Murió "Cholo" Simeone
El legendario y aguerrido defensor de Boca falleció a los 80 años. Sus restos serán velados en la localidad bonaerense de Ciudadela, su ciudad natal. En la actualidad, el ex "4" xeneize trabajaba en el predio de Casa Amarilla.
El ex lateral derecho Boca Juniors Carmelo "Cholo" Simeone, emblema histórico de la garra "xeneize", falleció a los 80 años, informó la institución de La Ribera.
Sus restos eran velados esta tarde en la Cochería Avenida, en Maldonado 121, localidad bonaerense de Ciudadela, donde nació el 22 de septiembre de 1934.
Simeone permanecerá en la memoria colectiva boquense como uno de los "número 4" más aguerridos de la historia, capaz de brindar la piel en defensa del equipo, con destacado ímpetu y temple en cada acción de juego.
Su mito de jugador recio se consolidó con una jugada sin antecedentes en "La Bombonera". Ocurrió el 4 de octubre de 1964, en un partido con Estudiantes de La Plata, cuando sacó la pelota a la calle tras un impresionante despeje de derecha en un anticipo sobre el delantero Adolfo Bielli.
Durante su estadía en Boca (1962-1967), se adueñó del puesto al jugar 182 partidos (dos goles) que, a excepción de uno, todos los disputó como titular y 176 de ellos en su totalidad. Fue tres veces campeón local en 1962, 1964 y 1965.
Su campaña en Boca le permitió jugar seis partidos en el seleccionado argentino. Debutó el 13 de marzo de 1962 ante Uruguay (1-1) y fue convocado para jugar el Mundial de 1966 en Inglaterra.
Entre 1955 y 1961 militó en Vélez Sarsfield, club que lo formó profesionalmente, y el adiós al fútbol lo pronunció con la camiseta de Sportivo Belgrano de San Francisco, Córdoba, tras su salida de Boca.
En la actualidad, "Cholo" realizaba tareas de mantenimiento en el predio de Casa Amarilla.
Este domingo, antes del partido con Rosario Central, el club lo homenajeará con un minuto de silencio.
Su ingreso a Boca Juniors provocó cierta resistencia en la hinchada, pero al finalizar la temporada Simeone había sabido ya conquistarse un hueco muy amplio de cariño. No es de los hombres - hay que confesarlo - que puedan provocar una muy encendida admiración. No puede, en verdad, admirar con alardes de virtuosismo, pero sí impresiona por su firme voluntad batalladora.
Si conocerse así mismo es una virtud, Simeone la posee en amplia medida. El sabe de sus limitaciones, y por eso nunca trata de caminar más allá de lo que le permite el tranco. Algunas de las cosas del fútbol las sabe a la perfección. En la marca es un cancerbero; y si el rival se le va, no va a ser muy lejos. Cerrarse sobre el arco para taponar, lo hace bien, casi por instinto, y luce en ello un admirable sentido de oportunidad.
Con lo expuesto, le alcanza y le sobra para ser un excelente elemento defensivo. Más allá del puro
trabajo de contención, comienzan sus problemas; pero ya hemos señalado que tiene la virtud de no pretender salirse de su órbita.
En el campeonato recientemente terminado (1962), Simeone ha cumplido algunas muy buenas actuaciones. Otras no tan buenas, pero sin pasarse a la banda opuesta. Mala, realmente mala, una sola, aquella contra Vélez Sarsfield en Liniers, oportunidad en que pareció sentir el complejo de tener a su frente los colores que debían estar muy dentro de su corazón.
Simeone ha cumplido en medida más amplia de lo que le cabía esperar. Cuando la ausencia de Benítez pareció convertirse en problema grave, él contribuyó a solucionarlo de manera enteramente satisfactoria. En cada uno de los partidos que ha jugado, siempre su faena, aún la más opaca, dejó un resquicio para el elogio.
Es fácil comprender que no siempre basta con hacer las cosas con buena voluntad para llegar al acierto. Pero Simeone, futbolísticamente, no es sólo una definida estampa de voluntad. Tiene aptitudes que nadie se atrevía a negarle. No las sabe toda, pero las que está en su cuerda, las hace magníficamente, sin ninguna duda.
No en vano, por otra parte, ha sido integrante habitual de la selección durante muchos años. Y en el fútbol como el nuestro, donde hace tiempo que escasean las individualidades brillantes, las piezas de complemento como Simeone siempre son muy valiosas.

El legendario y aguerrido defensor de Boca falleció a los 80 años. Sus restos serán velados en la localidad bonaerense de Ciudadela, su ciudad natal. En la actualidad, el ex "4" xeneize trabajaba en el predio de Casa Amarilla.

El ex lateral derecho Boca Juniors Carmelo "Cholo" Simeone, emblema histórico de la garra "xeneize", falleció a los 80 años, informó la institución de La Ribera.
Sus restos eran velados esta tarde en la Cochería Avenida, en Maldonado 121, localidad bonaerense de Ciudadela, donde nació el 22 de septiembre de 1934.
Simeone permanecerá en la memoria colectiva boquense como uno de los "número 4" más aguerridos de la historia, capaz de brindar la piel en defensa del equipo, con destacado ímpetu y temple en cada acción de juego.
Su mito de jugador recio se consolidó con una jugada sin antecedentes en "La Bombonera". Ocurrió el 4 de octubre de 1964, en un partido con Estudiantes de La Plata, cuando sacó la pelota a la calle tras un impresionante despeje de derecha en un anticipo sobre el delantero Adolfo Bielli.
Durante su estadía en Boca (1962-1967), se adueñó del puesto al jugar 182 partidos (dos goles) que, a excepción de uno, todos los disputó como titular y 176 de ellos en su totalidad. Fue tres veces campeón local en 1962, 1964 y 1965.
Su campaña en Boca le permitió jugar seis partidos en el seleccionado argentino. Debutó el 13 de marzo de 1962 ante Uruguay (1-1) y fue convocado para jugar el Mundial de 1966 en Inglaterra.
Entre 1955 y 1961 militó en Vélez Sarsfield, club que lo formó profesionalmente, y el adiós al fútbol lo pronunció con la camiseta de Sportivo Belgrano de San Francisco, Córdoba, tras su salida de Boca.
En la actualidad, "Cholo" realizaba tareas de mantenimiento en el predio de Casa Amarilla.
Este domingo, antes del partido con Rosario Central, el club lo homenajeará con un minuto de silencio.

Su ingreso a Boca Juniors provocó cierta resistencia en la hinchada, pero al finalizar la temporada Simeone había sabido ya conquistarse un hueco muy amplio de cariño. No es de los hombres - hay que confesarlo - que puedan provocar una muy encendida admiración. No puede, en verdad, admirar con alardes de virtuosismo, pero sí impresiona por su firme voluntad batalladora.
Si conocerse así mismo es una virtud, Simeone la posee en amplia medida. El sabe de sus limitaciones, y por eso nunca trata de caminar más allá de lo que le permite el tranco. Algunas de las cosas del fútbol las sabe a la perfección. En la marca es un cancerbero; y si el rival se le va, no va a ser muy lejos. Cerrarse sobre el arco para taponar, lo hace bien, casi por instinto, y luce en ello un admirable sentido de oportunidad.
Con lo expuesto, le alcanza y le sobra para ser un excelente elemento defensivo. Más allá del puro
trabajo de contención, comienzan sus problemas; pero ya hemos señalado que tiene la virtud de no pretender salirse de su órbita.
En el campeonato recientemente terminado (1962), Simeone ha cumplido algunas muy buenas actuaciones. Otras no tan buenas, pero sin pasarse a la banda opuesta. Mala, realmente mala, una sola, aquella contra Vélez Sarsfield en Liniers, oportunidad en que pareció sentir el complejo de tener a su frente los colores que debían estar muy dentro de su corazón.
Simeone ha cumplido en medida más amplia de lo que le cabía esperar. Cuando la ausencia de Benítez pareció convertirse en problema grave, él contribuyó a solucionarlo de manera enteramente satisfactoria. En cada uno de los partidos que ha jugado, siempre su faena, aún la más opaca, dejó un resquicio para el elogio.
Es fácil comprender que no siempre basta con hacer las cosas con buena voluntad para llegar al acierto. Pero Simeone, futbolísticamente, no es sólo una definida estampa de voluntad. Tiene aptitudes que nadie se atrevía a negarle. No las sabe toda, pero las que está en su cuerda, las hace magníficamente, sin ninguna duda.
No en vano, por otra parte, ha sido integrante habitual de la selección durante muchos años. Y en el fútbol como el nuestro, donde hace tiempo que escasean las individualidades brillantes, las piezas de complemento como Simeone siempre son muy valiosas.