

Idependiente la pechio otra vez de local



Independiente cayó 2-1 ante Belgrano por goles de Rigoni y Chiqui Pérez y la gente estalló en silbidos contra el equipo, que nuevamente decepcionó en el Libertadores de América. Mancuello había puesto el 1-0 parcial para un equipo que se fue desinflando de a poco.
Se hizo gigante (y no es para menos) tras el golazo de Mancuello. Sin embargo, Independiente poco a poco se fue desinflando y terminó sumergido en un desorden abismal que lo hizo caer 2-1 ante un Belgrano que no hizo demasiados méritos para regresar a la provincia del cuarteto con los tres puntos. En casa, evidentemente, cuesta, porque en su anterior presentación el Rojo había empatado sobre el final con Sarmiento. Esta vez, la gente no se lo perdonó y estalló en silbidos.
Estando arriba en el marcador todo parecía simple. Sin embargo, entre Zelarayán y Rigoni (justo aquellos por los que Almirón había manifestado su devoción) se las ingeniaron para que la pelota le cayera a éste último, quien definió de volea para el 1-1. Ahí, Independiente sintió el golpe como si fuera de nocaut, y no tuvo mayor reacción, más allá de algún intento desesperado y de la normalmente absurda acumulación de delanteros.
Y la estocada final llegó en la segunda parte, cuando tras una pifia increíble en un cierre, la pelota quedó en los pies de Parodi y Aguilera lo derribó en el área. Chiqui Pérez no dudó en tomar la bocha y le rompió el arco al Ruso Rodríguez, que nada pudo hacer. 2-1 definitivo.
El cerrojo de Belgrano funcionó a la perfección mientras que Independiente volvió a padecer ante su gente. Nuevamente, mostró que le cuesta en el Libertadores de América, justamente donde debería hacerse fuerte si aspira a pelear el largo torneo. Los silbidos del final fueron una clara muestra de la reprobación hacia un equipo que no encuentra identidad. Otras vez, se fue Rojo de bronca.
Estando arriba en el marcador todo parecía simple. Sin embargo, entre Zelarayán y Rigoni (justo aquellos por los que Almirón había manifestado su devoción) se las ingeniaron para que la pelota le cayera a éste último, quien definió de volea para el 1-1. Ahí, Independiente sintió el golpe como si fuera de nocaut, y no tuvo mayor reacción, más allá de algún intento desesperado y de la normalmente absurda acumulación de delanteros.
Y la estocada final llegó en la segunda parte, cuando tras una pifia increíble en un cierre, la pelota quedó en los pies de Parodi y Aguilera lo derribó en el área. Chiqui Pérez no dudó en tomar la bocha y le rompió el arco al Ruso Rodríguez, que nada pudo hacer. 2-1 definitivo.
El cerrojo de Belgrano funcionó a la perfección mientras que Independiente volvió a padecer ante su gente. Nuevamente, mostró que le cuesta en el Libertadores de América, justamente donde debería hacerse fuerte si aspira a pelear el largo torneo. Los silbidos del final fueron una clara muestra de la reprobación hacia un equipo que no encuentra identidad. Otras vez, se fue Rojo de bronca.



