Marcelo Barovero ya llegó a diez juegos sin recibir goles en el Monumental
Marcelo Barovero ya llegó a diez juegos sin recibir goles en el Monumental. Anoche hasta tapó una con la cara...
No le hace falta gesticular desmesuradamente. Tampoco volar de palo a palo o levantar humareda con alguna frase de ocasión. Lo que respaldan a Marcelo Barovero son sus números, sus actuaciones dentro de la cancha partido tras partido. Convertido en capitán desde la salida por lesión de Fernando Cavenaghi, anoche volvió a redondear una actuación sólida para volver a apuntalar a la defensa millonaria. Aun con algunas desatenciones, la última línea sigue siendo el sostén del gran juego ofensivo que pregona Marcelo Gallardo y el arquero, claro, muchísimo tiene que ver.
Ante rivales como Godoy Cruz, que juegan de contra y apuestan a ser eficientes en las pocas llegadas que tiene, es clave aparecer en el momento justo. Y anoche, Trapito lo fue. En la jugada más clara para los mendocinos, se jugó la cara para ganarle el mano a mano a Tito Ramírez y se hizo gigante a sabiendas de que un gol rival podría complicar la clasificación a la siguiente fase. Pero no. Más allá de esa jugada, todos los remates de media distancia fueron desactivados de buena forma por el 1. Sin dar rebote, o dándolo para los costados, evitó que cualquier problema pasara a mayores y agigantó aún más su presencia. En el Monumental, ya son 10 los juegos en que River no recibe goles con Barovero en el arco. Desde la 5ª fecha del Final, desfilaron San Lorenzo, Arsenal, Lanús, Newell’s, Rafaela, Quilmes, Central, Defensa, Tigre y Godoy Cruz, este último el primero en el ámbito internacional (en este lapso, River sólo sufrió dos goles de Racing, la noche de San Chichizola).
Trapito, al sol o bajo la lluvia, siempre responde.

Marcelo Barovero ya llegó a diez juegos sin recibir goles en el Monumental. Anoche hasta tapó una con la cara...
No le hace falta gesticular desmesuradamente. Tampoco volar de palo a palo o levantar humareda con alguna frase de ocasión. Lo que respaldan a Marcelo Barovero son sus números, sus actuaciones dentro de la cancha partido tras partido. Convertido en capitán desde la salida por lesión de Fernando Cavenaghi, anoche volvió a redondear una actuación sólida para volver a apuntalar a la defensa millonaria. Aun con algunas desatenciones, la última línea sigue siendo el sostén del gran juego ofensivo que pregona Marcelo Gallardo y el arquero, claro, muchísimo tiene que ver.
Ante rivales como Godoy Cruz, que juegan de contra y apuestan a ser eficientes en las pocas llegadas que tiene, es clave aparecer en el momento justo. Y anoche, Trapito lo fue. En la jugada más clara para los mendocinos, se jugó la cara para ganarle el mano a mano a Tito Ramírez y se hizo gigante a sabiendas de que un gol rival podría complicar la clasificación a la siguiente fase. Pero no. Más allá de esa jugada, todos los remates de media distancia fueron desactivados de buena forma por el 1. Sin dar rebote, o dándolo para los costados, evitó que cualquier problema pasara a mayores y agigantó aún más su presencia. En el Monumental, ya son 10 los juegos en que River no recibe goles con Barovero en el arco. Desde la 5ª fecha del Final, desfilaron San Lorenzo, Arsenal, Lanús, Newell’s, Rafaela, Quilmes, Central, Defensa, Tigre y Godoy Cruz, este último el primero en el ámbito internacional (en este lapso, River sólo sufrió dos goles de Racing, la noche de San Chichizola).
Trapito, al sol o bajo la lluvia, siempre responde.