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Los Pumas le ganan a Sudáfrica en Salta y se acercan al golpe tan soñado
Se miden por la segunda fecha del Rugby Championship, tras la ajustada derrota hace una semana en Pretoria
Por Alejo Miranda | Para canchallena.com



LTA.- Qué fácil es caer en el simplismo de pensar que, si de visitante se perdió por sólo siete puntos, de local y con un público entusiasta a favor, se podrá ganar; que si se ya solucionaron los problemas de obtención y se les agrega la dosis de sorpresa que las condiciones climáticas impidieron desplegar en Pretoria, se podrá ganar; que si se repite una actuación como aquélla, se capitaliza esa confianza y se suprime el único error que terminó costando el partido, se podrá ganar. Pero para los Pumas no es fácil ganarles a los Springboks.

Como dijo el Toro Ayerza, "cada partido es una isla". Esta tarde, cuando a las 16.40 comience el encuentro entre la Argentina y Sudáfrica en el estadio Padre Martearena, de esta ciudad, por la 2a fecha del Rugby Championship, todo regresará a foja cero una vez más. Sudáfrica volverá a ser el segundo mejor equipo del mundo y los Pumas, uno en formación. Los antecedentes juegan en contra: 18 partidos entre sí, 17 victorias sudafricanas y un empate, más allá de que la historia oficial omita aquel triunfo por 21-12 de 1982 bajo la denominación de Sudamérica XV, en Bloemfontein, con el botín mágico de Hugo Porta.

Esto no significa, ni mucho menos, que la ansiada primera victoria en el certamen sea una utopía. Cada vez que 15 rugbiers argentinos se ponen la celeste y blanca, cualquier cosa puede pasar. Hay sobradas muestras de ello. Pero más allá de la característica garra Puma, el punto de partida indispensable para derrotar a un rival netamente superior, el equipo viene dando indicios como para sustentar esta posibilidad con componentes tangibles.

Tras el dislate de junio, el scrum recuperó su histórica supremacía. Como plataforma de ataque y, principalmente, como instrumento de dominación psicológica, será fundamental. Nadie gana un partido sólo con el scrum, pero la batalla mental entre los dos packs comienza a definirse allí. Más ante Sudáfrica, que precisamente basa su juego en el sometimiento físico adversario para desgastarlo y generar espacios.

El line-out defensivo fue óptimo en Pretoria. Pocas fueron las veces en las que Sudáfrica pudo, como acostumbra, lanzar su ataque a partir de un line veloz. El lanzamiento propio, no obstante, debe mejorar, algo que el clima cálido y seco que se espera aquí favorecerá.

En procura de corregir lo anterior, el entrenador sudafricano Heyneke Meyer dispuso tres cambios en el pack. Regresa el bueno de Eben Etzebeth tras una larga lesión, reaparece Juan Smith apto para el juego suelto y la hilera, e ingresa Gurthrö Steenkamp, más fuerte que el reemplazado Mtawarira, pero también menos dúctil.

La batalla en el breakdown, obviamente sin pasarse de la raya y evitando infracciones, será otro punto neurálgico. En junio, el equipo mostró una gran capacidad de generar juego desde cualquier parte de la cancha a partir de pelotas recuperadas. La tormenta no dejó apreciar este costado en Pretoria y hoy será una buena oportunidad para ver cuánto del atrevimiento que pregona Hourcade se puede desplegar en este nivel. Juan Martín Hernández reaparece con la 12 en la espalda y Lucas González Amorosino desplaza al banco a Agulla, dos cambios que en la teoría deberían obrar a favor en este sentido.

En defensa, el equipo parece haber recuperado la esencia que había estado ausente en 2013, pero la actitud no puede estar exenta de orden ni un segundo. Meyer vuelve a apostar al joven Handré Pollard como apertura, un jugador mucho más atrevido y peligroso que Morné Steyn, pero también más vulnerable y con menor capacidad de conducción. En los últimos minutos, si el score es cerrado se descuenta que Steyn estará adentro de la cancha. Con cualquiera de los dos habrá que estar atentos.

La semana pasada, un error de organización en la marcación costó el único try del partido y, a la larga, la derrota. Porque en definitiva, ante equipos como éstos son detalles los que terminan marcando las diferencias. Se repitió una y otra vez en la historia reciente de los Pumas. "Es como subir una montaña", fue la acertada analogía que hizo Hourcade hace un tiempo. "Hicimos buena parte del recorrido, pero faltan los últimos metros, que son los más difíciles".

Acaso la Cordillera de los Andes, que le da al estadio un marco imponente, sirva de inspiración para recorrer ese tramo que falta y, por fin, gritar victoria..