Cinco minutos tardó Estudiantes en dejar sin defensas a Boca. A la salida de un lateral, Carillo habilitó a Correa después de dejar atrás a Cata Díaz, y el diez definió con un remate que dejó obsoleta la reacción de Orión. Apenas comenzado el partido, el Pincha le pegó un golpe que dejó tambaleando al equipo de Carlos Bianchi, técnico que necesita imperiosamente acumular un par de victorias consecutivas para mantenerse en el cargo. Los viejos logros ya no alcanzan.
Para peor, la visita no acusó recibo del gol. Lejos de sentir el orgullo herido y sacar la rebeldía necesaria de adentro el Xeneize cayó en lo más hondo del pozo anímico y futbolístico de los últimos tiempos y el León, sin mostrar del todo sus armas, sacó provecho. Otra falla en la última línea azul y oro le permitió a Diego vera lucirse picándola sobre la humanidad del arquero para evitarlo y volver a tocar la bocha antes de que cruce la línea de gol.
Ninguna de las cuatro modificaciones que dispuso el Virrey para disputar la primera de las finales que pondrán final a su presente ciclo como técnico de la institución que llevó a la gloria hace una década le dio resultados.
El segundo tiempo sirvió apenas para estirar aún más una agonía que parece interminable. Sin rebeldía y alejado de aquél hambre de gloria de antaño, el elenco de la Capital Federal se mantuvo intrascendente en los 45 minutos finales privilegiando más que Estudiantes no siguiera aumentando la diferencia que por descontar. Aunque cerca de que vaje el telón Calleri anotó el 1-3 luego de una gran asistencia del pibe Acosta, acción que sólo sirvió para decorar el marcador.
El panorama no es alentador. Lejos de mejorar, los dirigidos por Carlos Bianchi mostraron una falta total de compromiso con la situación crítica que vive la institución de la Ribera a la cual el técnico no parece encontrarle la vuelta y su futuro en el cuadro que situó en la primera plana de los medios mundiales parece encontrar su final.

Para peor, la visita no acusó recibo del gol. Lejos de sentir el orgullo herido y sacar la rebeldía necesaria de adentro el Xeneize cayó en lo más hondo del pozo anímico y futbolístico de los últimos tiempos y el León, sin mostrar del todo sus armas, sacó provecho. Otra falla en la última línea azul y oro le permitió a Diego vera lucirse picándola sobre la humanidad del arquero para evitarlo y volver a tocar la bocha antes de que cruce la línea de gol.
Ninguna de las cuatro modificaciones que dispuso el Virrey para disputar la primera de las finales que pondrán final a su presente ciclo como técnico de la institución que llevó a la gloria hace una década le dio resultados.
El segundo tiempo sirvió apenas para estirar aún más una agonía que parece interminable. Sin rebeldía y alejado de aquél hambre de gloria de antaño, el elenco de la Capital Federal se mantuvo intrascendente en los 45 minutos finales privilegiando más que Estudiantes no siguiera aumentando la diferencia que por descontar. Aunque cerca de que vaje el telón Calleri anotó el 1-3 luego de una gran asistencia del pibe Acosta, acción que sólo sirvió para decorar el marcador.
El panorama no es alentador. Lejos de mejorar, los dirigidos por Carlos Bianchi mostraron una falta total de compromiso con la situación crítica que vive la institución de la Ribera a la cual el técnico no parece encontrarle la vuelta y su futuro en el cuadro que situó en la primera plana de los medios mundiales parece encontrar su final.