El Cóndor que dejó a Chile sin Eliminatorias ni Mundial
En setiembre del 89, Chile se jugaba la clasificación para el Mundial de Italia en el Maracaná ante Brasil. Derrotados en la cancha y a falta de poco tiempo para el final, el arquero trasandino, Roberto Cóndor Rojas, simuló una agresión desde la tribuna, pretendiendo que se suspenda el match y le dieran los puntos a los suyos. La jugada le salió mal, le descubrieron la mentira y las sanciones fueron muy duras.
Luego de quedar afuera de México 86, Chile se ilusionaba con volver a una Copa del Mundo de cara a la cita en Italia. Los trasandinos tenían un equipo muy competitivo pero la ilusión recaía, especialmente, en la seguridad que brindaba el Cóndor Rojas, que tenía 32 años recién cumplidos y ya era considerado como uno de los mejores arqueros de la historia de aquel país.
Chile, en las Eliminatorias, compartió grupo con Venezuela y Brasil. Solo el primero clasificaba, por lo que el rival a vencer, lógicamente, era la canarinha. En aquel momento la vinotino no era más que un trámite que generalmente terminaba en goleada a favor de su rival de turno.
Los rojos le ganaron 3 a 1 a Venezuela como visitantes y en el segundo partido sacaron un 1 a 1 ante Brasil en Santiago que los dejaba todavía con la esperanza encendida. La revancha ante los caribeños terminó 5 a 0 a favor de Chile y el panorama quedó así: el 3 de setiembre los rojos debían visitar a Brasil en Maracaná, igualados en puntos pero con peor diferencia de gol, por lo que debía ganar sí o sí en ese mítico escenario para meterse en el Mundial.
Chile hizo un buen primer tiempo y aguantó el 0 a 0 pero ni bien arrancó la segunda mitad, Careca puso en ventaja a los locatarios. Los minutos pasaban y la visita no se acercaba ni siquiera al primero de los dos goles que necesitaba. Entonces, a falta de 20, una bengala lanzada desde la tribuna cayó cerca del arquero Rojas, que se cayó al piso tomándose la cara.
El partido se detuvo y todos se acercaron al Condor, que sangraba en su ceja izquierda. Se armó un escándalo. Chile se retiro de la cancha y una joven brasilera de 23 años fue detenida como presunta agresora. Se especuló de manera inmediata con que Brasil perdería los puntos, Chile viajaría a Italia y, por consiguiente, los norteños se perderían el primer Mundial en su historia. Todo el mundo hablaba de ello.
En tanto, la FIFA comenzó a investigar el caso, que no cerraba del todo. Tras varias reuniones y revisiones de archivos de videos y fotografías, se llegó a una conclusión: Rojas había fingido la lesión. Motivos que condujeron a tal sentencia fueron varios, como que era una herida propia de un corte y no de una explosión, aunque la gran clave fue una foto de la revista argentina El Gráfico, que muestra el momento justo en el que la bengala no llega a tocar al chileno. Un argentino salvó a Brasil.
}
El arquero, reconoció meses más tarde, se había escondido una hoja de afeitar dentro del guante y entendió que era el momento justo para la simulación. Fue un escándalo mundial y la FIFA fue implacable: suspendió de por vida a Rojas, que no pudo atajar más. En el 2000, y con 44 años de edad, recibió una amnistía pero, lógicamente, no quiso retomar su carrera, trunca doce años antes.
Naturalmente, se le dio por ganado el partido a Brasil y a Chile no le permitieron jugar las Eliminatorias para Estados Unidos 1994, en una sanción sin antecedentes. Pero hubo más: el presidente de la Federación Chilena, Sergio Stoppel, fue sancionado de por vida para ejercer ningún cargo institucional; el DT, Orlando Aravena, sancionado cinco años; el capitán Fernando Astengo, cuatro años de sanción; hasta el médico del equipo fue sancionado.
El arquero aceptó su error y dijo haber tenido problemas hasta con su mujer. Pero también tiró un palito: “Si yo fuese argentino, brasilero o uruguayo, no estaría suspendido, pero como soy chileno no me dieron la posibilidad de reivindicarme”, declaró por entonces.
Rojas pasó a ser una mala palabra en Chile, donde no le perdonaron jamás su error. Hoy por hoy, paradójicamente, trabaja para el San Pablo de Brasil, el mismo país al que alguna vez quiso engañar.
Nota personal: Qué triste ser chileno... no poder ganar nada por tu cuenta sin tener que recurrir a artimañas, a actitudes antideportivas. Ni siquiera han tenido la grandeza de reconocer que se equivocaron feo, por el contrario, denuncian a los uruguayos, WTF? qué falta de dignidad. Así ganen esta copa gracias a los árbitros esta mancha no se la sacan nunca más chilenos. Aunque nos recuerden una y mil veces que ya no son más virgos de Copas nadie olvidará de qué modo la obtuvieron. Son la vergüenza del continente.
En setiembre del 89, Chile se jugaba la clasificación para el Mundial de Italia en el Maracaná ante Brasil. Derrotados en la cancha y a falta de poco tiempo para el final, el arquero trasandino, Roberto Cóndor Rojas, simuló una agresión desde la tribuna, pretendiendo que se suspenda el match y le dieran los puntos a los suyos. La jugada le salió mal, le descubrieron la mentira y las sanciones fueron muy duras.

Luego de quedar afuera de México 86, Chile se ilusionaba con volver a una Copa del Mundo de cara a la cita en Italia. Los trasandinos tenían un equipo muy competitivo pero la ilusión recaía, especialmente, en la seguridad que brindaba el Cóndor Rojas, que tenía 32 años recién cumplidos y ya era considerado como uno de los mejores arqueros de la historia de aquel país.
Chile, en las Eliminatorias, compartió grupo con Venezuela y Brasil. Solo el primero clasificaba, por lo que el rival a vencer, lógicamente, era la canarinha. En aquel momento la vinotino no era más que un trámite que generalmente terminaba en goleada a favor de su rival de turno.
Los rojos le ganaron 3 a 1 a Venezuela como visitantes y en el segundo partido sacaron un 1 a 1 ante Brasil en Santiago que los dejaba todavía con la esperanza encendida. La revancha ante los caribeños terminó 5 a 0 a favor de Chile y el panorama quedó así: el 3 de setiembre los rojos debían visitar a Brasil en Maracaná, igualados en puntos pero con peor diferencia de gol, por lo que debía ganar sí o sí en ese mítico escenario para meterse en el Mundial.
Chile hizo un buen primer tiempo y aguantó el 0 a 0 pero ni bien arrancó la segunda mitad, Careca puso en ventaja a los locatarios. Los minutos pasaban y la visita no se acercaba ni siquiera al primero de los dos goles que necesitaba. Entonces, a falta de 20, una bengala lanzada desde la tribuna cayó cerca del arquero Rojas, que se cayó al piso tomándose la cara.
El partido se detuvo y todos se acercaron al Condor, que sangraba en su ceja izquierda. Se armó un escándalo. Chile se retiro de la cancha y una joven brasilera de 23 años fue detenida como presunta agresora. Se especuló de manera inmediata con que Brasil perdería los puntos, Chile viajaría a Italia y, por consiguiente, los norteños se perderían el primer Mundial en su historia. Todo el mundo hablaba de ello.
En tanto, la FIFA comenzó a investigar el caso, que no cerraba del todo. Tras varias reuniones y revisiones de archivos de videos y fotografías, se llegó a una conclusión: Rojas había fingido la lesión. Motivos que condujeron a tal sentencia fueron varios, como que era una herida propia de un corte y no de una explosión, aunque la gran clave fue una foto de la revista argentina El Gráfico, que muestra el momento justo en el que la bengala no llega a tocar al chileno. Un argentino salvó a Brasil.
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El arquero, reconoció meses más tarde, se había escondido una hoja de afeitar dentro del guante y entendió que era el momento justo para la simulación. Fue un escándalo mundial y la FIFA fue implacable: suspendió de por vida a Rojas, que no pudo atajar más. En el 2000, y con 44 años de edad, recibió una amnistía pero, lógicamente, no quiso retomar su carrera, trunca doce años antes.
Naturalmente, se le dio por ganado el partido a Brasil y a Chile no le permitieron jugar las Eliminatorias para Estados Unidos 1994, en una sanción sin antecedentes. Pero hubo más: el presidente de la Federación Chilena, Sergio Stoppel, fue sancionado de por vida para ejercer ningún cargo institucional; el DT, Orlando Aravena, sancionado cinco años; el capitán Fernando Astengo, cuatro años de sanción; hasta el médico del equipo fue sancionado.
El arquero aceptó su error y dijo haber tenido problemas hasta con su mujer. Pero también tiró un palito: “Si yo fuese argentino, brasilero o uruguayo, no estaría suspendido, pero como soy chileno no me dieron la posibilidad de reivindicarme”, declaró por entonces.
Rojas pasó a ser una mala palabra en Chile, donde no le perdonaron jamás su error. Hoy por hoy, paradójicamente, trabaja para el San Pablo de Brasil, el mismo país al que alguna vez quiso engañar.
Nota personal: Qué triste ser chileno... no poder ganar nada por tu cuenta sin tener que recurrir a artimañas, a actitudes antideportivas. Ni siquiera han tenido la grandeza de reconocer que se equivocaron feo, por el contrario, denuncian a los uruguayos, WTF? qué falta de dignidad. Así ganen esta copa gracias a los árbitros esta mancha no se la sacan nunca más chilenos. Aunque nos recuerden una y mil veces que ya no son más virgos de Copas nadie olvidará de qué modo la obtuvieron. Son la vergüenza del continente.