
“Este River también tiene sus defectos”
El símbolo de Independiente asegura que su equipo tiene las herramientas para ganar el clásico Más allá del respeto, el Rolfi dice que dentro de una cancha no le tiene miedo a ningún rival y reconoce que ahora son más agresivos.

Solamente él sabe cuánto sufrió. Quizá, sus más íntimos fueron los únicos que lograron palpar algo. Nadie más. Volvió, una vez más, en enero de 2013, vía México. Lo hizo envuelto en esperanzas. Era lo que su corazón quería; y le pedía. Volvió para colaborar con la causa. Jamás imaginó que la realidad le daría semejante golpazo a los pocos meses. El descenso. En el medio, hubo broncas, críticas, decepciones y más lágrimas que sonrisas. Pero, paralelamente, hubo un compromiso muy fuerte de Daniel Gastón Montenegro con Independiente. Podría haberse mandado a mudar. Pero se quedó a desandar el extenso camino del regreso a Primera. Esa enorme espina clavada en el pecho que se la sacó justo contra Huracán, el club que lo vio nacer. Ahora, en la previa contra River, un club que también lo marcó (fue campeón del Clausura 2004), le cuenta de manera exclusiva a Clarín cómo está transitando este momento dulce, impensado hasta hace no mucho tiempo...
-Después de tanto sufrimiento, ¿cómo vivís este presente?
-Lo disfruto el doble. Cuando empezamos esta nueva etapa había muchos interrogantes. Encima, a poco de arrancar el torneo vino un técnico nuevo por la salida abrupta de Omar (De Felippe). Hubo que empezar a hacer cosas diferentes y acelerar el período de conocimiento. Por suerte pudimos sintonizar rápidamente la idea de Jorge.
-Por ahí ustedes, los jugadores, lo entienden. Pero parece que la gente todavía lo está midiendo al DT. ¿Por qué pensás que sucede?
-Puede ser que aún no le haya entrado a la gente por su forma de trabajar, porque hace cambios o porque no es tan conocido. Muchos están acostumbrados a los once de memoria. Pero él va probando y cambiando en busca de lo mejor para el equipo. Está detrás del equipo ideal. Lo está haciendo sobre la marcha y yo no lo veo mal. Todos los integrantes del plantel están con expectativas, enchufados. Los que no juegan saben que en cualquier momento pueden entrar. Y los que estamos jugando, si no rendimos, tranquilamente podemos ir para afuera. El mensaje es: no hay que dormirse.
-Antes hablaste muy por arriba de la propuesta de Almirón. ¿Qué es lo que más le destacás?
-Las ideas claras. Cuando un entrenador sabe qué quiere y las sustenta con una idea de juego bien definida, en este caso una idea de juego audaz, a la larga es más factible que las cosas te salgan bien.
-¿Irán al Monumental con esa audacia que los llevó a ganar cuatro partidos en cadena?
-¿Y por qué deberíamos cambiar nuestra forma de jugar? No la vamos a cambiar. Iremos a jugar como lo veníamos haciendo. Ojo, tampoco iremos a regalarnos, no somos giles. River está jugando muy bien y hoy es el mejor. Muchos se quedan como ataca y que está derecho con el gol; sin embargo, nosotros advertimos que defensivamente está firme. Apenas le marcaron dos goles en lo que va del torneo. De todas maneras, sabemos que este River también tiene sus defectos y nosotros podemos lastimarlo.
-¿Por qué dijiste que a River lo agrandaron mucho?
-Por qué a mí me parece que es así. No dije nada de malo. Simplemente dije lo que pienso y sin faltarle el respeto a nadie.
-¿Hoy River mete miedo?
-A esta altura de mi carrera, con 35 años, dentro de la cancha no le tengo miedo a ningún equipo. Obvio que hay mucho respeto; pero Independiente, pese a que es un equipo en formación, en los últimos partidos encontró soluciones y el equipo se fue soltando. Hay que estar muy atentos y fuertes de la cabeza para afrontar ese partido.
-Las cuatro victorias los ubicaron en una posición expectante. ¿Sirve el punto o saben que un triunfo en el Monumental puede convertirlos en serios aspirantes al título?
-Aunque después de River faltará más de medio torneo, sabemos que este partido puede marcarnos para qué estamos.
-En el regreso a Primera, este equipo les regaló a los hinchas el clásico ante Racing. ¿Creés que ahora están esperando un triunfo ante River con la misma ansiedad?
-No sé si el triunfo en el clásico tiene comparación. Después del descenso, la gente necesitaba esa alegría. Por suerte pudimos dársela. Ahora, iremos con la idea de regalarles otro triunfo resonante.
-¿Y vos en dónde te ves dentro del sistema de Almirón?
-Con esta clase de propuesta, la distribución de los jugadores en el campo es bastante relativa. Se impone la actitud. La verdad, yo no tengo problemas, puedo jugar con dos delanteros, con uno, con tres o tirarme unos metros atrás. Lo que importa es ser protagonistas, atacar, asociarse. Almirón me va a poner en donde puedo serle útil al equipo. Me siento cómodo jugando como lo hicimos en los últimos partidos, con dos delanteros picantes. Tengo claro que el sistema no tiene que adecuarse a uno, sino uno al sistema.
-En estos últimos partidos, más allá de los resultados, se vio una propuesta diferente...
-Sí, el equipo ahora es más agresivo, tiene más contacto con la pelota. Seguro que hay un cambio. No jugamos de la misma manera que con De Felippe.
-Muchos aseguran que ahora juegan más liberados que en el ascenso. ¿Vos lo sentís de ese modo?
-Sí. En la B Nacional sólo importaba ganar como sea. No importaba el cómo. Había que ganar. Punto. Ahora es diferente. Obviamente que uno siempre quiere ganar y jugar bien, pero sin la presión de ganar o ganar podemos entregarle algo más a nuestra gente, que es muy exigente. Lo ideal sería ganar y gustar. Eso calculo que generaría más entusiasmo. La gente se bancó muchas malas. Creo que llegó el momento de encolumnarnos todos en una misma hilera. Todos, eh. Los que estábamos, los chicos, los refuerzos, el cuerpo técnico, la dirigencia, la gente. Todos. Sólo así podremos volver a ser el Independiente que supo ser.