
La segunda semifinal tiene un sabor especial en Londres. Es que se ven las caras las figuras suizas, los mismos que llevaron a su equipo a la final de la Copa Davis. Roger Federer, Nº2 del mundo, enfrenta a Stan Wawrinka (4º) en un partido muy atractivo en las Finales ATP. Al salir a la cancha, ya saben quién es el primer finalista, que surge del duelo de primera hora entre el serbio Novak Djokovic (1º) y el japonés Kei Nishikori (5º).
En una recuperación estupenda, Federer completa un 2014 de película, con 33 años y cuatro hijos. Llegó a 10 finales y ganó cinco, cumpliendo una segunda mitad de primera, como en sus mejores tiempos.
Después de dos años, el suizo se coronó a nivel de los Masters 1000 y lo hizo por duplicado, en Cincinnati y Shanghai. Ahora, en la cancha dura y bajo techo del O2 de Londres, apunta a su novena final en la exCopa Masters, donde ostente el récord de seis títulos.
Además, Federer sigue en carrera hacia las 1.000 victorias como profesional. Para llegar a esa marca le restan seis triunfos y ya sabe que no podrá conseguirla este año, entre Londres y la final de la Davis en Francia, pero intenta acerca lo máximo posible.
Con tres triunfos inapelables, Federer, muy agresivo, se adjudicó el Grupo B con autoridad y por eso su rival es Wawrinka, escolta de Djokovic en el A, quien arriba a la semifinal del sábado con dos éxitos y una derrota en la semana.
Por su parte, Wawrinka atraviesa la mejor temporada de su carrera, pese a su habitual irregularidad. El helvético logró su único Grand Slam, el Abierto de Australia, y después, entre otros picos de gran nivel, se recuperó para superar al propio Federer en la final de Monte Carlo.
En 2014, Wawrinka ganó tres de sus siete títulos de ATP y el último fue en abril, justo en el Principado de Mónaco. Ese fue el penúltimo de los 16 enfrentamientos personales, ya que luego Federer lo doblegó en cuartos de final de Wimbledon.
Federer lidera el duelo con Wawrinka por 14-2 y está 10-0 en hard. Las dos victorias las logró Stan sobre clay. Por eso, se trata de un cruce especial, porque se conocen mucho y porque, unidos, en una semana intentarán darle a Suiza la primera ensaladera de plata en la visita a Francia. Hay adrenalina garantizada.