Boca y su envión, ante una parada complicada
Juegan en Bahía Blanca desde las 21.30.
Rodolfo Arruabarrena camina por el lobby del hotel Argos de Bahía Blanca con impaciencia. No tiene aires de divo ni se persigue con la prensa. Ahí, sentado en un sillón, mientras contesta algunos whatsapp y se saca fotos con un nene, mastica su duda de cara al encuentro de hoy, ante Olimpo, a las 21.30 (Canal 7). El entrenador de Boca piensa en fútbol todo el día. Y de esos dos nombres que habitan en su mente saldra la rúbrica del tercer equipo de su ciclo. Federico Bravo o Adrián Cubas, esa es la cuestión en la mitad de la cancha.
El Boca del Vasco es el equipo del compromiso. De eso hablan permanentemente con la coach Andrea Fernández, la profesional que trabaja con el grupo, justo antes de la cena. En el equipo de Arruabarena no hay tiempo para perder y siempre se puede elaborar algo nuevo. Por eso, cada jugador recibirá, un rato después de la charla con la coach , un informe pormenorizado del rival de turno. Motivación, táctica y estrategia. Nada se descuida.
El Olimpo de Walter Perazzo que recibirá a Boca es un conjunto de manual. Ostenta un 4-4-1-1 sin grandes pretensiones y espera el error del rival con una calma felina. El aurinegro se desarrolla en las bandas con dinámica y se agrupa rápidamente a la medida de su pequeño campo de juego. Entonces, deposita en Leonardo Gil todas las intenciones que Arruabarrena puntualiza en Fernando Gago.
Boca pondrá su flamante 4-3-3. El Vasco moverá algunas fichas con respecto al centrodelantero, ya que Emmanuel Gigliotti jugará por Jonathan Calleri, que viene al límite en lo físico. Además, le devolverá el lugar a Gago, que ingresará por Gonzalo Castellani. Y Federico Carrizo entrará por Luciano Acosta. El DT tomará su última determinación al mediodía. Allí decidirá si pone de mediocentro a Bravo o a Cubas en lugar de Cristian Erbes, descartado por molestias musculares.
Para el técnico se trata de privilegiar la altura en la pelota parada (Bravo) o la dinámica para la recuperación del balón (Cubas). Y aunque jugaría Bravo, para Arruabarrena no hay decisión que no lleve un concepto encima.
Juegan en Bahía Blanca desde las 21.30.
Rodolfo Arruabarrena camina por el lobby del hotel Argos de Bahía Blanca con impaciencia. No tiene aires de divo ni se persigue con la prensa. Ahí, sentado en un sillón, mientras contesta algunos whatsapp y se saca fotos con un nene, mastica su duda de cara al encuentro de hoy, ante Olimpo, a las 21.30 (Canal 7). El entrenador de Boca piensa en fútbol todo el día. Y de esos dos nombres que habitan en su mente saldra la rúbrica del tercer equipo de su ciclo. Federico Bravo o Adrián Cubas, esa es la cuestión en la mitad de la cancha.
El Boca del Vasco es el equipo del compromiso. De eso hablan permanentemente con la coach Andrea Fernández, la profesional que trabaja con el grupo, justo antes de la cena. En el equipo de Arruabarena no hay tiempo para perder y siempre se puede elaborar algo nuevo. Por eso, cada jugador recibirá, un rato después de la charla con la coach , un informe pormenorizado del rival de turno. Motivación, táctica y estrategia. Nada se descuida.
El Olimpo de Walter Perazzo que recibirá a Boca es un conjunto de manual. Ostenta un 4-4-1-1 sin grandes pretensiones y espera el error del rival con una calma felina. El aurinegro se desarrolla en las bandas con dinámica y se agrupa rápidamente a la medida de su pequeño campo de juego. Entonces, deposita en Leonardo Gil todas las intenciones que Arruabarrena puntualiza en Fernando Gago.
Boca pondrá su flamante 4-3-3. El Vasco moverá algunas fichas con respecto al centrodelantero, ya que Emmanuel Gigliotti jugará por Jonathan Calleri, que viene al límite en lo físico. Además, le devolverá el lugar a Gago, que ingresará por Gonzalo Castellani. Y Federico Carrizo entrará por Luciano Acosta. El DT tomará su última determinación al mediodía. Allí decidirá si pone de mediocentro a Bravo o a Cubas en lugar de Cristian Erbes, descartado por molestias musculares.
Para el técnico se trata de privilegiar la altura en la pelota parada (Bravo) o la dinámica para la recuperación del balón (Cubas). Y aunque jugaría Bravo, para Arruabarrena no hay decisión que no lleve un concepto encima.