante Alighieri, la última gran obra de la literatura de la Edad Media, escrita en italiano, presenta una Tierra de forma esférica.