
A Bianchi lo echaron antes del entrenamiento y después de un día de muchísimas conversaciones entre los dirigentes de Boca. Un final triste para el técnico más ganador de la historia del club.
Raro pero real: al técnico más ganador de la historia de Boca le dijeron un rato antes del entrenamiento que su ciclo había terminado. Carlos Bianchi estaba convencido de que seguiría dirigiendo. Eso había hablado con Daniel Angelici en el encuentro matutino, durante el cara a cara que mantuvieron en la casa del presidente. Pero de la mañana a la tarde algo pasó. Y lo que pasó fue que el resto de los dirigentes se opusieron a lo acordado en el meeting. El Virrey se quedó sin banca política. En dos palabras, lo echaron.
Bianchi, que venía debilitado en el frente interno, perdió más crédito con los reveses que recibió en el arranque de este nuevo torneo. Las expectativas por una supuesta levantada le fueron dando aire. La caída ante Atlético de Rafaela aceleró los plazos. Y el 1-3 con Estudiantes, los profundizó. Entonces, los dirigentes no quisieron darle nuevas chances al DT y activaron lo que tenían escondido: el plan A. Arruabarrena.
De acuerdo a lo que declaró Angelici en la conferencia de prensa, Bianchi se había comprometido a evaluar su situación después del partido del domingo frente a Vélez. Quería seguir. Todavía creía en su trabajo y en la respuesta de los jugadores. Respuesta que tampoco llegó.
El Virrey se fue de la Bombonera sin hablar, sin dirigir, sin entender bien lo que le acababa de ocurrir. Un triste y solitario final.
