
River goleó a Defensa y Justicia con otra cátedra de fútbol y despertó una ovación que hacía tiempo no recibía un equipo por su producción futbolística. Los aplausos retumbaron por Núñez entre toques, oles y un clima de plena identidad riverplatense. Satisfacción y fiesta.

Promediaba el segundo tiempo cuando en el Monumental se produjo aquello que ya resultaba una quimera. River trasladaba la pelota de un costado a otro del campo de juego y desde las tribunas surgió un aplauso espontáneo, de reconocimiento, a un equipo que desplegaba en el verde césped un estilo de juego que hacía añares no se veía.
Ese fútbol de bastón y galera, de identidad netamente riverplatense, con el que crecieron muchas generaciones pero que las más jóvenes apenas tocaban de archivo. Que conocieron por sus padres, tíos o abuelos, por videos, diarios o libros, pero que jamás habían tenido la oportunidad de apreciar adentro de una cancha. River ganaba, gustaba y goleaba otra vez, por tercera vez consecutiva en el inicio del torneo, y el estadio enloquecía.
Por supuesto que este River todavía incipiente de Marcelo Gallardo no está siquiera cerca de La Máquina, del campeón del mundo, del tricampeón del 80 o de La Banda arrolladora del 37, por citar solo algunos de los tantos equipos grandes que tuvo el Millonario a lo largo de su historia. Pero también es cierto que, después de tanto penar u autocomplacerse con algún que otro título, este equipo juega lo más parecido al último River que reunía a la tan mentada triple G, como el tricampeón de Ramón Díaz de 1997.

De ahí entonces los aplausos y el repetido "este es el famoso River, el famoso River Plate", que tronó por todo Núñez en varias oportunidades como un grito de guerra devenido en satisfacción plena. No era para menos, el hincha tuvo que esperar mucho tiempo para volver a enorgullecerse de la producción futbolística de uno de sus equipos. Anoche ocurrió y de tal manera que la ilusión con pelear en serio embargó a todos. ¿Que van apenas cuatro fechas? Es cierto, es demasiado pronto. Pero si empezó así, imagine lo que puede llegar a ser en el Superclásico de la décima... Ojalá.


