Polémica por la expulsión del Gremio de la Copa después de que una parte de su afición gritara «mono» al portero del Santos
Aficionada del Gremio acusada de gritos racistas contra el portero del Santos
El pasado 27 de abril, la imagen de Dani Alves daba la vuelta al mundo. Su equipo jugaba ante el Villarreal y un espectador situado en una de las esquinas de El Madrigal arrojaba un plátano al defensa del Barcelona cuando se disponía a sacar un córner. El internacional brasileño respondía entonces con sorna: pelaba y daba un mordisco a la fruta, acción que fue imitaba posteriormente por numerosos compañeros de profesión a través de las redes sociales. Pero Alves iba más allá y en declaraciones posteriores acusaba a España de ser un país racista. Cinco meses después de aquella polémica, el racismo en el fútbol vuelve a escena aunque, en esta ocasión, tiene como protagonista a Brasil.
«Existe racismo contra extranjeros. Ellos venden el país como del primer mundo, pero en algunas cosas están muy atrasados», acusaba Dani Alves después de sufrir el incidente en el estadio del Villarreal. Aquel día, el defensa no podía sospechar que, solo unos meses más tarde, el histórico Gremio, uno de los clubes con más tradición de Brasil, sería expulsado de la Copa. Esa fue la decisión adoptada este jueves por el Tribunal de Justicia Deportiva como respuesta a los insultos racistas proferidos y gritos de «mono» por numerosos aficionados contra jugadores del Santos durante un partido de ese torneo disputado el pasado 28 de agosto.
Aranha, portero del SantosComo en Villarreal con el caso del plátano a Alves, los gritos también han tenido consecuencias para alguno de los aficionados del Gremio implicados en los hechos. El espectador que arrojó el plátano en El Madrigal fue identificado como socio del club, del que fue expulsado. En Brasil, una joven fue identificada a través de las imágenes de televisión y sus repetidos gritos contra Aranha, portero negro del Santos, le pueden costar una pena de cárcel de entre uno y tres año por«delito racial». Otros cinco hinchas también han declarado en dependencias policiales por unos hechos que también han acarreado una sanción al trío arbitral del Gremio-Santos (0-2). El árbitro principal, Wilton Pereira Sampaio, fue suspendido por 45 días por no citar el incidente en el informe y sus dos auxiliares recibieron por el mismo motivo treinta días de suspensión.
Acoso a la aficionada
Pero el calvario de la aficionada, identificada como Patricia Moreira, de 23 años, ya ha comenzado. Ha perdido su puesto de trabajo como auxiliar de odontología en la Policía Militar de Brasil y suvivienda ha sido apedreada. Su salida de la comisaría donde prestó declaración tampoco resultó fácil. Abandonó las dependencias policiales entre gritos de «racista, racista» proferidos por el movimiento Unegro (Unión de Negros por la Igualdad), que mantiene una dura batalla contra los cánticos racistas extendidos en las hinchadas de fútbol brasileñas. Pero aón hay más. La joven también ha recibido amenazas de violación sexual a través de diferentes redes sociales, de las cuales ya ha eliminado sus perfiles.
«Yo no soy racista. Cuando lo llamé mono no tenía una intención racista. Fue el calor del partido. Gremio iba perdiendo y me dejé llevar por la pasión. Nunca quise perjudicar al Gremio. Amo al Gremio, disculpas para Aranha. Perdón. Perdón. Perdón..», declaraba la joven este viernes al canal de televisión Globo visiblemente afectada y entre sollozos.
La acción de la joven seguidora y la de muchos otros aficionados contra el guardameta del Santos también ha tenido graves consecuencias para el Gremio, expulsado por la justicia deportiva brasileña de la Copa. Una decisión que no todos comparten en el país que este verano acogía el Mundial.
Un fútbol racista
Para el Frente Nacional del Hincha, movimiento social que defiende los derechos de los aficionados en los estadios, la sanción al Gremio resulta excesiva porque, en su opinión, el racismo es un mal impregnado en la cultura del país y el fútbol en particular. Su presidente, Renán Mateus de Oliveira, ha recordado que el fútbol brasileño tiene incorporados prejuicio raciales como, por ejemplo, la falta de porteros de raza negra. «La mayoría de los guardametas son blancos y es un prejuicio instalado en Brasil, de que los negros no sirven para ser porteros», afirmaba.
Además de ser excluido de la Copa de Brasil, el Gremio ha sido multado con 50.000 reales (unos 22.000 dólares), aunque el club de Porto Alegre tiene derecho a presentar un recurso. Todos los aficionados que sean responsabilizados por las injurias racistas contra Aranha no podrán acudir a ningún estadio de fútbol los próximos dos años, según la decisión judicial.

Aficionada del Gremio acusada de gritos racistas contra el portero del Santos
El pasado 27 de abril, la imagen de Dani Alves daba la vuelta al mundo. Su equipo jugaba ante el Villarreal y un espectador situado en una de las esquinas de El Madrigal arrojaba un plátano al defensa del Barcelona cuando se disponía a sacar un córner. El internacional brasileño respondía entonces con sorna: pelaba y daba un mordisco a la fruta, acción que fue imitaba posteriormente por numerosos compañeros de profesión a través de las redes sociales. Pero Alves iba más allá y en declaraciones posteriores acusaba a España de ser un país racista. Cinco meses después de aquella polémica, el racismo en el fútbol vuelve a escena aunque, en esta ocasión, tiene como protagonista a Brasil.
«Existe racismo contra extranjeros. Ellos venden el país como del primer mundo, pero en algunas cosas están muy atrasados», acusaba Dani Alves después de sufrir el incidente en el estadio del Villarreal. Aquel día, el defensa no podía sospechar que, solo unos meses más tarde, el histórico Gremio, uno de los clubes con más tradición de Brasil, sería expulsado de la Copa. Esa fue la decisión adoptada este jueves por el Tribunal de Justicia Deportiva como respuesta a los insultos racistas proferidos y gritos de «mono» por numerosos aficionados contra jugadores del Santos durante un partido de ese torneo disputado el pasado 28 de agosto.
Aranha, portero del SantosComo en Villarreal con el caso del plátano a Alves, los gritos también han tenido consecuencias para alguno de los aficionados del Gremio implicados en los hechos. El espectador que arrojó el plátano en El Madrigal fue identificado como socio del club, del que fue expulsado. En Brasil, una joven fue identificada a través de las imágenes de televisión y sus repetidos gritos contra Aranha, portero negro del Santos, le pueden costar una pena de cárcel de entre uno y tres año por«delito racial». Otros cinco hinchas también han declarado en dependencias policiales por unos hechos que también han acarreado una sanción al trío arbitral del Gremio-Santos (0-2). El árbitro principal, Wilton Pereira Sampaio, fue suspendido por 45 días por no citar el incidente en el informe y sus dos auxiliares recibieron por el mismo motivo treinta días de suspensión.
Acoso a la aficionada
Pero el calvario de la aficionada, identificada como Patricia Moreira, de 23 años, ya ha comenzado. Ha perdido su puesto de trabajo como auxiliar de odontología en la Policía Militar de Brasil y suvivienda ha sido apedreada. Su salida de la comisaría donde prestó declaración tampoco resultó fácil. Abandonó las dependencias policiales entre gritos de «racista, racista» proferidos por el movimiento Unegro (Unión de Negros por la Igualdad), que mantiene una dura batalla contra los cánticos racistas extendidos en las hinchadas de fútbol brasileñas. Pero aón hay más. La joven también ha recibido amenazas de violación sexual a través de diferentes redes sociales, de las cuales ya ha eliminado sus perfiles.
«Yo no soy racista. Cuando lo llamé mono no tenía una intención racista. Fue el calor del partido. Gremio iba perdiendo y me dejé llevar por la pasión. Nunca quise perjudicar al Gremio. Amo al Gremio, disculpas para Aranha. Perdón. Perdón. Perdón..», declaraba la joven este viernes al canal de televisión Globo visiblemente afectada y entre sollozos.
La acción de la joven seguidora y la de muchos otros aficionados contra el guardameta del Santos también ha tenido graves consecuencias para el Gremio, expulsado por la justicia deportiva brasileña de la Copa. Una decisión que no todos comparten en el país que este verano acogía el Mundial.
Un fútbol racista
Para el Frente Nacional del Hincha, movimiento social que defiende los derechos de los aficionados en los estadios, la sanción al Gremio resulta excesiva porque, en su opinión, el racismo es un mal impregnado en la cultura del país y el fútbol en particular. Su presidente, Renán Mateus de Oliveira, ha recordado que el fútbol brasileño tiene incorporados prejuicio raciales como, por ejemplo, la falta de porteros de raza negra. «La mayoría de los guardametas son blancos y es un prejuicio instalado en Brasil, de que los negros no sirven para ser porteros», afirmaba.
Además de ser excluido de la Copa de Brasil, el Gremio ha sido multado con 50.000 reales (unos 22.000 dólares), aunque el club de Porto Alegre tiene derecho a presentar un recurso. Todos los aficionados que sean responsabilizados por las injurias racistas contra Aranha no podrán acudir a ningún estadio de fútbol los próximos dos años, según la decisión judicial.
