Ya no quiero verte,
ya no quiero aplaudirte,
ya no quiero esperarte,
ya no quiero desesperarme,
ya no quiero que sufras,
ya no quiero que los soportes,
ya no quiero que des explicaciones,
ya no quiero explicarles quien sos,
ya no quiero decir que no te merecemos,
ya no quiero soportar que ellos te merecen más,
ya no quiero que le des de comer a los que se ríen de tus tropiezos,
ya no quiero que te comparen,
ya no quiero que te defenestren,
ya no quiero que uses la 10,
ya no quiero que uses la celeste y blanca,
ya no quiero ilusiones,
ya no quiero que me devuelvas el orgullo de ser argentino,
ya no quiero que vuelvas a hacer que los 40 millones nos abracemos,
ya no quiero que hagas olvidar los partidos políticos y cuadros de futbol,
ya no quiero que hagas todo eso que solo vos podes lograr,
ya no quiero ver esa magia,
ya no quiero volar más,
ya no quiero a alguien que no merecemos.
En realidad,
muero de ganas de verte campeón,
muero de ganas de que la sigas rompiendo,
muero de ganas de que des tu magia a todos los que te rodeen,
muero de ganas de que cierres muchas bocas,
pero quedó demostrado que son unos amargos,
que no tienen alma, no tienen corazón,
y juntos al lado de una parrilla,
son los reyes de la crítica que no pisaron nunca una cancha,
que piensan que vos no lo sentís,
que creen que vos no los escuchas,
y todos sabemos muy bien que sos el primero en estar,
en querer salir campeón,
y como dije la semana pasada,
no lo haces para demostrar, no hay que demostrar nada,
lo haces por vos, por eso te amo campeón.
Te amo ante todos Lionel Andres Messi.
Y el que te critica no sabe lo duro que debe ser,
saber que sos el mejor entre 40 millones.
Las ratas que festejan tu derrota
son las mismas que asimilan
tu caída más rápido que su victoria.
Son aquellas que mientras vos transpiras,
ellos se miden la bragueta,
sentados en el sillón tomando una birra.
Discuten de pasiones, de amores,
doblegándote en edad,
y sin tener ni cerca un futuro como el tuyo.
Con la celeste y blanca,
supuestamente tatuada,
están esperando tu tropiezo y tu error,
sin darse cuenta, que ese golpe,
será tan duro para él, como para vos.
ya no quiero aplaudirte,
ya no quiero esperarte,
ya no quiero desesperarme,
ya no quiero que sufras,
ya no quiero que los soportes,
ya no quiero que des explicaciones,
ya no quiero explicarles quien sos,
ya no quiero decir que no te merecemos,
ya no quiero soportar que ellos te merecen más,
ya no quiero que le des de comer a los que se ríen de tus tropiezos,
ya no quiero que te comparen,
ya no quiero que te defenestren,
ya no quiero que uses la 10,
ya no quiero que uses la celeste y blanca,
ya no quiero ilusiones,
ya no quiero que me devuelvas el orgullo de ser argentino,
ya no quiero que vuelvas a hacer que los 40 millones nos abracemos,
ya no quiero que hagas olvidar los partidos políticos y cuadros de futbol,
ya no quiero que hagas todo eso que solo vos podes lograr,
ya no quiero ver esa magia,
ya no quiero volar más,
ya no quiero a alguien que no merecemos.
En realidad,
muero de ganas de verte campeón,
muero de ganas de que la sigas rompiendo,
muero de ganas de que des tu magia a todos los que te rodeen,
muero de ganas de que cierres muchas bocas,
pero quedó demostrado que son unos amargos,
que no tienen alma, no tienen corazón,
y juntos al lado de una parrilla,
son los reyes de la crítica que no pisaron nunca una cancha,
que piensan que vos no lo sentís,
que creen que vos no los escuchas,
y todos sabemos muy bien que sos el primero en estar,
en querer salir campeón,
y como dije la semana pasada,
no lo haces para demostrar, no hay que demostrar nada,
lo haces por vos, por eso te amo campeón.
Te amo ante todos Lionel Andres Messi.
Y el que te critica no sabe lo duro que debe ser,
saber que sos el mejor entre 40 millones.
Las ratas que festejan tu derrota
son las mismas que asimilan
tu caída más rápido que su victoria.
Son aquellas que mientras vos transpiras,
ellos se miden la bragueta,
sentados en el sillón tomando una birra.
Discuten de pasiones, de amores,
doblegándote en edad,
y sin tener ni cerca un futuro como el tuyo.
Con la celeste y blanca,
supuestamente tatuada,
están esperando tu tropiezo y tu error,
sin darse cuenta, que ese golpe,
será tan duro para él, como para vos.