


Boca presento los refuerzos



Arruabarrena pone un equipo explosivo en ofensiva para el debut como local por la Copa ante Montevideo Wanderers. Además del estreno de Osvaldo, se la juega con Gago, Lodeiro, Palacios y Chávez. A correr, Erbes...
Sobre una lona, en una reposera o sobre la dura vereda los hinchas pasaron la noche. Esperando que abrieran las boleterías porque debuta Boca como local en la Copa Libertadores y no hay nada más lindo que una noche copera en la Bombonera. Lo saben ellos, el Vasco Arruabarrena y los jugadores. Es la euforia al máximo, en lo que pensaban todos los que estuvieron en la única presentación en el año allí, en la primera fecha contra Olimpo. Y, apoyado en la ilusión que permite un equipo lleno de fútbol, de pies sensibles en el medio y apetito voraz en el ataque, ya es posible imaginar la exigencia nocturna: “Quereeeemos la Coooopaaa...”.
“La Copa es especial”, repite el Vasco, a cada paso, y lo dice desde el conocimiento que le dio la experiencia. La forma en que vivió la única Libertadores que jugó, en el 2000, justo en su último semestre en Boca antes de partir para el Villarreal (con dos goles en la final de ida frente al Palmeiras). Y por eso siempre tuvo claro cuál era la prioridad del verano, ganarle el desempate a Vélez, meterse en el grupo 5 y empezar a recorrer kilómetros por el continente. Con la obligación de ganar en todos lados y llegar bien lejos.
El primer partido es importante, pero el primero en la Bombonera mucho más. “La gente de Boca está obsesionada con la Copa”, contó Pachi Carrizo hace algunos días, y dijo ser consciente de que el equipo titular era el que jugaba los partidos internacionales. “Tenemos la obligación hasta la final”, agregó Torsiglieri, recién llegado pero con las ideas claras. Y no hay nadie que mire para el otro lado... No hace falta decirle a Orion, el Cata Díaz (suspendido) y Gago cómo se vive. Tampoco a Osvaldo, por su historia como hincha. “Vengo por el sueño de todos es ganar la Libertadores”, avisó a través de Olé .
Para vestir al equipo que saldrán a la cancha a partir de las 20.15, el Vasco optó por la mejor pilcha. Aprovechó el rodaje que le da a todo el plantel, entre el torneo y la Copa, e hizo una fina elección. Mantiene el arquero, la defensa y el volante tapón, pero mete a Lodeiro en el mediocampo (no de extremo como el domingo) para que Gago no se encuentre solo en la distribución y creación y en el centro del ataque hace debutar a Daniel Osvaldo, el delantero que trajeron para que le dé un salto de jerarquía al ataque, acompañado por los mismos dos que en Chile estuvieron con Gigliotti y convirtieron los goles. “Sin un 9 así no podés ser campeón de América”, se escuchó decir en Casa Amarilla, esperanzados en lo que puede dar el nuevo Loco.
Es el goce y la obligación. Es el goce tener en la Bombonera a Gago y Lodeiro en un mismo mediocampo, los delanteros picantes por afuera como Palacios y Chávez y el atractivo adicional de conocer a Osvaldo con la camiseta de Boca. Es la obligación que genera la misma Bombonera. Porque es la primera vez ahí -después de un año de ausencia- y la fiesta acepta un único final. El grito de la gente hará saber desde temprano.
“La Copa es especial”, repite el Vasco, a cada paso, y lo dice desde el conocimiento que le dio la experiencia. La forma en que vivió la única Libertadores que jugó, en el 2000, justo en su último semestre en Boca antes de partir para el Villarreal (con dos goles en la final de ida frente al Palmeiras). Y por eso siempre tuvo claro cuál era la prioridad del verano, ganarle el desempate a Vélez, meterse en el grupo 5 y empezar a recorrer kilómetros por el continente. Con la obligación de ganar en todos lados y llegar bien lejos.
El primer partido es importante, pero el primero en la Bombonera mucho más. “La gente de Boca está obsesionada con la Copa”, contó Pachi Carrizo hace algunos días, y dijo ser consciente de que el equipo titular era el que jugaba los partidos internacionales. “Tenemos la obligación hasta la final”, agregó Torsiglieri, recién llegado pero con las ideas claras. Y no hay nadie que mire para el otro lado... No hace falta decirle a Orion, el Cata Díaz (suspendido) y Gago cómo se vive. Tampoco a Osvaldo, por su historia como hincha. “Vengo por el sueño de todos es ganar la Libertadores”, avisó a través de Olé .
Para vestir al equipo que saldrán a la cancha a partir de las 20.15, el Vasco optó por la mejor pilcha. Aprovechó el rodaje que le da a todo el plantel, entre el torneo y la Copa, e hizo una fina elección. Mantiene el arquero, la defensa y el volante tapón, pero mete a Lodeiro en el mediocampo (no de extremo como el domingo) para que Gago no se encuentre solo en la distribución y creación y en el centro del ataque hace debutar a Daniel Osvaldo, el delantero que trajeron para que le dé un salto de jerarquía al ataque, acompañado por los mismos dos que en Chile estuvieron con Gigliotti y convirtieron los goles. “Sin un 9 así no podés ser campeón de América”, se escuchó decir en Casa Amarilla, esperanzados en lo que puede dar el nuevo Loco.
Es el goce y la obligación. Es el goce tener en la Bombonera a Gago y Lodeiro en un mismo mediocampo, los delanteros picantes por afuera como Palacios y Chávez y el atractivo adicional de conocer a Osvaldo con la camiseta de Boca. Es la obligación que genera la misma Bombonera. Porque es la primera vez ahí -después de un año de ausencia- y la fiesta acepta un único final. El grito de la gente hará saber desde temprano.




