El campeón ganó con dos goles de Mora, pero además dominó por completo a Tigre y lo maniató poco a poco hasta que lo aplastó futbolísticamente. El Millonario está en un momento increíble.
Esto es River, señores. Galera y bastón. Lujo. Precisión. Ganar, gustar y, si se puede, golear. El campeón fue paciente, apretó a Tigre cada vez más y suplió la falta de su mejor jugador con la resurrección futbolística de otro que supo brillar en 2012.
Rodrigo Mora recuperó la memoria, fue al menos por una noche aquel que enamoró a la gente en su primer semestre con La Banda y doblegó a Javier García, hasta la media hora figura excluyente del partido, para darle a River una ventaja indispensable.
En el complemento, el uruguayo repitió y volvió a meterla. Tras 20 meses sin goles en el Monumental, se destapó con un doblete que hizo delirar a las 50.000 almas que coparon el Antonio Vespucio Liberti.
Y lo mejor de todo es que este equipo no afloja. Siguió atacando, Mora casi mete el tercero con una vaselina exquisita, Kranevitter demostró que hoy es el mejor del país en su puesto. ¡Hasta Ramiro Funes Mori se mandó una escapada a lo Álvarez Balanta!
Se terminó la seguidilla y River tendrá una merecida semana de descanso tras otra producción intachablo. Volvió el River que jamás debió irse, el Más Grande de todos. Lo estábamos esperando.
EL MÁS GRANDE, LEJOS