
Los mundiales siempre establecen parámetros y delimitan proyectos. Generalmente es una competencia que cierra ciclos sin la necesidad del auxilio de los éxitos o el lamento de los fracasos. Gerardo Martino inaugurará el 3 de septiembre ante Alemania en Düsseldorf su proceso como técnico de la selección nacional con la convicción de no borrar todo lo bueno que se construyó con Alejandro Sabella. En todo caso, los trazos del nuevo proyecto empezarán a escribirse en forma paulatina, sin perder de vista el capital futbolístico y humano que representa estar al frente de un equipo que acaba de lograr el subcampeonato mundial.
Además, si hay algo que distingue a Martino es la coherencia para no desarticular lo que funciona. Así como no hay motivos para encauzar una depuración, lo del Tata está íntimamente ligado con seducir al grupo con una propuesta de juego que él considera superadora. Es que sabe mejor que nadie que la piedra basal de su idea está en el convencimiento. Por eso desde el mismo instante en que se arropó con el buzo del seleccionado activó un rastrillaje de jugadores para ensayar una mirada hacia el futuro. La mayoría de estos futbolistas no sólo tienen hilo en el carretel por cuestiones de edad, sino que por el momento son observados para ser tenidos en cuenta en los amistosos que se vienen. Una vez que pasen ese filtro de observación, Martino evaluará si están en un nivel acorde para sumarse al grupo mundialista para disputar la Copa América 2015 o participar de los Juegos Olímpicos 2016, en caso de clasificar. Claro que esta búsqueda del rosarino también guarda algún lugar para la aparición de una promesa o un juvenil capaz de romper los moldes.
De lo que sí tiene plena seguridad Martino es que apuntará a jugadores técnicamente dotados y que se sienten a gusto cuando la pelota pasa por sus pies. Esto no busca meterse en los recovecos de las comparaciones con lo que se hizo en los tiempos de Sabella, simplemente persigue avanzar en la impronta que le gustaría darle a su equipo. Esa intención arrancará desde el arco. Para ese puesto tiene a dos nombres apuntados. Uno es el de Nahuel Guzmán, a quien conoce de su paso por Newell's. Y el otro es el de Gerónimo Rulli (22 años), jugador que viene siguiendo desde la etapa de Estudiantes y que lo considera un arquero con "un enorme futuro". La posible citación del Patón se cae de madura. Sencillamente porque es el arquero que mejor interpretó la pretensión madre del pensamiento de Martino. Fue el iniciador de la mayoría de las jugadas que masticaba con inteligencia el Newell's que se consagró campeón del torneo Final 2013 de la mano del Tata. Igual, que Martino tenga en mente a Guzmán y Rulli no significa para nada que el ciclo de Sergio Romero se haya terminado en el amistoso contra Alemania. Nada más alejado de la realidad. Lo que está haciendo el Tata es deslizarse por la lógica dinámica de cotejar rendimientos físicos y futbolísticos de jugadores que considera que merecen ser mirados y que en su momento no pudieron hacerse un hueco en el ciclo de Sabella.
La visión más simplificadora indica que será difícil potenciar el rendimiento que mostró el sector defensivo en el Mundial. Por eso no hay espacio para imaginar que por ahora Martino arme una defensa en la que no contemple a los subcampeones mundiales Zabaleta, Demichelis, Garay y Rojo. Pero eso no le tapa los ojos para seguir bien de cerca a Gino Peruzzi, Mateo Musacchio, Federico Fazio y Cristián Ansaldi. Todos con antecedentes esporádicos en selecciones mayores y juveniles. Por ejemplo, Peruzzi, Fazio y Ansaldi estuvieron en alguna convocatoria de Sabella, pero nunca tuvieron la aprobación de Pachorra. En cambio, el rosarino Musacchio debutó con apenas 16 años en la primera de River y con un puñado de partidos fue vendido al fútbol español. Martino lo conoce de su paso por Barcelona y siempre habló maravillas de las condiciones del defensor. Algo parecido lo sedujo de Fazio, quien dejó Sevilla para mostrar sus credenciales de zaguero con buen sentido de la ubicación y juego aéreo en Tottenham de Inglaterra.
En la zona media, la mira telescópica alcanza a volantes que desde la intención busquen una circulación más orquestada. A Martino lo seducen las cualidades futbolísticas que muestra Matías Kranevitter. Suele comentar por lo bajo que está llamado a ser "el nuevo Mascherano", aunque sabe que el presente del jugador de River es propenso a caer en apresuramientos. También tiene agendados con resaltador a Lucas Romero (Vélez) y Gastón Gil Romero (Estudiantes) como destacados en el fútbol argentino. Mientras que está dispuesto a hacerles un lugar más que el que les hizo Sabella a Javier Pastore y Nicolás Gaitán. Aunque sus fichas están puestas en el ex River Lucas Ocampos, hoy en Mónaco.
Los nombres del ataque que evalúa citar en algún momento son los de Ignacio Piatti, Luciano Vietto y Rodrigo De Paul, del mercado de afuera. También del torneo doméstico tiene junado a Guido Carrillo, de Estudiantes. Estos posibles convocados sólo llegarán a Ezeiza si siguen demostrando el potencial que Martino cree que tienen.