
Boca se aferra a la historia: en 2004 tampoco le había Ganado a River antes del ida y vuelta. Igual que ahora.
Los goles de Latorre en la Libertadores del 91. Los guantes del Mono en la Supercopa del 94. El muletazo de Palermo en el 2000. Y la gallinita del Apache en el 2004.
La paternidad de Boca sobre River abarca también el plano internacional y la diferencia se amplió aún más de un tiempo a esta parte. Las últimas tres definiciones mano a mano, de hecho, fueron del Xeneize y dos tuvieron a Arruabarrena como protagonista. Pero hay otro dato que ilusiona a los hinchas de cara a la semifinal de la Sudamericana: antes de aquella recordada serie de penales en Núñez con Tevez, Abbondanzieri y Villarreal como héroes, el equipo de Bianchi no había ganado ni un solo Súper de los tres que se llevaban disputados en el año y así y todo se quedó con el pase a la final. Ahora, con Boca sin alegrías frente al Millo en lo que va del 2014, ¿se repetirá la historia? Los afortunados que jugaron alguna vez el Clásico Mundial cuentan que los antecedentes quedan de lado cuando empieza a rodar la pelota, pero que el peso de la camiseta de Boca siempre influyó a la hora de enfrentar al rival de toda la vida. Y sobre todo en la vereda de enfrente. Por lo pronto, los números hablan por sí solos. Hace ya una década, con Fernando Cavenaghi como titular y un joven Pablo Ledesma que recién asomaba (el delantero podría concentrarse y el volante no iría ni al banco), el Millo de Astrada pegó primero en el verano y se mantuvo invicto a nivel local hasta el 2005. Boca cayó 3-1 en los amistosos de pretemporada en Mar del Plata y en Mendoza, y tres semanas antes del primer cruce por la Libertadores perdió 1-0 como local con gol de cabeza del Torito. Eso sí: el ida y vuelta más importante del Siglo XXI, en el que debía aflorar la mística, fue para los de Bianchi (1-0 en la ida y 1-2 en los 90’, 5-4 por penales en la vuelta).
Esta vez, la racha adversa también comenzó en el verano con tres empates y tres derrotas y sobra confianza para darla vuelta. El Xeneize se fue derrotado de Córdoba, de Mendoza y en el Final (córner de Pitana y testazo de Funes Mori) y se trajo un punto de Mar del Plata, otro de México y el último del Monumental, la tarde de la lluvia y el penal fantasma de Gago.
“¿Si el pasado tiene que ver? Nosotros queremos campeonar, nos pusimos el objetivo de lograr el título y para eso hay que superar esta instancia. Ojalá lo logremos”, fue cauto el Vasco. Y en la misma línea se pronunció el Cata Díaz: “No importa cómo llegue cada uno. Los dos tenemos nuestras armas y vamos a dejar todo para darle otra alegría a nuestra gente en un partido tan especial como será ante River”.
Los goles de Latorre en la Libertadores del 91. Los guantes del Mono en la Supercopa del 94. El muletazo de Palermo en el 2000. Y la gallinita del Apache en el 2004.
La paternidad de Boca sobre River abarca también el plano internacional y la diferencia se amplió aún más de un tiempo a esta parte. Las últimas tres definiciones mano a mano, de hecho, fueron del Xeneize y dos tuvieron a Arruabarrena como protagonista. Pero hay otro dato que ilusiona a los hinchas de cara a la semifinal de la Sudamericana: antes de aquella recordada serie de penales en Núñez con Tevez, Abbondanzieri y Villarreal como héroes, el equipo de Bianchi no había ganado ni un solo Súper de los tres que se llevaban disputados en el año y así y todo se quedó con el pase a la final. Ahora, con Boca sin alegrías frente al Millo en lo que va del 2014, ¿se repetirá la historia? Los afortunados que jugaron alguna vez el Clásico Mundial cuentan que los antecedentes quedan de lado cuando empieza a rodar la pelota, pero que el peso de la camiseta de Boca siempre influyó a la hora de enfrentar al rival de toda la vida. Y sobre todo en la vereda de enfrente. Por lo pronto, los números hablan por sí solos. Hace ya una década, con Fernando Cavenaghi como titular y un joven Pablo Ledesma que recién asomaba (el delantero podría concentrarse y el volante no iría ni al banco), el Millo de Astrada pegó primero en el verano y se mantuvo invicto a nivel local hasta el 2005. Boca cayó 3-1 en los amistosos de pretemporada en Mar del Plata y en Mendoza, y tres semanas antes del primer cruce por la Libertadores perdió 1-0 como local con gol de cabeza del Torito. Eso sí: el ida y vuelta más importante del Siglo XXI, en el que debía aflorar la mística, fue para los de Bianchi (1-0 en la ida y 1-2 en los 90’, 5-4 por penales en la vuelta).
Esta vez, la racha adversa también comenzó en el verano con tres empates y tres derrotas y sobra confianza para darla vuelta. El Xeneize se fue derrotado de Córdoba, de Mendoza y en el Final (córner de Pitana y testazo de Funes Mori) y se trajo un punto de Mar del Plata, otro de México y el último del Monumental, la tarde de la lluvia y el penal fantasma de Gago.
“¿Si el pasado tiene que ver? Nosotros queremos campeonar, nos pusimos el objetivo de lograr el título y para eso hay que superar esta instancia. Ojalá lo logremos”, fue cauto el Vasco. Y en la misma línea se pronunció el Cata Díaz: “No importa cómo llegue cada uno. Los dos tenemos nuestras armas y vamos a dejar todo para darle otra alegría a nuestra gente en un partido tan especial como será ante River”.