
El renovado Barcelona de Luis Enrique debutó en la Liga con una goleada al Elche y mucho tuvo que ver en el triunfo el doblete y el rendimiento de Leo, más cercano al crack que brillara con Guardiola que al que se vio con Martino o en el Mundial.
Este es otro Barcelona. De aquel equipazo que hizo historia con Pep Guardiola como DT ya no están en la plantilla Victor Valdes, el capitán Jordi Puyol ni Eric Abidal. También se fueron algunos que llegaron años después, como Cesc Fábregas y Alexis Sánchez. Un referente de ese equipo como Xavi hoy es suplente. Y titulares actuales como Gerard Piqué, Pedro, Neymar y Luis Suárez no arrancaron entre los 11 ante el Elche por distintos motivos. Sin embargo, pese a la renovación de nombres, el Barsa 2014/15 de Luis Enrique sostiene una virtud de aquella gloriosa época: la actitud protagónica a través de la tenencia de la pelota y de la permanente búsqueda de espacios en ataque. Y algo no menor, claro: mantiene en el equipo a un tal Lionel Messi... El crack argentino, en su primer partido oficial tras aquella amarga final del Mundial ante Alemania, fue la figura de la goleada en el Camp Nou. Convirtió un doblete y demostró que la bronca por no levantar la Copa del Mundo en Brasil parece haber quedado atrás.
El nuevo Barsa congenió perfecto con el viejo Messi. Un Messi más participativo y comprometido con el juego si se lo compara con su producción en el Barcelona de Martino o en el propio Mundial con la Selección Argentina. El rival, vale decirlo, ayudó bastante. El Elche fue al Camp Nou a defenderse con cinco defensores, tres volantes y dos delanteros. Pero los de atrás marcaron casi siempre parados en línea y al Barsa le costó poco tiempo dominar el juego y empezar a generar situaciones de gol. Un tiro en el palo de Munir y otro en el travesaño de Iniesta avisaron del poderío ofensivo del local. Hasta que apareció Messi e inventó un golazo: recibió de espaldas al arco en la medialuna del área, giró hacia su derecha para sacarse a un rival de encima y sacó un zurdazo cruzado inatajable para el 1-0 casi sobre el final del primer tiempo.
Acto seguido, antes de irse a vestuarios, Javier Mascherano vio la roja por cometerle una infracción a Rodrigues como último hombre. Luis Enrique decidió meter a un defensor (Bartra) y sacar a un delantero (Rafinha), pero pese al hombre de menos, pareció en la segunda etapa que el Barsa tenía un jugador más. El adelantamiento del Elche en el campo, sin un plan claro de ataque básicamente porque no lo tenía, fue casi suicida. Con un poco más de espacios y una defensa lenta, la goleada resultó algo inevitable.