Cuando pensamos en el hombre prehistórico, de inmediato nos viene a la mente la imagen de un
cavernícola emitiendo sonidos guturales. Sin embargo, a menudo se olvida que entre los Homo
sapiens de hace 150.000 años y nosotros no hay ninguna diferencia. Somos iguales. Lo único que ha
cambiado desde entonces es que cuando nosotros miramos hacia atrás vemos cómo hemos
discurrido por una senda sobre la cual los conocimientos científicos se han ido acumulando. Sin
embargo, aquellos hombres de la Edad de Piedra tuvieron que partir de cero y empezaron un
recorrido durante el cual hubo momentos puntuales en los que alcanzaron conocimientos que
posteriormente se perdieron de nuevo durante cientos o miles de años…
Hace nueve milenios, nuestros ancestros estaban abandonando las cuevas para comenzar a
desarrollar la agricultura. Eran los primeros pasos camino de la aparición de las civilizaciones. Se
trata del periodo llamado Neolítico, una época en la cual es impensable admitir que se hubiera
desarrollado cierto grado de tecnología aplicada a la salud humana. Pero parece que así fue. Al
menos eso es lo que se deduce de un informe publicado por la revista Nature el pasado 6 de abril, en
donde los investigadores de las universidades de Poitiers (Francia) y Kansas (Estados Unidos) dieron
a conocer los hallazgos que efectuaron en Mehrgarh (Pakistán).
Los estudiosos descubrieron en la zona 225 tumbas, de las que extrajeron más de cuatro mil piezas
dentales para conocer las costumbres, la alimentación y las enfermedades que sufrían aquellos
hombres. Pero a los investigadores les esperaba una sorpresa mayúscula, puesto que entre las
muestras descubrieron 11 piezas que presentaban… ¡operaciones quirúrgicas! Lógicamente, los
medios de comunicación que dieron a conocer el hallazgo incidieron en la idea de que los hombres
de la Edad de Piedra acudían al dentista. En cierto modo, así es…
DENTISTAS EN LA EDAD DE PIEDRA
La investigación de las piezas dentales fósiles reveló la presencia de microperforaciones de
minúsculo tamaño con paredes regulares. Dichos “agujeros” tienen un diámetro de entre 1,3 y 3,2
milímetros y una profundidad que oscila de 0,5 a 3,5 milímetros. Además, el estudio de las piezas
reveló que las intervenciones dentales fueron exitosas, ya que se descubrieron rasgos evidentes
de que aquellos hombres que acudieron a los dentistas prehistóricos lograron vencer su afección.
Como hipótesis, los estudiosos franceses plantearon que se utilizó para ejecutar las perforaciones
una especie de tornos que percutían y giraban sobre sí mismos.
Hasta este hallazgo, se suponía que las primeras operaciones dentales de la historia se habían
llevado a cabo en Egipto hace cinco mil años. Sin embargo, este nuevo descubrimiento sitúa el
origen de la ortodoncia otros cuatro mil años antes y en el valle del Indo, en donde emergería
tiempo después la fascinante y misteriosa civilización hindú. Además, la técnica utilizada en
Mehgarth, aún siendo mucho más antigua que la de los egipcios, estaba mucho más
perfeccionada. Tanto es así que no fue hasta el siglo XIX que la medicina no logró algo similar.
Todo esto quiere decir que aquel conocimiento se perdió en el curso de la historia y hubo que
esperar miles de años para que se recuperara. Por si fuera poco, la investigación encabezada por
Roberto Macchiarelli y David W. Frayer concluyó que, tras la perforación de la muela, lo que
hicieron aquellos hombres fue cubrir el orificio con una suerte de cemento, es decir, lo que hoy
llamamos un empaste, puesto que según los investigadores la razón de estas operaciones era
terapéutica. Por último, cabe señalar que posiblemente se empleó algún tipo de hierba con
propiedades anestésicas y tranquilizantes para mitigar el dolor que debía producir la operación.
“Es inusual, y no sólo eso, también es enigmático”, ha declarado el antropólogo John R. Lukacs, de
la Universidad de Oregón (Estados Unidos). No es que aquellos hombres usaran una tecnología
que hoy nos parecería ciencia-ficción, pero la técnica sí superaba a la que empleábamos hace
apenas 150 años. Y es que este es el fundamento de los OOPARTs, siglas que vendrían a
significar “objeto fuera de su tiempo”, debido a que se trata de restos arqueológicos que denotan
una serie de conocimientos impropios de la época en la que han sido datados. De entre todos los
OOPARTs, uno de los más emblemáticos es la llamada máquina de Antikythera,
sobre la que ENIGMAS ofrece los últimos datos en el presente número. La incógnita que hasta
ahora plantean estos objetos es que parecen surgir de forma espontánea y los conocimientos que
reflejan se “olvidan” del mismo modo hasta que pasan milenios. Sin embargo, los hallazgos
efectuados en Pakistán no son los únicos de estas características. Por extraño que resulte, en
otros momentos del pasado remoto se empleó una suerte de tecnología aplicada a la salud
humana.
LENTES DE AUMENTO HACE 3.000 AÑOS
Nos situamos en el año 1849. En aquellas fechas la ciencia desarrollaba las primeras lentes de
aumento que, con el paso de las décadas, servirían para corregir los problemas de visión de
millones de personas. Al mismo tiempo, en Nimrud, la antigua capital de Asiria, el arqueólogo
Austen Henry Layard efectuaba una serie de descubrimientos sobre los cuales nadie volvería a
interesarse hasta 1966. Por entonces, investigadores como Derek de Solla Price, profesor de
Historia de la Ciencia de la Universidad de Yale (Estados Unidos), estudió uno de aquellos objetos
que, por su aspecto, parecía una lente pulida de una pieza de cuarzo de gran calidad y sin
imperfecciones internas. El estudioso incluso descubrió alrededor del cristal una serie de virutas de
metal que le hicieron suponer que la lente estuvo acoplada a algún tipo de montura: “Todo apunta
a que se trata de una lente de forma tiroidal elaborada con esa forma a propósito. Y las lentes de
este tipo sólo tienen un uso: corregir el astigmatismo”. El problema científico es que estas “gafas” –
un OOPART en toda regla– tienen 1.500 años de antigüedad más que las primeras
confeccionadas por la ciencia moderna.
De Solla Price continuó con sus investigaciones y halló otros muchos restos similares. Sólo en
Cartago o Troya catalogó, respectivamente, 16 y 48 cristales pulidos con las mismas
características y función. Al parecer, en diferentes pueblos del Mediterráneo y de Asia Central se
fabricaron desde hace 3.000 años, con cierta asiduidad, este tipo de lentes que fueron pulidas
utilizando un tipo de herramientas que hasta ahora nos resultan desconocidas.
FUERA DE SU TIEMPO
Otro artefacto verdaderamente sorprendente se encuentra en la actualidad –afortunadamente,
sobrevivió a los bombardeos norteamericanos y al saqueo por parte de los soldados invasores– en
el Museo de Bagdad (Irak). Ha sido datado en 2.000 años de antigüedad, aunque no se encontró
hasta 1938. Se trata de una especie de jarrón que contiene en su interior un cilindro de cobre que
rodea a una varilla de hierro. El ingeniero alemán Wilheim Konning descubrió que si ese cilindro se
une a un líquido alcalino genera una intensidad eléctrica de 1,5 vatios. Se trataba, en realidad, de
una pila eléctrica desarrollada dos milenios antes que la primera de las modernas. Recientemente,
se hicieron nuevos trabajos y catálogos fotográficos del OOPART, lo que se aprovechó para
confirmar que esta pieza podía servir para generar electricidad.
Otros objetos similares se localizaron en 1961 en la localidad de Olancha, en California (Estados
Undidos), en donde unos arqueólogos aficionados hallaron una geoda recubierta por conchas
marinas. Cuando al día siguiente la abrieron, descubrieron en su interior unas piezas de metal
pulido y una arandela hexagonal recubierta de cobre junto a un aislante de porcelana o cerámica.
Cuando el investigador Roland Willis se hizo con “aquello” descubrió que era exactamente igual a
una bujía, pero, ¿quién fue responsable de haberla fabricado? Nadie lo sabe, especialmente
porque la datación de la citada geoda determinó que tenía 50.000 años de antigüedad. Y no es
que entonces no existieran conocimientos para fabricar algo así, sino que de acuerdo a la
cronología oficial los seres humanos no habíamos pisado todavía el continente americano.
La despectiva imagen de los cavernícolas queda en entredicho cuando se rescatan de los arhivos
prohibidos de los arqueólogos algunos hallazgos sorprendentes pero desestabilizadores. Uno de
ellos mos remonta a 1969, cuando en los Urales (Rusia) se descubrieron ocho esqueletos –
aparentemente de neandertales– en los cuales había restos evidentes de una trepanación. Con el
tiempo, se han desenterrado muchos cráneos con agujeros abiertos de forma quirúrgica para
posiblemente intentar vencer alguna enfermedad. Además, en esos esqueletos existen restos de
una aparente intervención en la caja torácica tal cual se hacen ahora para llevar a cabo una
operación a corazón abierto. Y si ocurrió tal, fue positiva, puesto que el análisis forense demostró
que tras la intervención aquel hombre vivió entre tres y cinco años más. Recientemente, en otros
yacimientos de neandertales en Bosnia se han encontrado huesos con agujeros que resultaron ser
silbatos o flautas musicales capaces de emitir las mismas notas que las actuales.
Algunos de estos hallazgos imposibles son realmente atroces con la cronología oficial. Pero aún
siéndolo, ahí están. Uno de los más llamativos emergió en 1961 en Odesa (Ucrania) gracias a los
investigadores T. S. Gritsai e I. J.Yasko. Se trataba de huesos pulidos que tenían un millón de años
de antigüedad, pero según los datos oficiales, por entonces nuestros ancestros sólo habían
desarrollado herramientas muy rudimentarias. Sin embargo, aquéllas no lo eran, puesto que se
trataba de “huesos que debieron ser cortados con instrumentos metálicos con los que se logró
cortes milimétricos”, publicó la revista Smena, en donde calificaban como bisturís estos fósiles. No
lejos de allí, en Rostov (Rusia), un minero encontró en 1993 un trozo de metal fundido compuesto
de acero tratado con una aleación. Además, a orillas del río Vashka se halló un objeto metálico
formado por una singular aleación de metales: cerio, lantano y meodimo. Era artificial y la
antigüedad se cifró en 300.000 años. El problema es averiguar quién practicaba la metalurgia en
aquella época…
link: https://www.youtube.com/watch?v=V54eQ4q-Wk4
link: https://www.youtube.com/watch?v=RKfzAnmSe-k
y si fuimos visitados por nuestra especie "los humanos" desde un futuro muy lejano...
link: https://www.youtube.com/watch?v=jyS8d6dL9uw
o quizás extraterrestres de otros mundos
link: https://www.youtube.com/watch?v=95QVJzhg36Q&list=PL701A176B4B91501A&index=5
cavernícola emitiendo sonidos guturales. Sin embargo, a menudo se olvida que entre los Homo
sapiens de hace 150.000 años y nosotros no hay ninguna diferencia. Somos iguales. Lo único que ha
cambiado desde entonces es que cuando nosotros miramos hacia atrás vemos cómo hemos
discurrido por una senda sobre la cual los conocimientos científicos se han ido acumulando. Sin
embargo, aquellos hombres de la Edad de Piedra tuvieron que partir de cero y empezaron un
recorrido durante el cual hubo momentos puntuales en los que alcanzaron conocimientos que
posteriormente se perdieron de nuevo durante cientos o miles de años…
Hace nueve milenios, nuestros ancestros estaban abandonando las cuevas para comenzar a
desarrollar la agricultura. Eran los primeros pasos camino de la aparición de las civilizaciones. Se
trata del periodo llamado Neolítico, una época en la cual es impensable admitir que se hubiera
desarrollado cierto grado de tecnología aplicada a la salud humana. Pero parece que así fue. Al
menos eso es lo que se deduce de un informe publicado por la revista Nature el pasado 6 de abril, en
donde los investigadores de las universidades de Poitiers (Francia) y Kansas (Estados Unidos) dieron
a conocer los hallazgos que efectuaron en Mehrgarh (Pakistán).
Los estudiosos descubrieron en la zona 225 tumbas, de las que extrajeron más de cuatro mil piezas
dentales para conocer las costumbres, la alimentación y las enfermedades que sufrían aquellos
hombres. Pero a los investigadores les esperaba una sorpresa mayúscula, puesto que entre las
muestras descubrieron 11 piezas que presentaban… ¡operaciones quirúrgicas! Lógicamente, los
medios de comunicación que dieron a conocer el hallazgo incidieron en la idea de que los hombres
de la Edad de Piedra acudían al dentista. En cierto modo, así es…
DENTISTAS EN LA EDAD DE PIEDRA

La investigación de las piezas dentales fósiles reveló la presencia de microperforaciones de
minúsculo tamaño con paredes regulares. Dichos “agujeros” tienen un diámetro de entre 1,3 y 3,2
milímetros y una profundidad que oscila de 0,5 a 3,5 milímetros. Además, el estudio de las piezas
reveló que las intervenciones dentales fueron exitosas, ya que se descubrieron rasgos evidentes
de que aquellos hombres que acudieron a los dentistas prehistóricos lograron vencer su afección.
Como hipótesis, los estudiosos franceses plantearon que se utilizó para ejecutar las perforaciones
una especie de tornos que percutían y giraban sobre sí mismos.

Hasta este hallazgo, se suponía que las primeras operaciones dentales de la historia se habían
llevado a cabo en Egipto hace cinco mil años. Sin embargo, este nuevo descubrimiento sitúa el
origen de la ortodoncia otros cuatro mil años antes y en el valle del Indo, en donde emergería
tiempo después la fascinante y misteriosa civilización hindú. Además, la técnica utilizada en
Mehgarth, aún siendo mucho más antigua que la de los egipcios, estaba mucho más
perfeccionada. Tanto es así que no fue hasta el siglo XIX que la medicina no logró algo similar.
Todo esto quiere decir que aquel conocimiento se perdió en el curso de la historia y hubo que
esperar miles de años para que se recuperara. Por si fuera poco, la investigación encabezada por
Roberto Macchiarelli y David W. Frayer concluyó que, tras la perforación de la muela, lo que
hicieron aquellos hombres fue cubrir el orificio con una suerte de cemento, es decir, lo que hoy
llamamos un empaste, puesto que según los investigadores la razón de estas operaciones era
terapéutica. Por último, cabe señalar que posiblemente se empleó algún tipo de hierba con
propiedades anestésicas y tranquilizantes para mitigar el dolor que debía producir la operación.
“Es inusual, y no sólo eso, también es enigmático”, ha declarado el antropólogo John R. Lukacs, de
la Universidad de Oregón (Estados Unidos). No es que aquellos hombres usaran una tecnología
que hoy nos parecería ciencia-ficción, pero la técnica sí superaba a la que empleábamos hace
apenas 150 años. Y es que este es el fundamento de los OOPARTs, siglas que vendrían a
significar “objeto fuera de su tiempo”, debido a que se trata de restos arqueológicos que denotan
una serie de conocimientos impropios de la época en la que han sido datados. De entre todos los
OOPARTs, uno de los más emblemáticos es la llamada máquina de Antikythera,

sobre la que ENIGMAS ofrece los últimos datos en el presente número. La incógnita que hasta
ahora plantean estos objetos es que parecen surgir de forma espontánea y los conocimientos que
reflejan se “olvidan” del mismo modo hasta que pasan milenios. Sin embargo, los hallazgos
efectuados en Pakistán no son los únicos de estas características. Por extraño que resulte, en
otros momentos del pasado remoto se empleó una suerte de tecnología aplicada a la salud
humana.

LENTES DE AUMENTO HACE 3.000 AÑOS
Nos situamos en el año 1849. En aquellas fechas la ciencia desarrollaba las primeras lentes de
aumento que, con el paso de las décadas, servirían para corregir los problemas de visión de
millones de personas. Al mismo tiempo, en Nimrud, la antigua capital de Asiria, el arqueólogo
Austen Henry Layard efectuaba una serie de descubrimientos sobre los cuales nadie volvería a
interesarse hasta 1966. Por entonces, investigadores como Derek de Solla Price, profesor de
Historia de la Ciencia de la Universidad de Yale (Estados Unidos), estudió uno de aquellos objetos
que, por su aspecto, parecía una lente pulida de una pieza de cuarzo de gran calidad y sin
imperfecciones internas. El estudioso incluso descubrió alrededor del cristal una serie de virutas de
metal que le hicieron suponer que la lente estuvo acoplada a algún tipo de montura: “Todo apunta
a que se trata de una lente de forma tiroidal elaborada con esa forma a propósito. Y las lentes de
este tipo sólo tienen un uso: corregir el astigmatismo”. El problema científico es que estas “gafas” –
un OOPART en toda regla– tienen 1.500 años de antigüedad más que las primeras
confeccionadas por la ciencia moderna.


De Solla Price continuó con sus investigaciones y halló otros muchos restos similares. Sólo en
Cartago o Troya catalogó, respectivamente, 16 y 48 cristales pulidos con las mismas
características y función. Al parecer, en diferentes pueblos del Mediterráneo y de Asia Central se
fabricaron desde hace 3.000 años, con cierta asiduidad, este tipo de lentes que fueron pulidas
utilizando un tipo de herramientas que hasta ahora nos resultan desconocidas.
FUERA DE SU TIEMPO
Otro artefacto verdaderamente sorprendente se encuentra en la actualidad –afortunadamente,
sobrevivió a los bombardeos norteamericanos y al saqueo por parte de los soldados invasores– en
el Museo de Bagdad (Irak). Ha sido datado en 2.000 años de antigüedad, aunque no se encontró
hasta 1938. Se trata de una especie de jarrón que contiene en su interior un cilindro de cobre que
rodea a una varilla de hierro. El ingeniero alemán Wilheim Konning descubrió que si ese cilindro se
une a un líquido alcalino genera una intensidad eléctrica de 1,5 vatios. Se trataba, en realidad, de
una pila eléctrica desarrollada dos milenios antes que la primera de las modernas. Recientemente,
se hicieron nuevos trabajos y catálogos fotográficos del OOPART, lo que se aprovechó para
confirmar que esta pieza podía servir para generar electricidad.


Otros objetos similares se localizaron en 1961 en la localidad de Olancha, en California (Estados
Undidos), en donde unos arqueólogos aficionados hallaron una geoda recubierta por conchas
marinas. Cuando al día siguiente la abrieron, descubrieron en su interior unas piezas de metal
pulido y una arandela hexagonal recubierta de cobre junto a un aislante de porcelana o cerámica.
Cuando el investigador Roland Willis se hizo con “aquello” descubrió que era exactamente igual a
una bujía, pero, ¿quién fue responsable de haberla fabricado? Nadie lo sabe, especialmente
porque la datación de la citada geoda determinó que tenía 50.000 años de antigüedad. Y no es
que entonces no existieran conocimientos para fabricar algo así, sino que de acuerdo a la
cronología oficial los seres humanos no habíamos pisado todavía el continente americano.
La despectiva imagen de los cavernícolas queda en entredicho cuando se rescatan de los arhivos
prohibidos de los arqueólogos algunos hallazgos sorprendentes pero desestabilizadores. Uno de
ellos mos remonta a 1969, cuando en los Urales (Rusia) se descubrieron ocho esqueletos –
aparentemente de neandertales– en los cuales había restos evidentes de una trepanación. Con el
tiempo, se han desenterrado muchos cráneos con agujeros abiertos de forma quirúrgica para
posiblemente intentar vencer alguna enfermedad. Además, en esos esqueletos existen restos de
una aparente intervención en la caja torácica tal cual se hacen ahora para llevar a cabo una
operación a corazón abierto. Y si ocurrió tal, fue positiva, puesto que el análisis forense demostró
que tras la intervención aquel hombre vivió entre tres y cinco años más. Recientemente, en otros
yacimientos de neandertales en Bosnia se han encontrado huesos con agujeros que resultaron ser
silbatos o flautas musicales capaces de emitir las mismas notas que las actuales.


Algunos de estos hallazgos imposibles son realmente atroces con la cronología oficial. Pero aún
siéndolo, ahí están. Uno de los más llamativos emergió en 1961 en Odesa (Ucrania) gracias a los
investigadores T. S. Gritsai e I. J.Yasko. Se trataba de huesos pulidos que tenían un millón de años
de antigüedad, pero según los datos oficiales, por entonces nuestros ancestros sólo habían
desarrollado herramientas muy rudimentarias. Sin embargo, aquéllas no lo eran, puesto que se
trataba de “huesos que debieron ser cortados con instrumentos metálicos con los que se logró
cortes milimétricos”, publicó la revista Smena, en donde calificaban como bisturís estos fósiles. No
lejos de allí, en Rostov (Rusia), un minero encontró en 1993 un trozo de metal fundido compuesto
de acero tratado con una aleación. Además, a orillas del río Vashka se halló un objeto metálico
formado por una singular aleación de metales: cerio, lantano y meodimo. Era artificial y la
antigüedad se cifró en 300.000 años. El problema es averiguar quién practicaba la metalurgia en
aquella época…
link: https://www.youtube.com/watch?v=V54eQ4q-Wk4
link: https://www.youtube.com/watch?v=RKfzAnmSe-k
y si fuimos visitados por nuestra especie "los humanos" desde un futuro muy lejano...
link: https://www.youtube.com/watch?v=jyS8d6dL9uw
o quizás extraterrestres de otros mundos
link: https://www.youtube.com/watch?v=95QVJzhg36Q&list=PL701A176B4B91501A&index=5