


El portero declina ir con Costa Rica durante el parón de selecciones para apuntalar su estado forma con la esperanza de jugar el derbi

Keylor Navas. con Casillas al fondo
Hace ya casi un mes que Diego López aceptó tomar la puerta de salida que bruscamente le abrió el Real Madrid y poner rumbo a Milán para cerrar la etapa más convulsa de la historia reciente de la portería blanca. O, al menos, esa era la intención de la entidad de Concha Espina con la marcha del gallego. La temporada y media que convivieron Casillas y Diego en el club fue un permanente estado de alta tensión que ni Florentino ni Ancelotti estaban dispuestos a prolongar otro año más. Tanto en lo económico, como en el aspecto social, el adiós de López era el menos traumático para el club y Diego no tuvo más remedio que hacer el petate y emigrar a Italia.
En lugar del lucense, aterrizó Keylor Navas, el mejor guardameta del Mundial de Brasil junto a Neuer y de la pasada Liga, con permiso de Courtois. Con la llegada del costarricense, el Madrid contrataba un portero de plenas garantías para el presente y, sobre todo, de cara al futuro. Además, lograba poner fin a la surrealista e innecesaria «guerra civil» montada alrededor de la dicotomía Íker-Diego.
El mostoleño sería de nuevo, tras año y medio en la sombra, el arquero titular del conjunto blanco y Keylor aceptaría sin ruido alguno su rol de suplente. «Casillas ha dado mucho al Real Madrid. Trato de aprender de él para mejorar como futbolista. No me preocupa si voy a ser titular o no. Solo trataré de aprovechar mi oportunidad y estar preparado para estar bien cuando me toque jugar», comentó el guardameta «tico» a los pocos días de aterrizar en la capital de España.
La situación desde entonces ha dado un pequeño giro. El Madrid, a pesar de ganar el pasado 12 de agosto la Supercopa de Europa de manera brillante al Sevilla en Cardiff (2-0), ha derrapado en este inicio de temporada: perdió la Supercopa de España contra el Atlético (1-1 en el Bernabéu y 1-0 en el Calderón) y cayó estrepitosamente en la segunda jornada de Liga contra la Real Sociedad (4-2).
Baja forma
Tanto contra los colchoneros como frente a los donostiarras, la imagen del equipo dejó bastante que desear y Ancelotti mandó un aviso. «Algo tiene que cambiar y va a cambiar», aseguró el técnico italiano tras la derrota en Anoeta. Una de esas variaciones podría estar en la portería. Casillas ha perdido el ángel que siempre lo acompañó y cuenta por goles los disparos que recibe entre los tres palos. Su alarmante inseguridad y nerviosismo, sobre todo en las jugadas a balón parado, han encendido otra vez el fuego de la discutida portería blanca.
Keylor lo sabe y el costarricense ha declinado ir con su selección durante este parón con la idea de llevar a cabo un plan especial de trabajo que le dé ese espléndido estado de forma que mostró tanto la pasada campaña como en Brasil. Y es que Navas está oliendo sangre: el próximo día 13 hay un derbi liguero en el Bernabéu contra el Atlético de gran trascendencia y se machaca con la idea de tomar el relevo de un desconocido Íker con la espada de Damocles llamando de nuevo a su puerta.