
¿Será verdad? ¿En serio está jugando así River? Me pongo de pie para escribir esta columna, me pongo de pie para aplaudir a River, me pongo de pie porque después de mucho tiempo, años y años, es un lujo ver jugar a River. Esto es River, chicos, ustedes que sufrieron, ustedes que no vieron a los grandes equipos, que se tuvieron que comer los tiempos malos, las aberraciones que ya sabemos, los partidos grises, el estilo demacrado.
Este River es la reconciliación con la historia, es gritar vamos River carajo, es mirar al de al lado y darle ese abrazo bien fuerte y bien cómplice de ahora sí, ahora sí es la banda roja que nos hizo reventar el corazón del orgullo.
Disculpen si hay alguna exageración, algún exabrupto. Para mí Defensa hizo un partidazo. Y River ganó porque jugó un fútbol que no se juega en este país. Una presión constante, un ritmo infernal, frenético, jugadores que se muestran para la recepción, se ofrecen, corren metros y metros a alta velocidad simplemente para rebotarla e ir en busca de la próxima aventura. Tira al tacho River todo ese preconcepto de que hace falta tiempo para armar un equipo. A veces sí, esta vez no. Gallardo le puso su sello a un equipo que había salido campeón y que por hache o por be perdió un montón de jugadores. Y armó esto que estamos viendo. Un equipo que nos hace felices. Que nos tiene en vilo. Que nos invita a las emociones fuertes.
Tengo miedo de que se cansen de tanto correr. Da miedo ver a River tan pero tan bien.