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Los puntales del año pasado están en baja y así el "millonario" carece de argumentos para ilusionarse con dar el golpe ante Boca en la Copa Libertadores



La época de galera y bastón cerró su puerta, parece, demasiado rápido. En apenas cinco meses a River le toca la etapa del overol, de mancharse, de tirarse al piso, de gritar, de apelar al amor propio más que a la estética porque esta, ahora, mira para otro lado, como la suerte de la pelota que pega en el palo y entra... o se va.

"River volvió a ser River", decían orgullosos dirigentes, hinchas, jugadores y técnico en momentos del mejor Pisculichi, del Teo goleador, del Barovero superhéroe, del motorcito Carlos Sánchez, de la defensa impenetrable. La política de comprar poco (casi nada) estuvo sin duda alineada con la suerte, siempre necesaria, para triunfar. Ahora el viento de cola ya casi no sopla y se ven los huecos de la dirigencia, técnico y jugadores. Unos por no proveer de materia prima, otro porque con las provisiones cada vez más escasas no encuentra la vuelta y el resto porque atraviesa un bajón que quizá no sea eso sino, simplemente, el nivel al que realmente pertenecen.

Boca no pudo quebrar a River durante 84 minutos, pero casi siempre se lo vio mejor con excepción de los primeros minutos del segundo tiempo. En la Bombonera la visita tuvo en el primer tiempo una opción de gol que se estrelló en el travesaño derivada de una buena contra que recordó al viejo River de 2014. Pero fue eso apenas, el resto, todos pelotazos para que el mal momento de Teo quedara incluso más expuesto pese a que el colombiano no fue abastecido como merece.

Barovero, el ídolo, estuvo flojo en el primer gol, el que abrió el partido. La defensa hizo agua en esa jugada y también avisó que Mercado y Funes Mori son, aunque lejos de lo mejor que supieron mostrar, necesarios. Vangioni no volvió a ser el mismo desde las patadas a Juan Manuel Martínez y Cristian Pavón. Se cuida al marcar, pero también al jugar.

En el medio sigue siendo importante Kranevitter, pero con él no alcanza. Las variantes carecen de garantías porque, claro, la mayoría son pibes. Y arriba... arriba sólo Mora. Cavenaghi había avisado que estaba para jugar con su show ante Banfield, pero cuando le tocó entrar en el clásico, erró todo. Está salado este River, casi el mismo que el que había vuelto a ser, pero tan distinto...

Se vienen los choques de octavos de la Copa Libertadores ante Boca. El primero de la trilogía fue para el efectivo equipo de Rodolfo Arruabarrena. Allí River dio cuenta de su endeblez futbolística, pero acaso también anímica. Con sus mejores hombres aburguesados, tal vez "curarse" de la cabeza sea la única opción para gritar fuerte en América.



Marcelo Barovero 4, 4, 5, 5, 4. Promedio: 4.4
Emanuel Mammana 5, 5, 4, 4, 4. Promedio: 4.4
Jonathan Maidana 5, 6, 5, 4, 5. Promedio: 5
Germán Pezzella 4, 5, 5, 4, 4. Promedio: 4.4
Leonel Vangioni 3, 4, 4, 4, 3. Promedio: 3.6
Carlos Sánchez 6, 6, 5, 5, 5. Promedio: 5.5
Matías Kranevitter 7, 7, 6, 5, 6. Promedio: 6.2
Ariel Rojas 5, 5, 5, 4, 5. Promedio: 4.8
Sebastián Driussi 6, 6, 5, 4, 5. Promedio: 5.2
Rodrigo Mora 6, 5, 6, 5, 6. Promedio: 5.6
Teófilo Gutiérrez 5, 4, 4, 6, 5. Promedio: 4.8