Argentinos ganaron el Mundial
Unas 600 mil personas asistieron a los múltiples recitales que se realizaron en la edición del Mundial de Tango 2014.
En el Luna Park de Buenos Aires una pareja de argentinos ganó el primer premio del Mundial de Tango 2014.
Frente a unos 7 mil espectadores, Manuela Rossi y Juan Malizia Gatti, oriundos del barrio La Boca, fueron premiados campeones en la categoría de baile escenario, calificada por el jurado como una coreografía arriesgada.
La pareja -tanto en el escenario como en la vida real- disputaron el premio junto a 19 parejas de bailarines provenientes de Argentina, Colombia, Rusia y Grecia, entre los cuales resultaron ganadores en cuarto lugar una pareja de hombres, dos hermanos mellizos de Lanús (periferia sur de Buenos Aires).
Como es la primera vez que este Mundial de Tango otorga un premio a una pareja conformada por bailarines del mismo sexo, se recuerda que a finales del siglo XIX esta danza sólo admitía a hombres que lo bailaban en lugares cercanos al puerto de Buenos Aires hasta que su popularidad lo convirtió en una danza aceptada en los salones de las familias criollas.
Unas 600 mil personas asistieron a los múltiples recitales que se realizaron en la edición del Mundial de Tango 2014.
En el Luna Park de Buenos Aires una pareja de argentinos ganó el primer premio del Mundial de Tango 2014.
Frente a unos 7 mil espectadores, Manuela Rossi y Juan Malizia Gatti, oriundos del barrio La Boca, fueron premiados campeones en la categoría de baile escenario, calificada por el jurado como una coreografía arriesgada.
La pareja -tanto en el escenario como en la vida real- disputaron el premio junto a 19 parejas de bailarines provenientes de Argentina, Colombia, Rusia y Grecia, entre los cuales resultaron ganadores en cuarto lugar una pareja de hombres, dos hermanos mellizos de Lanús (periferia sur de Buenos Aires).
Como es la primera vez que este Mundial de Tango otorga un premio a una pareja conformada por bailarines del mismo sexo, se recuerda que a finales del siglo XIX esta danza sólo admitía a hombres que lo bailaban en lugares cercanos al puerto de Buenos Aires hasta que su popularidad lo convirtió en una danza aceptada en los salones de las familias criollas.