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pasó a saludar al delantero y le anticipó que iba a hacer un gol en su debuy con la azul y oro.




Juan Román Riquelme no está, pero está. Su ausencia es tan reciente que es difícil no ternerlo presente cada vez que Boca sale a la cancha. Como hincha, como ex jugador, como ídolo, como chivo expiatorio o como grito de guerra. Ahora su rol fue el de amigo del entrenador, Rodolfo Arruabarrena, y de su ayudante de campo, Diego Markic.

Por esa cercanía, Román se animó a darse una vuelta por el hotel en el que se concentró el plantel para el partido ante Montevideo Wanderers por la Copa Libertadores. "Pasó por la concentración para saludar a Osvaldo y le dijo que iba a hacer un gol", contó Markic en ESPN radio. Y el delantero respondió con su cabezazo para el triunfo 2-1 de Boca.


Juan Román Riquelme no está, pero está. Su ausencia es tan reciente que es difícil no ternerlo presente cada vez que Boca sale a la cancha. Como hincha, como ex jugador, como ídolo, como chivo expiatorio o como grito de guerra. Ahora su rol fue el de amigo del entrenador, Rodolfo Arruabarrena, y de su ayudante de campo, Diego Markic.

Por esa cercanía, Román se animó a darse una vuelta por el hotel en el que se concentró el plantel para el partido ante Montevideo Wanderers por la Copa Libertadores. "Pasó por la concentración para saludar a Osvaldo y le dijo que iba a hacer un gol", contó Markic en ESPN radio. Y el delantero respondió con su cabezazo para el triunfo 2-1 de Boca.