



FERNANDO GAGO (Argentina)
Alguna vez alguien dijo del volante de Boca lo mismo que se decía de Fernando Redondo: no pisa el área propia, no pisa el área rival, no patea al arco, no hace goles y no cabecea. Aunque todo esto, en parte, es cierto, la importancia de Redondo y la de Gago cuando estaban en buen nivel era indiscutible en cualquier equipo. Su toque generaba una distribución fluida de juego y pelota. Su recuperación era útil. Incluso, en esta Selección de Sabella, Gago fue el mejor socio del mediocampo que encontró Messi en algunos partidos puntuales. Sin embargo el ex Real Madrid está pasando un momento muy malo, sin encontrar demasiada soltura, sin dejar muy clara tácticamente su posición en cancha -y esto vale tanto para su club como para el seleccionado- y con una dosis de fastidio elevada, como si las cosas debieran salir bien o enderezarse naturalmente. Para colmo le agregó una lesión que lo deja en duda hasta una fecha cercana al inicio del Mundial. Por más talento natural con el que cuente, hoy no parece un jugador de nivel internacional. Menos si llega después de una inactividad. La mala noticia para Argentina: su presunto suplente, Banega, se salvó de milagro de entrar en nuestra lista.
AXEL WITSEL (Bélgica)
Comenzó a destacarse desde bien joven en la Liga de Bélgica y se ganó una reputación de jugadorazo, refrendada por el desembolso de ¡40 millones de euros! por su pase, por parte del Zenit de San Petersburgo. La cifra, como todo el discurso alrededor de su juego, nos parece exagerada. En la Selección de Bélgica es el encargado de cuidar el equilibrio defensivo en el mediocampo como parte de un doble pivote que incluye a Marouanne Fellaini, que ya le presta bastante atención a esa faceta. Lejos de pensar que es un mal jugador, sí podríamos decir que deja en el banco a Moussa Dembelé, que nos parece un jugador de talento similar y sin tanta valoración.
KEVIN PRINCE BOATENG (Ghana)
Es el número uno del márketing y dejó buenas impresiones tras el último Mundial y su paso por el AC Milan. Sin embargo en el Schalke no fue ni por asomo aquel hombre veloz, desequilibrante y atemorizante que acompañó a Assamoah Gyan para llevar a Ghana a las puertas de una semifinal en Sudáfrica. En esta temporada, su promedio de gol es de uno cada cuatro partidos. Su simpática locura parece haberlo llevado un poco más allá del límite, algo que podía sospecharse cuando se dio a conocer esa foto de él tomando una cerveza en el vestuario al terminar un partido.

FREDY GUARÍN (Colombia)
Hace un par de meses está desconocido. Ya no aporta la dinámica que solía presentar en sus tiempos del Porto, ni las pinceladas de talento que lo llevaron a ganarse un lugar en el once inicial de la Selección de Pekerman. Tampoco se parece demasiado al hombre de principios de campaña con el Inter de Milán. Desde aquel rumor que lo vinculaba con juventus, el colombiano bajó sensiblemente su nivel. Hoy deambula por la cancha como si hubiera perdido ese toque distintivo que lo transformaba en un jugador completo y un poco imprevisible: confiable en defensa y con conocimientos para dar asistencias o llegar al gol en ataque, algo que hoy sucede con poca frecuencia.
MARIO MANDZUKIC (Croacia)
Ya podemos escuchar las protestas. ¡¿Pero cómo?! ¡Es un goleador! ¡Es el nueve de Bayern Múnich! Sí y sí. Las dos cosas son ciertas. Y también que tiene resto físico, sentido de la oportunidad y buenos recursos para llegar al gol -buen cabezazo, un remate potente- cuando un equipo arma las jugadas a su alrededor. Pero es precisamente esto lo que queremos remarcar. No hay que confundir a Mandzukic con un delantero de clase mundial sólo por pertenecer al mejor equipo del mundo. Justamente su brillo radica en la extraordinaria multiplicidad de posibilidades que se da a su alrededor, lo que genera espacios para que se mueva y le hace llegar la pelota limpia para la definición. En nuestra opinión, muchísimos delanteros decentes que posiblemente no jueguen el Mundial -como Llorente o el propio Mario Gomez que Mandzukic sobrevivió en el Bayern- podrian hacer lo mismo que él hace con suficiencia y continuidad. Y habrá que ver cómo se desenvuelve el croata en un seleccionado que no tiene tanto talento como para alimentarlo como su club.
MARIO BALOTELLI
El problema no es su nivel, Balotelli es un fenómeno. El problema es la continuidad. Su capacidad de apagarse e irse de un partido. A veces durante unos minutos, nada más. A veces durante unos días, nada más. A veces durante semanas. Su personalidad polar se traslada directamente al campo de juego. O hace toda la diferencia del mundo, o no hace ninguna en absoluto. A Italia definitivamente le conviene que durante el Mundial esté enchufado. No se necesita mucho para hacerlo engranar. Porque, como hemos leído en alguna parte: "Hay barriles de pólvora que han tardado más en explotar que Mario Balotelli".

PEDRO RODRÍGUEZ (España)
Hay argumentos de sobra para defender la baja en su nivel, entre otros el rendimiento en línea descendente que tuvo el Barcelona desde enero hasta hoy. Pero hay algo más, algo en la desorganización y el atolondramiento que genera su entrada en el equipo. Posiblemente también se trate de que -relegado por Alexis Sánchez o por un esquema con Fábregas y Neymar- el Tata Martino lo ha usado sobre todo en casos de urgencia, cuando había que remontar un resultado y las tribunas apremiaban tanto o más que el rival. Pedro, esta temporada, no ha llegado a ser el que fue. Su puesto titular en España no parece correr riesgos. Habrá que ver si puede estar a la altura del desafío.
EZEQUIEL LAVEZZI (Argentina)
Nos parece que estamos al borde de ser injustos, pero lo que nos sorprende de Lavezzi es esa cabeza dura y ese atletismo valiente que lo hacen entrar en un plantel de Selección -por sobre Tevez, digamos- y lo dejan de titular permanente en un equipo multimillonario como PSG, que además cuenta con Zlatan y Cavani (lo que vendría a significar que hay sólo un puesto en ataque para competir, y es suyo). Su función para recorrer solidariamente la banda en ataque y generar desmarques para los goleadores es un beneficio: no hay muchos que lo hagan con naturalidad. El problema es cuando se apura, algo que pasa seguido. Juega enchufado a 220 volts. Es tan atolondrado que en ocasiones está ejecutando antes de haber pensado del todo qué es lo que quería hacer. Los técnicos valoran que sea un jugador de rol. Quizá no sea suficiente para ir a un Mundial.
JAVIER HERNÁNDEZ (México)
Un misterio para nosotros. Tenemos días en los que pensamos -como buena parte del planeta- que es un goleador implacable. Tenemos otros día en los que pensamos -como buena parte del planeta- que este delantero tiene una suerte inexplicable, pero claro, una suerte que termina muchas veces en gol. Y otros días pensamos -como buena parte del planeta- que no es un jugador de nivel mundial como debería ser cualquiera que pretenda la titularidad en una selección mundialista y en el Manchester United, donde oficialmente juega de "manotazo de ahogado". Tiene buena ubicación en el área, y define... Bueno, define como puede. A veces le funciona. No tiene gran dominio de balón, ni un remate externo particularmente acertado. Aunque le escape a nuestro entendimeinto, por algo estará donde está.

HIGUAIN (ARGENTINA)
Su gol fallido ante Alemania frente al arco no hace falta algo mas que decir.
GERVINHO (Costa de Marfil)
El delantero marfileño es un hombre de fútbol disfrutable: técnico, veloz, pícaro, rapidísimo con la pelota. ¿Y por qué, entonces, está en esta lista? Por su inconsistencia a la hora de la definición. Tanto en Roma como en Arsenal -en su pasado no tan lejano- logró generarse más situaciones de las que supo concretar. De hecho, precisa tres o cuatro ocasiones claras para marcar, lo cual resulta demasiado para un delantero que se codea con las máximas estrellas del planeta. De alguna forma nos recuerda un poco al brasileño Robinho, un deleite para ver que siempre quiso decorar demasiado sus definiciones de cara al arco. Si fuera un poco menos estético y un poco más eficaz sin dudas estaría entre los mejores del mundo.