BOCA
La banda descontrolada
Los arbitrajes de los últimos clásicos perjudicaron a Boca.
El repaso de los últimos arbitrajes abruma de ejemplos en los que Boca fue perjudicado en beneficio de River, mientras se debate quién dirigirá la revancha...
Bochornoso. Vergonzoso. Escandaloso. Lamentable. Casi deshonroso. En Boca ya no saben qué pensar del arbitraje de Germán Delfino en el Monumental. No es la primera vez que el equipo se ve perjudicado por los jueces ante River en el último tiempo, pero lo del jueves ya superó todos los límites. “En los últimos clásicos pasaron cosas muy raras”, alzó la voz el manager Juan Simón, en referencia a las tres expulsiones claras que omitió el pito. La de Vangioni por raspar abajo a Gago a los 13’ de juego; la de Funes Mori por una patada karateca a Pablo Pérez; y la de Sánchez por darle un coscorrón sin pelota a Pintita. “Si le gusta hablar en la tele antes de los partidos, que salga ahora a explicar lo que hizo”, lo sacudió más tarde Baldassi. ¿Lo condicionó el público? ¿Tenía decidido de antemano dejar pegar para no complicarse con sanciones disciplinarias que pudieran incidir en el resultado y el desarrollo del partido? ¿O simplemente le pifió? Lo cierto es que el equipo de Arruabarrena está abajo en la serie de octavos de final de la Libertadores y ahora deberá ganar sí o sí, quizá por más de un gol, para seguir con vida en la Copa más importante de los últimos diez años.
En el cuerpo técnico de Boca sabían de antemano que Delfino no era garantía de nada. No había buenas experiencias con él. Lo tenían en la mira desde el 2011, cuando el juez de la AAA le anuló un gol válido al Tigre del Vasco ante Gimnasia por una supuesta mano de Galmarini y tuvo que interceder el Tribunal de Disciplina para que al volante le quitaran la segunda amarilla por esa infracción. Y lo del jueves los terminó de convencer. Incluso, cuentan que ante la consulta de los dirigentes en la previa, acerca de si tenía alguna preferencia para pelear los pitos, el DT fue claro: cualquiera menos Delfino. Y pasó lo que pasó.
Al parecer, Boca y River habían acordado los jueces para los dos partidos de la llave: uno lo dirigiría Darío Herrera (del Sadra) y otro Diego Ceballos (de la Triple A). Fueron los apellidos que le encomendaron a Abel Gnecco, para que los llevara al Comité de Arbitros de la Conmebol, pero el ex juez presentó sus propios candidatos y salió Delfino para la ida. Hasta anoche, no se había decidido quién dirigirá la revancha. Todos apostaban por Pitana, pero Boca seguía presionando por Herrera. La bronca por los arbitrajes no es nueva en el Mundo Boca. En el Final 2014, el línea Maidana no vio offside de Teo en la jugada previa al gol de Lanzini, Pitana inventó un corner que derivó en el 2-1 de Funes Mori y omitió un agarrón grosero de Balanta a Gago adentro del área. En el torneo pasado, Vigliano flasheó una mano de Gago (la había tocado con la cabeza), lo expulsó, dio penal y sancionó con amarilla una plancha para roja de Mercado contra Insúa. Sobre el final compensó con una roja bien puesta a Funes Mori, casi como Delfino el jueves con Teófilo. Y Trucco, en la semi de ida de la Sudamericana 2014, no frenó el juego brusco del Millonario en la Bombonera y le perdonó la vida a Vangioni tras un patadón al Burrito Martínez que lo dejó varios meses parado. En la vuelta, Delfino sí acertó: le dio un penal a Boca a los 14 segundos y después echó bien al Cata Díaz. Eso sí: el línea 2, Iván Núñez, invalidó un gol de Gigliotti, quien partía varios centímetros habilitado. Quien salió a calmar las aguas fue Angelici. Avisó que la CD no hará ningún reclamo formal y le dijo a Olé: “No hablo de los árbitros”. Aunque varios dirigentes e hinchas de todos los estamentos le quemaron la cabeza para que se plantara, el presidente les aclaró que él no llora y que la derrota no se debía sólo a las equivocaciones del juez -no las cree a propósito-, sino a errores del equipo. En general, varios dirigentes le cayeron al Vasco por la no inclusión de Osvaldo como titular (ver página 3). “Si alguna decisión del árbitro condicionó, ellos pueden equivocarse. Los partidos se ganan en la cancha”, se alineó Martucci, secretario general. Con un arbitraje a la altura se hubiesen evitado conjeturas...

La banda descontrolada

Los arbitrajes de los últimos clásicos perjudicaron a Boca.
El repaso de los últimos arbitrajes abruma de ejemplos en los que Boca fue perjudicado en beneficio de River, mientras se debate quién dirigirá la revancha...
Bochornoso. Vergonzoso. Escandaloso. Lamentable. Casi deshonroso. En Boca ya no saben qué pensar del arbitraje de Germán Delfino en el Monumental. No es la primera vez que el equipo se ve perjudicado por los jueces ante River en el último tiempo, pero lo del jueves ya superó todos los límites. “En los últimos clásicos pasaron cosas muy raras”, alzó la voz el manager Juan Simón, en referencia a las tres expulsiones claras que omitió el pito. La de Vangioni por raspar abajo a Gago a los 13’ de juego; la de Funes Mori por una patada karateca a Pablo Pérez; y la de Sánchez por darle un coscorrón sin pelota a Pintita. “Si le gusta hablar en la tele antes de los partidos, que salga ahora a explicar lo que hizo”, lo sacudió más tarde Baldassi. ¿Lo condicionó el público? ¿Tenía decidido de antemano dejar pegar para no complicarse con sanciones disciplinarias que pudieran incidir en el resultado y el desarrollo del partido? ¿O simplemente le pifió? Lo cierto es que el equipo de Arruabarrena está abajo en la serie de octavos de final de la Libertadores y ahora deberá ganar sí o sí, quizá por más de un gol, para seguir con vida en la Copa más importante de los últimos diez años.

En el cuerpo técnico de Boca sabían de antemano que Delfino no era garantía de nada. No había buenas experiencias con él. Lo tenían en la mira desde el 2011, cuando el juez de la AAA le anuló un gol válido al Tigre del Vasco ante Gimnasia por una supuesta mano de Galmarini y tuvo que interceder el Tribunal de Disciplina para que al volante le quitaran la segunda amarilla por esa infracción. Y lo del jueves los terminó de convencer. Incluso, cuentan que ante la consulta de los dirigentes en la previa, acerca de si tenía alguna preferencia para pelear los pitos, el DT fue claro: cualquiera menos Delfino. Y pasó lo que pasó.

Al parecer, Boca y River habían acordado los jueces para los dos partidos de la llave: uno lo dirigiría Darío Herrera (del Sadra) y otro Diego Ceballos (de la Triple A). Fueron los apellidos que le encomendaron a Abel Gnecco, para que los llevara al Comité de Arbitros de la Conmebol, pero el ex juez presentó sus propios candidatos y salió Delfino para la ida. Hasta anoche, no se había decidido quién dirigirá la revancha. Todos apostaban por Pitana, pero Boca seguía presionando por Herrera. La bronca por los arbitrajes no es nueva en el Mundo Boca. En el Final 2014, el línea Maidana no vio offside de Teo en la jugada previa al gol de Lanzini, Pitana inventó un corner que derivó en el 2-1 de Funes Mori y omitió un agarrón grosero de Balanta a Gago adentro del área. En el torneo pasado, Vigliano flasheó una mano de Gago (la había tocado con la cabeza), lo expulsó, dio penal y sancionó con amarilla una plancha para roja de Mercado contra Insúa. Sobre el final compensó con una roja bien puesta a Funes Mori, casi como Delfino el jueves con Teófilo. Y Trucco, en la semi de ida de la Sudamericana 2014, no frenó el juego brusco del Millonario en la Bombonera y le perdonó la vida a Vangioni tras un patadón al Burrito Martínez que lo dejó varios meses parado. En la vuelta, Delfino sí acertó: le dio un penal a Boca a los 14 segundos y después echó bien al Cata Díaz. Eso sí: el línea 2, Iván Núñez, invalidó un gol de Gigliotti, quien partía varios centímetros habilitado. Quien salió a calmar las aguas fue Angelici. Avisó que la CD no hará ningún reclamo formal y le dijo a Olé: “No hablo de los árbitros”. Aunque varios dirigentes e hinchas de todos los estamentos le quemaron la cabeza para que se plantara, el presidente les aclaró que él no llora y que la derrota no se debía sólo a las equivocaciones del juez -no las cree a propósito-, sino a errores del equipo. En general, varios dirigentes le cayeron al Vasco por la no inclusión de Osvaldo como titular (ver página 3). “Si alguna decisión del árbitro condicionó, ellos pueden equivocarse. Los partidos se ganan en la cancha”, se alineó Martucci, secretario general. Con un arbitraje a la altura se hubiesen evitado conjeturas...
