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"El clásico que más me marcó fue el de 2004"






Astrada no olvida su pasado pero dice no vivirlo como hincha. Y aunque respeta a Boca, desafía: “No es más que Lanús”.

El partido con Boca que más me marcó fue el del 2004, que quedamos eliminados en los penales. Y como jugador, el 3-3 de 1997, que perdíamos 3-0, metimos un gol antes del final del primer tiempo y lo terminamos empatando”.

Grita Leo Astrada, traje negro y camisa blanca, sin corbata, los primeros botones desabrochados. Hernán Díaz le habla al oído. Desde el campo, en un Monumental ardiente de hinchas de River, el dueño del show es Guillermo Barros Schelotto. Le habla a Baldassi, se pelea con el PF Macaya, hace expulsar y llorar a Sambueza. “Ese señor que no sé cómo se llama me está insultando”, le dice al árbitro mientras señala al ayudante de campo y también lo hace echar. Todavía nadie se tapa la boca para hablar...

Fue 17 de junio del 2004, por la semifinal de la Libertadores. Y fue uno de los grandes hitos de la historia de Boca. Astrada, siempre ubicado del lado de enfrente, lo guarda como un recuerdo vivo, duro. Ayer en River, hoy en Cerro Porteño, rival del jueves por los cuartos de la Sudamericana.

Nacido en los dorados años 90 de River, repletos de títulos pero escasos de triunfos en los superclásicos, Astrada fue uno de los emblemas millonarios. Primero como jugador y después, en sociedad con Hernán Díaz, también como técnico. “Todos los superclásicos te marcan, son todos distintos”, dice hoy. Y enseguida agrega: “En el del 2004 veníamos muy bien encaminados, durante la semana se hablaron cosas que condicionaron y después hubo determinados fallos que nos perjudicaron. Perdimos en el escritorio, por eso no hay que callarse. Les avisé a los míos para que no vuelva a pasar”.

-Ya tenés experiencia contra Boca, ¿cómo te preparás?

-Bien, tranquilo, sabiendo que tenemos posibilidad de revertir la fase en función de lo que realicemos dentro del campo de juego. Es un rival difícil pero no imposible. Si sumamos un buen aporte ofensivo a lo defensivo, que fue correcto en el partido de ida, estamos en condiciones.

-Cerro no es el que se vio en la Bombonera.

-Es otra cosa en lo ofensivo. Defensivamente estuvimos bien, no le dimos espacios a Boca para que pueda llegar con claridad y le quitamos la pelota, pero no tuvimos precisión para llegar claro al arco.

-¿Qué les decís a tus jugadores antes de la revancha?

-Que tenemos 90 minutos para revertir la fase, que nos tocó pasar una parecida con Independiente del Valle, por más que para afuera la dimensión del rival sea otra. Hay que seguir insistiendo.

Hoy Astrada no se pone la banda, evita ponérsela por más que alguna palabra pueda parecer teñida de rojo y blanco. “No lo vivo como hincha de River, sino como técnico de Cerro”, aclara, por más que su cuerpo técnico tenga alma riverplatense y en la Bombonera lo hayan recibido como tal, con gastadas por el descenso y granos de maíz. “Está dentro del folclore, lo tomé con tranquilidad. Miro a la gente y me río, nada más que eso. Es al rival al que siempre le quise ganar, pero hoy pienso en Cerro”, cuenta.

-En Paraguay no ven a Boca como el rival imposible de otros años...

-No, pero tiene historia, tiene sus momentos. Con Capiatá pasó eso, vino a Asunción con un resultado adverso y logró el objetivo. Se agranda en las difíciles. Dependeremos de la presión que podamos ejercer y de aprovechar las situaciones a nuestro favor para encontrar el resultado.

-Sin Riquelme, sin Palermo, sin esas figuras, ¿de quien hay que cuidarse?

-Tiene desequilibrio en la parte ofensiva con Chávez, Calleri, el Burrito Martínez y el mismo Gigliotti, que es de esos goleadores que en donde se le presenta la posibilidad la aprovecha. Tal vez con altibajos en el torneo. Pero se despiertan y ganan el partido.

-Y si pasás a Boca te puede tocar River...

-La gente está ilusionada, pero no puedo pensar ahora en River ni en Boca, sino en volver a producir lo mismo que antes del partido de ida. Nosotros pasamos a Lanús, que dentro del fútbol sudamericano está muy bien posicionado y que si bien Boca es difícil, no es más que Lanús.