
En la agonía de un partido durísimo, el defensor metió un cabezazo espectacular para que River le gane a Godoy Cruz en Mendoza. El gol es clave además para la definición de la llave copera en el Monumental. Uf, costó, pero los tres puntos ya están en Núñez.
No fue el River que nos habíamos acostumbrado a ver en las últimas semanas. No estuvo siquiera cerca de serlo. Esta vez, el equipo de Marcelo Gallardo se topó en Mendoza con un Godoy Cruz más luchador, más metedor, y no encontró mayores alternativas para imponer esa superioridad de la que había presumido días atrás. Aunque ello no lo mantuvo muy alejado de encumbrar una nueva victoria.
Es que si bien el conjunto mendocino salió a jugar con una actitud diametralmente opuesta a la que tuvo en el duelo por el torneo local y se demostró decidido a asfixiar al Millonario para evitar que éste desplegara todo su potencial, jamás generó preocupación sobre el arco de Barovero. Tuvo situaciones, llegar, llegó, es cierto, pero ninguna de ellas significó peligro. Por el contrario. Y con el correr del encuentro los dirigidos por Carlos Mayor se fueron quedando. Sobre todo en el complemento, cuando a sintieron el desgaste de apostar a semejante ritmo.
En cambio, River, sin ser aquel equipo de bastón y galera de las últimas semanas, siempre intentó imponer su juego e inclinar la cancha sobre el área rival. Así fue que generó las llegadas más claras del partido, pero no logró plasmar esa diferencia en el marcador producto de la falta de precisión en la definición, carencia de suerte y por el gran nivel que tuvo el arquero de Godoy Cruz, Sebastián Moyano.
Pisculichi en dos oportunidades, una en cada tiempo, Sánchez, Mora y otros tantos jugadores de La Banda padecieron la buena actuación de Moyano. Sin embargo, en tiempo de descuento, cuando el partido se moría en un 0-0 que favorecía más a los mendocinos que a River, llegó una jugada de pelota parada que tuvo en Pisculichi al ejecutor ideal y en Germán Pezzella al gran salvador de la noche. Frentazo del defensor y a cobrar, para que en el partido de vuelta por la Segunda fase de la Sudamericana no juegue el fantasma del fatídico gol de visitante.
EL MÁS GRANDE, LEJOS