We are the champions
Maidana y Muffarini, dos pilares de cada una de las defensas.
Chocan las coronas: el campeón de América y el campeón local animan un clásico estelar. Con Ortigötze, Teo y figuras de los dos lados. Y ganas de revalidar la gloria.
No time for losers, cause we are the champions”. No es tiempo de perdedores, porque somos los campeones. Así, con s, en plural, Queen. Gran espadeo de coronas gran en el Nuevo Gasómetro. El flamante campeón de la Libertadores, con las burbujas aún flotando en la superficie de la Copa. Y el último campeón local, a juzgar por sus últimas tres actuaciones (nueve goles a favor, ninguno en contra), con el ímpetu para defender el trono. San Lorenzo y River. La Copa de Campeones, pero esta noche, por la quinta fecha del Campeonato de Primera División.
Es verdad, no son las alineaciones completas que supieron capturar la gloria. El Ciclón, con el sabor del hito intacto, perdió a figuras de la talla de Piatti, Correa y Gentiletti. Y el Patón Bauza anda con la ropa de albañil, reacondicionando su obra. Contra Quilmes ya mostró algunos trazos de la reconstrucción, con Verón en patines por la izquierda, equiparando el vértigo que Villalba imprime por derecha. Tito, con un golpe en el pie derecho, ayer formó parte del trabajo táctico y de pelota parada. El hematoma persiste, pero el hecho de que el DT lo desee en campo marca su creciente importancia ante las bajas. En Núñez ya no está Ramón Díaz, arquitecto del equipo que salió de las sombras de la década. También emigraron Ledesma, Carbonero y Lanzini; Cavenaghi padece con su lesión. Sin embargo, el entusiasmo de su gente no se apagó. Con los regresos de Mora y Sánchez, Kranevitter ofreciendo lo que prometía, Pisculichi y Teo superstar.
En los nombres, claro, también radica una importante cuota del interés que despierta el clásico. De un lado, Teófilo Gutiérrez, top scorer del certamen, agita tanto por su chichoneo con el mercado como por su trance superlativo. Del otro, el Gordo Ortigötze, que mañana volverá a sumarse a la selección de Paraguay luego de tres años, es el patrón futbolístico de un San Lorenzo que se adivina más vertical que el que se consagró. Otra vez lo acompañará Juan Mercier, su compañero ideal, quien cumplió la fecha de suspensión por la roja contra Banfield. Y en el área espera un doble 9 de oficio (Matos-Blandi), como para preocupar fuerte a Maidana y Funes Mori.
“River es uno de los equipos que mejor está, así que vamos a preparar bien el partido. Será muy difícil”, piropeó Edgardo Bauza a su rival, y de paso dejó ver una orejita de la carta; seguramente desempolvará un plan para cortarle los circuitos de juego. Hasta en la pizarra colecciona ojos el clásico. No es para menos. Los dos cantan “We are the Champions”.

Maidana y Muffarini, dos pilares de cada una de las defensas.
Chocan las coronas: el campeón de América y el campeón local animan un clásico estelar. Con Ortigötze, Teo y figuras de los dos lados. Y ganas de revalidar la gloria.
No time for losers, cause we are the champions”. No es tiempo de perdedores, porque somos los campeones. Así, con s, en plural, Queen. Gran espadeo de coronas gran en el Nuevo Gasómetro. El flamante campeón de la Libertadores, con las burbujas aún flotando en la superficie de la Copa. Y el último campeón local, a juzgar por sus últimas tres actuaciones (nueve goles a favor, ninguno en contra), con el ímpetu para defender el trono. San Lorenzo y River. La Copa de Campeones, pero esta noche, por la quinta fecha del Campeonato de Primera División.
Es verdad, no son las alineaciones completas que supieron capturar la gloria. El Ciclón, con el sabor del hito intacto, perdió a figuras de la talla de Piatti, Correa y Gentiletti. Y el Patón Bauza anda con la ropa de albañil, reacondicionando su obra. Contra Quilmes ya mostró algunos trazos de la reconstrucción, con Verón en patines por la izquierda, equiparando el vértigo que Villalba imprime por derecha. Tito, con un golpe en el pie derecho, ayer formó parte del trabajo táctico y de pelota parada. El hematoma persiste, pero el hecho de que el DT lo desee en campo marca su creciente importancia ante las bajas. En Núñez ya no está Ramón Díaz, arquitecto del equipo que salió de las sombras de la década. También emigraron Ledesma, Carbonero y Lanzini; Cavenaghi padece con su lesión. Sin embargo, el entusiasmo de su gente no se apagó. Con los regresos de Mora y Sánchez, Kranevitter ofreciendo lo que prometía, Pisculichi y Teo superstar.
En los nombres, claro, también radica una importante cuota del interés que despierta el clásico. De un lado, Teófilo Gutiérrez, top scorer del certamen, agita tanto por su chichoneo con el mercado como por su trance superlativo. Del otro, el Gordo Ortigötze, que mañana volverá a sumarse a la selección de Paraguay luego de tres años, es el patrón futbolístico de un San Lorenzo que se adivina más vertical que el que se consagró. Otra vez lo acompañará Juan Mercier, su compañero ideal, quien cumplió la fecha de suspensión por la roja contra Banfield. Y en el área espera un doble 9 de oficio (Matos-Blandi), como para preocupar fuerte a Maidana y Funes Mori.
“River es uno de los equipos que mejor está, así que vamos a preparar bien el partido. Será muy difícil”, piropeó Edgardo Bauza a su rival, y de paso dejó ver una orejita de la carta; seguramente desempolvará un plan para cortarle los circuitos de juego. Hasta en la pizarra colecciona ojos el clásico. No es para menos. Los dos cantan “We are the Champions”.