El fútbol Rioplatense fue el perfecto escenario para la escritura de grandes páginas de historia, sobre todo en aquellos años veinte que lo tuvieron en la cúpula del mundo debido a su imperioso nivel. En líneas generales, la supremacía que los charrúas y los albicelestes ostentaban con orgullo sobre el resto de las naciones en todas las competencias de mayor jerarquía, resulta un claro ejemplo de esto. Sin embargo, hace exactamente 90 años, sucedió un hecho (en ese entonces sin precedentes) que hoy deja a las claras su magnifica condición de testimonio indiscutible: el 2 de octubre de 1924, defendiendo la camiseta de la Selección Argentina, el Huracanense wing izquierdo Cesáreo Onzari marcó el primer gol directo desde un corner ante la anonadada mirada de unos multitudinarios 30000 aficionados. Desde ese momento, la jugada pasó a llamarse “Gol Olímpico”, ya que fue ante Uruguay, el vigente campeón de los Juegos de aquel entonces. Y su fundador, aquel ídolo de la historia del cuadro “Quemero”, se transformó en el creador de esa jugada tan celebrada y difícil de lograr que hoy está cumpliendo nueve décadas.
Cesáreo Onzari llegó al Globo en 1921 y, bajo el brazo, trajo consigo el Campeonato de Primera División de 1921, el primer título de liga del conjunto de Parque Patricios. Extremo izquierdo con astucia, agilidad, rapidez, habilidad, juego asociado y una enorme capacidad goleadora, vistió la camiseta blanca con el Globo de Newbery en el pecho durante trece años en los que supo acompañar con gloria su excelente rendimiento deportivo. Fue múltiple campeón durante la “Decada de Oro” Quemera: se consagró en los cuatro Campeonatos de la misma (1921, 1922, 1925 y 1928), esos que convirtieron a Huracán en el más campeón del mejor fútbol del mundo de aquel entonces (el del Río de la Plata) junto con Boca y Peñarol, además de haberse alzado con dos copas nacionales (las Copa Ibarguren 1922 y 1925). Jugó en el Globo hasta 1933; quedó en su historia para siempre.
El “Olímpico”, quien supo totalizar 72 goles en 216 partidos en el elenco del “Barrio Ranero”, también tuvo una destacada participación en el conjunto nacional: disputó 15 cotejos en los que señaló 4 goles (incluido uno directo desde un corner…). Tal vez haya sido uno de los más ilustres ausentes del Primer Mundial de 1930 (en el cual su compañero de delantera perfecta, Guillermo Stábile, se adjudicó el título de “goleador” con sus espléndidos 8 gritos), aunque este gigante deja una eterna certeza: se encuentra omnipresente en cualquier relato de historia del fútbol mundial, así como en cada latido de un corazón Quemero. Hoy también en este aniversario: los 90 años del “Gol Olímpico”, ese milagro de jugada que él supo patentar.
P.D.: Desactivo los comentarios para que no molesten hinchas de otros clubes.

Cesáreo Onzari llegó al Globo en 1921 y, bajo el brazo, trajo consigo el Campeonato de Primera División de 1921, el primer título de liga del conjunto de Parque Patricios. Extremo izquierdo con astucia, agilidad, rapidez, habilidad, juego asociado y una enorme capacidad goleadora, vistió la camiseta blanca con el Globo de Newbery en el pecho durante trece años en los que supo acompañar con gloria su excelente rendimiento deportivo. Fue múltiple campeón durante la “Decada de Oro” Quemera: se consagró en los cuatro Campeonatos de la misma (1921, 1922, 1925 y 1928), esos que convirtieron a Huracán en el más campeón del mejor fútbol del mundo de aquel entonces (el del Río de la Plata) junto con Boca y Peñarol, además de haberse alzado con dos copas nacionales (las Copa Ibarguren 1922 y 1925). Jugó en el Globo hasta 1933; quedó en su historia para siempre.

El “Olímpico”, quien supo totalizar 72 goles en 216 partidos en el elenco del “Barrio Ranero”, también tuvo una destacada participación en el conjunto nacional: disputó 15 cotejos en los que señaló 4 goles (incluido uno directo desde un corner…). Tal vez haya sido uno de los más ilustres ausentes del Primer Mundial de 1930 (en el cual su compañero de delantera perfecta, Guillermo Stábile, se adjudicó el título de “goleador” con sus espléndidos 8 gritos), aunque este gigante deja una eterna certeza: se encuentra omnipresente en cualquier relato de historia del fútbol mundial, así como en cada latido de un corazón Quemero. Hoy también en este aniversario: los 90 años del “Gol Olímpico”, ese milagro de jugada que él supo patentar.
P.D.: Desactivo los comentarios para que no molesten hinchas de otros clubes.