Este jueves, a las 2.45 p.m. (hora de España), James Rodríguez recibió el 'Botín de Oro' del Mundial de Brasil-2014.El volante, con los seis goles que hizo durante el torneo, se convirtió en el máximo artillero de la Copa, que finalizó el pasado 13 de julio. Y este trofeo es apenas el primero de una nueva etapa personal y profesional en la vida del colombiano.
Apenas tenía 12 años y James David Rodríguez Rubio ya daba muestras de que tenía un don especial para jugar a la pelota. En el arco sur de la cancha Marte 1 en Medellín, James anotó un gol olímpico para Academia Tolimense, en una final del Ponyfútbol, el que puede ser el torneo infantil más importante del país. Ese partido fue televisado. Nacía una leyenda.
De gol en gol, de gambeta en gambeta, James fue creciendo futbolísticamente y hoy es el goleador del torneo de fútbol más importante del planeta, la Copa del Mundo. En el fútbol ya es una realidad. Afuera de la cancha, tiene cosas del jovencito que todavía es: está por cumplir 23 años. Apenas… (Vea también: Las seis celebraciones de James Rodríguez en Brasil-2014)
Es hijo de futbolista. Su padre, que se llama igual, también se puso la camiseta número 10 de la Selección Colombia, aún de color blanco con la bandera tricolor atravesando el pecho. Pero James papá, aparte de integrar el muy recordado equipo que dirigía Luis Alfonso Marroquín que clasificó al Mundial Juvenil de la Unión Soviética, en 1985, no pudo salir al fútbol del primer mundo. De manera que, en medio de esa lucha por seguir jugando, llegó al Cúcuta Deportivo en 1991. Y en esa ciudad nació James, el 12 de julio de ese año.
La relación con Pilar Rubio, la mamá de James, no duro. Pilar se fue a vivir a Ibagué con el pequeño James y allá rehízo su vida, junto a Juan Carlos Restrepo. Y James creció como cualquier niño de Ibagué, con una pelota como su máxima diversión.
El fútbol no solo le gustaba adentro de la cancha. Pero sus ídolos no eran jugadores de carne y hueso. James quería parecerse a Oliver Atom, aquél crack de la serie japonesa de dibujos animados Supercampeones, esa en la que un ataque del Niupi, el equipo de Atom, podía durar todo un capítulo de media hora. Nada que ver con la velocidad con la que hoy James puede llevar a Colombia a celebrar.
El tema de Supercampeones era casi adictivo. "A James había que comprarle una Pony Malta y un paquete de rosquillas para que se sentara a ver el programa", recordaba Pilar hace un par de años, cuando el 10 colombiano marcó uno de sus primeros goles definitivos con la Selección, el tiro libre contra Chile.
Fue Restrepo quien lo inscribió en la Academia Tolimense, cuando apenas tenía 5 años. Y fue allí donde comenzó a brillar cada vez más en el fútbol competitivo hasta que llegó esa final del Ponyfútbol del 2004. Allí lo vio el presidente del Envigado, Gustavo Upegui, quien de inmediato lo contrató. Se decidió por ese club, a pesar de tener ofertas de Nacional y Medellín, porque podía hablar directamente con el presidente.
No eran horas felices para el equipo naranja, que en el 2006 perdió la categoría. En esa temporada, James, con 14 años, 10 meses y 10 días, jugó su primer partido en la Primera División de Colombia. El 21 de mayo del 2006, el técnico Hugo Castaño lo mandó a la cancha en lugar de Cristian González, al minuto 21 ST, en la derrota 1-2 frente a Cúcuta Deportivo en el Parque Estadio Sur. Y el 10 de septiembre de ese mismo año, jugó su único partido como titular, para enfrentar a Quindío en Armenia. Perdieron 1-0 y James duró 63 minutos en la cancha. Aún tenía que madurar.
Un escenario de crecimiento para muchos jugadores en el fútbol colombiano es la Primera B. Y allá fue a dar James, con todo Envigado, en el 2007. Allá se encontró con otros dos jóvenes que hicieron el mismo curso que él y con el tiempo llegaron a la Selección Colombia: Dorlan Pabón y Giovanni Moreno. La campaña de Envigado fue brillante y el ascenso era inminente. Y la ida de James también: Banfield (Argentina) logró que le prestaran al talentoso juvenil colombiano. Una carrera internacional brillante comenzaba a despuntar.
De pocas palabras
Tal como le sucedió a Falcao García, que al comienzo tuvo que vivir en la pensión de River Plate, James, en Banfield, debió madurar con rapidez para no dejarse llevar de la feroz competencia que hay en el fútbol argentino por un cupo en el plantel profesional. Apenas tenía 16 años cuando llegó allí. Al comienzo lo acompañó su padrastro. Pilar también vivió un tiempo con él.
Tuvo que esperar un año para debutar con el 'Taladro', como le dicen al equipo. Tuvo una temporada extraordinaria. Y con esa camiseta comenzó a marcar récords. Es el extranjero más joven en marcar un gol en el fútbol argentino, con solo 17 años. Y también el más joven en coronarse campeón, algo que tiene mucho más mérito si se tiene en cuenta que Banfield nunca había conseguido un título en la primera división y que luego volvió a descender, ya sin James en sus filas.
En Argentina, donde los jugadores son buscados por la prensa mañana, tarde y noche, James se destacó porque hablaba muy poco. Dicen que en su niñez tuvo un problema de tartamudez, ya superado, y que por eso prefiere no acercarse mucho a los micrófonos. Aún hoy, cuando es una de las figuras del Mundial, no le falta una sonrisa, pero las palabras no salen tan fácil.
Parece que los torneos internacionales le vienen muy bien a James. En su primera y única Copa Libertadores, la del 2010, marcó cuatro goles en sus tres primeros partidos: uno al Morelia de México, uno al Deportivo Cuenca de Ecuador y dos a Nacional de Uruguay. Y después, en octavos de final, también le marcó a Internacional de Porto Alegre. Su siguiente paso era el salto a Europa. Udinese y Español de Barcelona pidieron condiciones por él. Porto de Portugal terminó llevándoselo, tras poner encima de la mesa 5,1 millones de euros.
El primer año en el Porto fue de ensueño. Con dos de sus compañeros de Selección, Falcao García y Fredy Guarín, ganó la Superliga, la Liga portuguesa, la Copa de Portugal y la Liga de Europa en un solo año. Y a mitad de temporada dio uno de los pasos más importantes de su vida: se casó, el 24 de diciembre del 2010, con Daniela, la hermana de David Ospina.
Aún no estaba en la Selección de mayores. Había pasado por la Sub-17 en el Mundial de Corea del Sur, en el 2007, y, todavía con el calor de las victorias con el Porto, se coronó campeón en Toulon. Todo estaba dado para un gran Mundial Sub-20, en Colombia, en el 2011. Pero el equipo no respondió, a pesar de que James marcó tres goles, y se quedó en cuartos de final.
La revancha le vendría apenas dos meses después. A pesar de sus éxitos con el Porto, Hernán Darío Gómez, el técnico de entonces en la Selección, nunca lo tuvo en cuenta en el equipo de mayores, en parte porque estuvo metido de cabeza en el Mundial de Colombia. Leonel Álvarez, apenas tuvo la opción, lo metió entre los titulares. Y ahí apareció, con un extraño número 5 en la espalda, en la planilla para enfrentar a Bolivia en la eliminatoria. Comenzaba un camino de triunfos. Marcó tres goles en la eliminatoria, todos para ganar juegos, contra Perú, en Lima; Chile, en Santiago, y Ecuador, el día del simulacro del diluvio universal en Barranquilla.
Todo en la vida de James está pasando muy rápido. Su transferencia al Mónaco, a cambio de 45 millones de euros. Y este brillante Mundial que lo tiene despertándose por estos días como el máximo artillero del torneo. Parece un juego, de esos que a él le apasionan. "A James no le gusta perder ni en PlayStation, su otra pasión", recordaba su mamá. En Porto tenía un horario estricto para jugar todos los días y la única que podía sacarlo de allí era Daniela, para llevarlo a cine.
Apenas llegó a la concentración de la Selección, armó un torneo de Fifa 14. El video está en Youtube. ¿Quién fue el campeón? James, por supuesto, tras vencer en la final a Juan Fernando Quintero.
Pero no es lo único que le gusta enviar a redes sociales. En noviembre del año pasado hizo una broma que se volvió viral, en la que Pablo Armero fue la víctima y Luis Fernando Muriel y Juan Guillermo Cuadrado, sus cómplices. Hasta producción hubo: "Vamos a asustar a 'Miñía'", anunció, con Muriel y Cuadrado a su lado. Luego, le pidió a Armero una camiseta que estaba sobre una mesa, al lado de una ventana. Detrás de la cortina esperaban los otros dos jugadores, que metieron un grito que puso a saltar a Armero de físico susto…
Esa alegría que tiene en las concentraciones es la misma que refleja en la cancha, en la que ha marcado de cabeza, con el pie izquierdo, con el pie derecho, desde afuera del área, adentro del área… Solo le falta un tiro libre. O un gol olímpico, como el que mostró, a los 12 años, que James David Rodríguez Rubio estaba para cosas muy, pero muy grandes.

Apenas tenía 12 años y James David Rodríguez Rubio ya daba muestras de que tenía un don especial para jugar a la pelota. En el arco sur de la cancha Marte 1 en Medellín, James anotó un gol olímpico para Academia Tolimense, en una final del Ponyfútbol, el que puede ser el torneo infantil más importante del país. Ese partido fue televisado. Nacía una leyenda.
De gol en gol, de gambeta en gambeta, James fue creciendo futbolísticamente y hoy es el goleador del torneo de fútbol más importante del planeta, la Copa del Mundo. En el fútbol ya es una realidad. Afuera de la cancha, tiene cosas del jovencito que todavía es: está por cumplir 23 años. Apenas… (Vea también: Las seis celebraciones de James Rodríguez en Brasil-2014)
Es hijo de futbolista. Su padre, que se llama igual, también se puso la camiseta número 10 de la Selección Colombia, aún de color blanco con la bandera tricolor atravesando el pecho. Pero James papá, aparte de integrar el muy recordado equipo que dirigía Luis Alfonso Marroquín que clasificó al Mundial Juvenil de la Unión Soviética, en 1985, no pudo salir al fútbol del primer mundo. De manera que, en medio de esa lucha por seguir jugando, llegó al Cúcuta Deportivo en 1991. Y en esa ciudad nació James, el 12 de julio de ese año.
La relación con Pilar Rubio, la mamá de James, no duro. Pilar se fue a vivir a Ibagué con el pequeño James y allá rehízo su vida, junto a Juan Carlos Restrepo. Y James creció como cualquier niño de Ibagué, con una pelota como su máxima diversión.
El fútbol no solo le gustaba adentro de la cancha. Pero sus ídolos no eran jugadores de carne y hueso. James quería parecerse a Oliver Atom, aquél crack de la serie japonesa de dibujos animados Supercampeones, esa en la que un ataque del Niupi, el equipo de Atom, podía durar todo un capítulo de media hora. Nada que ver con la velocidad con la que hoy James puede llevar a Colombia a celebrar.
El tema de Supercampeones era casi adictivo. "A James había que comprarle una Pony Malta y un paquete de rosquillas para que se sentara a ver el programa", recordaba Pilar hace un par de años, cuando el 10 colombiano marcó uno de sus primeros goles definitivos con la Selección, el tiro libre contra Chile.
Fue Restrepo quien lo inscribió en la Academia Tolimense, cuando apenas tenía 5 años. Y fue allí donde comenzó a brillar cada vez más en el fútbol competitivo hasta que llegó esa final del Ponyfútbol del 2004. Allí lo vio el presidente del Envigado, Gustavo Upegui, quien de inmediato lo contrató. Se decidió por ese club, a pesar de tener ofertas de Nacional y Medellín, porque podía hablar directamente con el presidente.
No eran horas felices para el equipo naranja, que en el 2006 perdió la categoría. En esa temporada, James, con 14 años, 10 meses y 10 días, jugó su primer partido en la Primera División de Colombia. El 21 de mayo del 2006, el técnico Hugo Castaño lo mandó a la cancha en lugar de Cristian González, al minuto 21 ST, en la derrota 1-2 frente a Cúcuta Deportivo en el Parque Estadio Sur. Y el 10 de septiembre de ese mismo año, jugó su único partido como titular, para enfrentar a Quindío en Armenia. Perdieron 1-0 y James duró 63 minutos en la cancha. Aún tenía que madurar.
Un escenario de crecimiento para muchos jugadores en el fútbol colombiano es la Primera B. Y allá fue a dar James, con todo Envigado, en el 2007. Allá se encontró con otros dos jóvenes que hicieron el mismo curso que él y con el tiempo llegaron a la Selección Colombia: Dorlan Pabón y Giovanni Moreno. La campaña de Envigado fue brillante y el ascenso era inminente. Y la ida de James también: Banfield (Argentina) logró que le prestaran al talentoso juvenil colombiano. Una carrera internacional brillante comenzaba a despuntar.
De pocas palabras
Tal como le sucedió a Falcao García, que al comienzo tuvo que vivir en la pensión de River Plate, James, en Banfield, debió madurar con rapidez para no dejarse llevar de la feroz competencia que hay en el fútbol argentino por un cupo en el plantel profesional. Apenas tenía 16 años cuando llegó allí. Al comienzo lo acompañó su padrastro. Pilar también vivió un tiempo con él.
Tuvo que esperar un año para debutar con el 'Taladro', como le dicen al equipo. Tuvo una temporada extraordinaria. Y con esa camiseta comenzó a marcar récords. Es el extranjero más joven en marcar un gol en el fútbol argentino, con solo 17 años. Y también el más joven en coronarse campeón, algo que tiene mucho más mérito si se tiene en cuenta que Banfield nunca había conseguido un título en la primera división y que luego volvió a descender, ya sin James en sus filas.
En Argentina, donde los jugadores son buscados por la prensa mañana, tarde y noche, James se destacó porque hablaba muy poco. Dicen que en su niñez tuvo un problema de tartamudez, ya superado, y que por eso prefiere no acercarse mucho a los micrófonos. Aún hoy, cuando es una de las figuras del Mundial, no le falta una sonrisa, pero las palabras no salen tan fácil.
Parece que los torneos internacionales le vienen muy bien a James. En su primera y única Copa Libertadores, la del 2010, marcó cuatro goles en sus tres primeros partidos: uno al Morelia de México, uno al Deportivo Cuenca de Ecuador y dos a Nacional de Uruguay. Y después, en octavos de final, también le marcó a Internacional de Porto Alegre. Su siguiente paso era el salto a Europa. Udinese y Español de Barcelona pidieron condiciones por él. Porto de Portugal terminó llevándoselo, tras poner encima de la mesa 5,1 millones de euros.
El primer año en el Porto fue de ensueño. Con dos de sus compañeros de Selección, Falcao García y Fredy Guarín, ganó la Superliga, la Liga portuguesa, la Copa de Portugal y la Liga de Europa en un solo año. Y a mitad de temporada dio uno de los pasos más importantes de su vida: se casó, el 24 de diciembre del 2010, con Daniela, la hermana de David Ospina.
Aún no estaba en la Selección de mayores. Había pasado por la Sub-17 en el Mundial de Corea del Sur, en el 2007, y, todavía con el calor de las victorias con el Porto, se coronó campeón en Toulon. Todo estaba dado para un gran Mundial Sub-20, en Colombia, en el 2011. Pero el equipo no respondió, a pesar de que James marcó tres goles, y se quedó en cuartos de final.
La revancha le vendría apenas dos meses después. A pesar de sus éxitos con el Porto, Hernán Darío Gómez, el técnico de entonces en la Selección, nunca lo tuvo en cuenta en el equipo de mayores, en parte porque estuvo metido de cabeza en el Mundial de Colombia. Leonel Álvarez, apenas tuvo la opción, lo metió entre los titulares. Y ahí apareció, con un extraño número 5 en la espalda, en la planilla para enfrentar a Bolivia en la eliminatoria. Comenzaba un camino de triunfos. Marcó tres goles en la eliminatoria, todos para ganar juegos, contra Perú, en Lima; Chile, en Santiago, y Ecuador, el día del simulacro del diluvio universal en Barranquilla.
Todo en la vida de James está pasando muy rápido. Su transferencia al Mónaco, a cambio de 45 millones de euros. Y este brillante Mundial que lo tiene despertándose por estos días como el máximo artillero del torneo. Parece un juego, de esos que a él le apasionan. "A James no le gusta perder ni en PlayStation, su otra pasión", recordaba su mamá. En Porto tenía un horario estricto para jugar todos los días y la única que podía sacarlo de allí era Daniela, para llevarlo a cine.
Apenas llegó a la concentración de la Selección, armó un torneo de Fifa 14. El video está en Youtube. ¿Quién fue el campeón? James, por supuesto, tras vencer en la final a Juan Fernando Quintero.
Pero no es lo único que le gusta enviar a redes sociales. En noviembre del año pasado hizo una broma que se volvió viral, en la que Pablo Armero fue la víctima y Luis Fernando Muriel y Juan Guillermo Cuadrado, sus cómplices. Hasta producción hubo: "Vamos a asustar a 'Miñía'", anunció, con Muriel y Cuadrado a su lado. Luego, le pidió a Armero una camiseta que estaba sobre una mesa, al lado de una ventana. Detrás de la cortina esperaban los otros dos jugadores, que metieron un grito que puso a saltar a Armero de físico susto…
Esa alegría que tiene en las concentraciones es la misma que refleja en la cancha, en la que ha marcado de cabeza, con el pie izquierdo, con el pie derecho, desde afuera del área, adentro del área… Solo le falta un tiro libre. O un gol olímpico, como el que mostró, a los 12 años, que James David Rodríguez Rubio estaba para cosas muy, pero muy grandes.