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El entrenador Sub 17 de Argentina dirigió Talleres, Racing, Arsenal e incluso las inferiores de Nacional sin lograr éxitos



"Humbertito" es el hijo mayor de Grondona, el presidente de la Asociación Argentina de Fútbol (AFA) que, desde hace más de 30 años, ocupa ese sillón.

El DT de la selección argentina sub 17, que este miércoles justificó la reacción de sus jugadores al "babosear" a los futbolistas uruguayos, tuvo una dilatada trayectoria como entrenador, aunque sin éxitos.

Su vida relacionada al fútbol comenzó como jugador en la década de los 80, en Arsenal, el cuadro fundado por su padre y que en los últimos años adquirió una presencia destacada en el fútbol argentino y también continental.

Como DT, comenzó en Racing de Argentina, tradicional rival de Independiente, el equipo que su padre presidió durante casi 20 años, antes de dirigir la AFA. Luego, a principios de los 90, fue entrenador de Talleres de Córdoba, con el que se comprometió a salvarlo del descenso. No fue así: su equipo se fue a la B y "Humbertito" se fue.

Después, fue ayudante técnico de Carlos Bilardo en Sevilla de España y probó suerte en las inferiores de Nacional. No obtuvo éxito y dirigió a Godoy Cruz en la segunda división, con el que no logró el ascenso. También pasó sin pena ni gloria por Arsenal e Independiente.

Se dedicó al periodismo y, luego, volvió a dirigir. Fue al América Cochahuayco, filial del Universitario de Lima, Perú. En 2005, fracasó al no llevar a la selección de méxico al mundial sub 20 de Holanda. Años más tarde, lo tildó como lo único negativo en su trayectoria como entrenador: "Voy a cumplir 25 años de técnico y tuve un fracaso sólo, que fue en México", señaló al programa de radio Rock and Closs.

Volvió a Talleres donde fue manager y luego entrenador, aunque sin buen suceso.

Su padre lo nombró director de las divisiones juveniles de Argentina. A comienzos de este año, la sub 20 de ese país no logró pasar ni siquiera al hexagonal final, clasificatorio al mundial. Su padre, lo culpó por el fracaso. "Mi hijo (Humberto) tomó la decisión de que (el DT Marcelo) Trobbiani esté ahí, y esto que pasó es su responsabilidad", señaló.

Tras esa eliminación, dijo: “Dirigí en los clubes más importantes de Sudamérica. Esta situación es la primera vez que me pasa”.

Ahora, quiso volver a su rol de entrenador, y al frente de la selección sub 17 lleva dos partidos ganados en el hexagonal final.

A la sombra de su padre y del fracaso

Humberto Grondona, además de ser hijo de Don Julio, es el técnico de la selección sub 17 de Argentina. El mismo que prácticamente halagó a sus jugadores tras las baboseadas a los uruguayos. El mismo que fue echado de Nacional por maltrato a los adolescentes. El mismo que acumuló un fracaso tras otro en su carrera.

humbertito

“Lo único que falta es tener que ganar y encima jugar limpio. Prefiero ganar el Mundial y no ganar el juego limpio”; “mis jugadores tienen sangre y eso es bueno”; “Orgulloso de los chicos de mi selección. Juegan con el corazón. Vamos por más!”, fueron algunas de las frases que soltó el entrenador de la sub 17 de Argentina tras el partido ante Uruguay, con bochorno incluido, provocado tras los desmesurados festejos del tercer gol vecino.

¿Quién es Humberto -que nunca pudo dejar de ser Humbertito- Grondona? Ante nada, o ante todo, es el hijo de Don Julio, el jefe supremo del fútbol argentino, el Don Corleone del balompié al otro lado del río. Probó ser futbolista y llegó a la Primera del club de la familia, Arsenal, donde pasó con más pena que gloria (“Un lírico total. Jugaba de diez pero era muy vago, mis compañeros me mataban porque de 10 partidos tenía sólo uno bueno. Era zurdo”, se autodefinió en una entrevista para la revista El Gráfico). También jugó en Tigre, Morón, Comodoro Rivadavia, Gimnasia y Esgrima de Tandil y Deportivo Norte de Mar del Plata y se retiró en el 1988. Meses después comenzaría su carrera como DT.

Dirigió a Armenio y Mndiyú y luego cruzó de vereda radicalmente; quedó al frente de Racing, el equipo más odiado por la familia Grondona, reconocidos hinchas de Independiente. Sin lograr absolutamente nada (aunque alguna vez declaró: “En Racing vienen Pizzuti, Basile, Merlo y yo”), recaló en Talleres de Córdoba, equipo con serios problemas en la lucha por el descenso. “Talleres no va a descender, al contrario, vamos a ser protagonistas, lo firmo ahora mismo”, dijo, entonces. ¿Resultado? Se fue antes de que termine el torneo, le dejó su puesto al difunto Pato Pastoriza y la T perdió la categoría.

Dolido, pero no derrotado, fue llamado por Carlos Bilardo para que sea su ayudante técnico en el fútbol español y, en 1994, Nacional lo llamó para que se haga cargo de algunas de sus divisiones juveniles. Pero tampoco le fue bien y tuvo un final escandaloso; fue despedido tras un partido ante Wanderers, en el que insultó todo el tiempo a los jugadores -gurises de Quinta División- y al DT rival, Heber Soler, que al término del partido lo cruzó.

“Tenía puteríos todos los partidos. Relajaba a los técnicos y a los jugadores rivales. Y cuando se armaba el lío, ¿sabés qué? Se las tomaba”, lo recordó años después un integrante de su cuerpo técnico, que prefirió quedar en el anonimato, y que prestó su declaración al diario El Observador. “Tenía sus berretines, pero la gurisada lo quería porque les llegaba”, quebró una lanza, a pesar de todo.

Tras su desventura por el bolso, llegó a Independiente, cumpliendo el sueño familiar. Fue campeón de la Súpercopa -último título internacional del rojo-, como ayudante técnico; estuvo al frente ocho partidos como principal y, como tantas otras veces, se fue por la puerta de atrás.

Pasó por Godoy Cruz, equipo que se había preparado para dar el salto del Nacional B a la Primera División, pero no logró hacerlo. Tras otro fracaso, se “retiró” de la dirección técnica y comenzó a ejercer el periodismo deportivo. “Me curé de espanto, la pasé muy mal con el fútbol, era demasiada la violencia que había hacia mí. No podía vivir y menos entrar a una cancha, me empezaban a putear. No sabía si iba a salir vivo”, declaró por entonces.

En el 2000 vendió el cuento de que era bueno trabajando con los juveniles y, en el comienzo del siglo, fue a trabajar a Perú, donde se hizo cargo de las formativas del Universitario. No le fue bien, pero al menos quedó, contrariamente a lo que le sucedió en el 95, cuando supuestamente iba a ser nombrado como DT de la Sub 20 de Argentina.

“Quizá si hubiera sido otro mi padre, el entrenador de los juveniles hubiese sido yo, pero él no podía tomar esa decisión. Después vino todo ese verso de los proyectos…”, destilaba su bronca ante la revista El Gráfico. Ese “verso” fue comandado por Pekerman, que llevó a la albiceleste a ganar tres copas del mundo de la categoría, dos bajo su dirección técnica.

Pero, en una entrevista con la misma revista en el año 2008, se jactó de haber sido el impulsor de “ese verso de los proyectos”. “Le dije a mi viejo que Pekerman era el mejor, yo sabía de su trabajo en Colo Colo. Y fue Pekerman”, declaró en su momento.

En 1996 aseguró haber dejado de lado la bronca por no quedar al frente de la juvenil y apostó a más. “Estoy convencido de que seré técnico de la mayor en algún Mundial. Hablo muy en serio; ponele que para el del 2006″, aportó.

Para el 2005 llegó lo que él mismo define como su “único fracaso en su carrera”. Estuvo a cargo de la selección Sub 20 de México en las clasificatorias a la Copa del Mundo de la categoría. Era una fija que el tri, junto a Estados Unidos, representen al continente, pero Panamá, Canadá y Honduras, además de los EEUU, tenían otros planes y el equipo de Humbertito miró el Mundial por TV.

“Después no nos clasificamos para la Sub 20 siguiente porque pasaron cosas raras: definir con Honduras en Honduras era imposible. México no tenía peso en la Concacaf. Nos dormimos. Y así terminamos”, se excusó en el 2008 con El Gráfico.

Tras esto, fue asesor presidencial en Santos brasilero, equipo en el que también dirigió a la filial y encargado de las juveniles del Corinthians, trabajos en los que duró menos de un año. Luego volvió como DT principal de Tallares hasta recalar como Subdirector de las selecciones nacionales de la AFA. Para este Sudamericano Sub 17, fue asignado DT y está a un paso de meter a Argentina en la Copa del Mundo.

Así es la vida de Humbertito, que se define como “el hijo de Julio y una persona que trabaja como técnico hace 20 años sin parar, en juveniles y en mayores, que recorrió el mundo y al que le fue muy bien”. “Yo gané siempre. Donde fui, mis equipos ganaron o hicieron una campaña bárbara”, dijo alguna vez.



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