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Gracias a Cristiano Ronaldo, el mejor jugador de la historia, el Real Madrid consigue otro triunfo.




Tras las rotaciones empleadas el pasado martes en la jornada de entresemana, Carlo Ancelotti volvió a su once habitual a excepción de la baja de Pepe por lesión. Iker Casillas volvía a defender el marco madridista para ampliar el debate una semana más.

El Villarreal comenzó con ganas, con un Luciano Vietto desatado y haciendo mucho daño entre líneas. La valentía de Ancelotti le costó bastante sufrimiento en los primeros compases del partido, pues al dejar el 4-4-2, desprotegió demasiado a la defensa y el submarino torpedeaba cada dos por tres la portería visitante.

El Real Madrid solo era capaz de meter miedo en alguna de sus insurrecciones a la contra y en las pelotas a balón parado, aunque Sergio Ansejo vivió un inicio de encuentro bastante plácido. Demasiado quizás, pues cuando Luka Modric no se lo pensó desde la frontal, el disparo le pilló absolutamente desprevenido. El croata soltó un latigazo con potencia y bastante colocación y el ex del Atlético de Madrid solo pudo seguir la trayectoria con la mirada.

El gol madridista espoleó a los jugadores blancos, que empezaron a trenzar jugadas por primera vez en el encuentro. Aun así, Carlo Ancelotti no paraba de dar instrucciones por banda, animando a sus laterales a abrir el terreno de juego y así conseguir espacios para que los atacantes liquidasen el choque.

Y a pesar de la insistencia de Vietto por encontrar el gol, el Villarreal no pudo perforar la meta de Casillas y el Madrid mató a la contra. Buena jugada de Karim Benzema, que tuvo la tranquilidad para dejar correr el balón, aguantar la pelota y ponerla atrás para que Cristiano Ronaldo la empujase al fondo de las mallas.

El segundo tanto tuvo un efecto diferente al primero, pues esta vez fue el Real Madrid el que se relajó y permitió las mejores ocasiones locales. Primero tuvo que aparecer Iker Casillas con una doble parada sensacional que evitó que el equipo de Marcelino recortase diferencias. Y apenas unos minutos después, Marcelo desbarató acrobáticamente un gol cantado de Trigueros.

Tras el paso por los vestuarios, el Villarreal siguió buscando la portería rival con asiduidad, pero no era el día de sus atacantes. Marcelino se desesperaba en el banquillo, pues veía como su equipo se movía, centraba y chutaba, pero era incapaz de batir a Iker Casillas.

El técnico del cuadro castellonense intentó revertir la situación introduciendo a Espinosa y a los hermanos Jonathan y Giovani Dos Santos. Aun así, el Villarreal fue perdiendo en potencia y el equipo de Ancelotti cada vez estaba más cómodo sobre el terreno de juego, controlando y manejando el partido.

Además, el transalpino oxigenó al equipo dando entrada a Illarramendi y a Nacho por unos fundidos James y Marcelo. Debido a esta reestructuración y con el paso de los minutos, el partido fue perdiendo fuerza y ambos conjuntos fueron incapaces de crear más ocasiones.

El Villarreal se dejó ir y además se quedó con diez futbolistas al perder a Musacchio por lesión. Finalmente, el equipo madridista se llevó la victoria gracias a su efectividad, el poco acierto del rival y la buena gestión del partido durante el segundo tiempo.