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De forma incomprensible, el Madrid perdió en Anoeta un partido que ganaba 0-2. Comenzó jugando muy bien y se vino abajo de manera preocupante. La Real Sociedad, que estaba muerta, se levantó y consiguió una remontada increíble aprovechando la falta de atención de su rival.




De forma incomprensible, el Real Madrid perdió en Anoeta. No sólo fue ganando 0-2 sino que se estaba paseando y olía a escabechina. El Madrid comenzó jugando muy bien y acabó tirándose un tiro en el pie. Se vino abajo de forma incomprensible a la vez que la Real Sociedad creyó en lo que parecía imposible. Consiguió una remontada increíble aprovechando la falta de atención y relajación de su rival.

El Madrid no pudo disimular y echó mucho de menos a los que no están. No sólo a Cristiano Ronaldo. También a Xabi Alonso, especialista en mantener el equilibrio. El equipo visitante estuvo a la deriva después de una muy buena primera media hora. El gol de Iñigo Martínez que supuso el 1-2 hizo saltar el partido por los aires y los que vestían de rosa lo vieron todo muy negro. Casillas vio hasta dragones en su área.

El Real Madrid ganaba 0-2 a los 11 minutos. Marcaron Sergio Ramos y Bale y la Real Sociedad ya miraba el reloj. Era mejor acabar con esto cuanto antes. El camero mandó una falta al larguero y pudieron llegar muchos más goles, muchos. A los blanquiazules, ilusos los que lo pensábamos, se les venía el mundo encima.




El demérito madridista, no obstante, no puede ocultar el gran mérito del cuadro local. Creyó, y era como agarrarse a un clavo ardiendo. Se metió en un partido en el que estaba siendo toreado y lo acabó ganando con mucho orgullo.

Los goles dejaron muy mal al Madrid. Ramos dejó a Iñigo que aprovechase la prolongación de un córner y Zurutuza empató de cabeza para empatar antes del descanso. Quedaba lo peor para el equipo visitante no obstante.




El equipo que arrollaba se relajó y lo perdió todo. Hasta el respeto. Los vascos se lanzaron al cuello madridista tras el paso por vestuarios. También Arrasate metiendo a Canales y Vela cuando mejor estaban los locales. Y llegó el 3-2. El cántabro jugó con Prieto y asistió a Zurutuza, que puso en el remate hasta mala leche.




No hubo reacción, claro. Khedira y Arbeloa fueron los elegidos para revolucionar la noche. No había más en el banquillo. Vela hizo el cuarto y Ancelotti, aunque no lo diga, se acordó de lo que antes tenía. Y no hace tanto. Pura melancolía.