No solo la fuerza permitió la medalla de oro del pesista, otras técnicas juegan un papel importante.
El colombiano Óscar Figueroa demostró el lunes pasado en Rio de Janeiro que, libra por libra, es uno de los hombres más fuertes del mundo tras levantar 142 kilogramos en arranque y 176 kilogramos en envión.
Pero lejos de ser esa una demostración de fuerza bruta, el éxito del levantador de pesas es una cuidadosa aplicación de conceptos básicos de la física, como el centro de gravedad y el equilibrio rotacional, reflejados en la técnica del deportista.
La zona de equilibrio de un levantador está entre el hueso del talón y la parte delantera de las puntas de los pies; allí es donde la barra debe estar durante la arrancada. Por eso, aunque parezca trivial, tener pies largos ayuda un poco más en el levantamiento de pesas.
Durante el envión, el movimiento es un poco más complicado: en ese caso, la zona de equilibrio va desde la punta del pie de una pierna al talón de la otra pierna. Pero si las piernas están muy abiertas, es difícil balancear la barra lateralmente.
Es tan importante el equilibrio que los zapatos de los levantadores, que tienen un tacón de hasta 1,5 pulgadas para ayudar al agacharse a levantar la barra, tienen suelas rígidas que no se comprimen bajo las pesadas cargas.
Mientras más pesada es la carga, más difícil es mantenerla en el área de balance. Por eso, aunque la halterofilia requiere gran fuerza en las piernas y en el tronco además de buena flexibilidad en hombros, codos, caderas y tobillos, la clave para un campeón es la técnica que le permite mantener el equilibrio con cargas cada vez más pesadas.
La ejecución precisa de un conjunto de movimientos a gran velocidad que permite mantener el equilibrio entre el cuerpo y la pesada carga. Este es el secreto para un campeón como Óscar Figueroa, y esa es una combinación que toma años, muchos desarrollar.

El colombiano Óscar Figueroa demostró el lunes pasado en Rio de Janeiro que, libra por libra, es uno de los hombres más fuertes del mundo tras levantar 142 kilogramos en arranque y 176 kilogramos en envión.
Pero lejos de ser esa una demostración de fuerza bruta, el éxito del levantador de pesas es una cuidadosa aplicación de conceptos básicos de la física, como el centro de gravedad y el equilibrio rotacional, reflejados en la técnica del deportista.

La zona de equilibrio de un levantador está entre el hueso del talón y la parte delantera de las puntas de los pies; allí es donde la barra debe estar durante la arrancada. Por eso, aunque parezca trivial, tener pies largos ayuda un poco más en el levantamiento de pesas.
Durante el envión, el movimiento es un poco más complicado: en ese caso, la zona de equilibrio va desde la punta del pie de una pierna al talón de la otra pierna. Pero si las piernas están muy abiertas, es difícil balancear la barra lateralmente.

Es tan importante el equilibrio que los zapatos de los levantadores, que tienen un tacón de hasta 1,5 pulgadas para ayudar al agacharse a levantar la barra, tienen suelas rígidas que no se comprimen bajo las pesadas cargas.
Mientras más pesada es la carga, más difícil es mantenerla en el área de balance. Por eso, aunque la halterofilia requiere gran fuerza en las piernas y en el tronco además de buena flexibilidad en hombros, codos, caderas y tobillos, la clave para un campeón es la técnica que le permite mantener el equilibrio con cargas cada vez más pesadas.
La ejecución precisa de un conjunto de movimientos a gran velocidad que permite mantener el equilibrio entre el cuerpo y la pesada carga. Este es el secreto para un campeón como Óscar Figueroa, y esa es una combinación que toma años, muchos desarrollar.