PES 2015
Tras una larga espera con respecto a su máximo rival llega a nuestras manos PES 2015, la apuesta de este año del simulador de fútbol de Konami en la que la compañía nipona pone toda la carne en el asador y gasta la que quizás sea su última bala, su última oportunidad para volver a conquistar los corazones futboleros de todos los aficionados que ha perdido durante la pasada generación y, sobre todo, a causa de los problemas iniciales de la entrega anterior.
Quizás sea por eso por lo que Konami haya decidido ser paciente, aguardar su momento y no sacar a la venta su juego hasta ya el tardío noviembre, con una diferencia de más de un mes y medio con respecto a la entrega anual de la saga FIFA de EA Sports, su más fiero rival en los terrenos de juego. Por suerte para nosotros esta espera ha merecido la pena y Konami nos trae un producto que esta vez está pulido, que es sólido y al que se le nota una gran cantidad de trabajo con un nuevo motor como es el Fox Engine ya dominado por parte de sus desarrolladore
Vamos a comenzar este análisis hablando de lo más importante, de lo que realmente ha interesado históricamente al jugador de PES más allá de las diferentes licencias e incluso modos de juego, vamos a hablar del título a nivel jugable, de cómo se controla, de lo efectivos que son sus pases, sus disparos, del comportamiento de la IA y de todo o casi todo lo que sentiremos cuando el balón comience a rodar en el césped virtual.
Todas las buenas sensaciones que tuvimos con la demo están muy presentes en PES 2015. El comportamiento y las físicas del balón siguen cumpliendo con el nivel establecido hace ya muchos años por el PES TEAM que es, desde luego, difícil de superar. Sentiremos que el balón rueda como debe, que pesa lo que tiene que pesar y que reacciona a la perfección ante los diferentes impactos y situaciones a los que lo expondremos mientras disputamos nuestro partido. Da igual si se trata de su comportamiento en los pases cortos o en profundidad, en los botes que dé tras un rechace o un pase en largo o en su velocidad o comportamiento durante algunos tiros (aunque aquí sí que quizás la potencia esté exagerada un poco) lo cierto es que la pelota se siente exactamente igual que la que observamos en nuestra pantalla del televisor cuando vemos a nuestro equipo favorito o a la que tenemos en nuestros pies cuando nos encontramos jugando un partido real con nuestros amigos.
Gracias a estas físicas podemos realizar con gran precisión la acción que nos permitirá combinar con nuestros compañeros y abrir defensas: el pase. Todas las mecánicas referentes a los pases funcionan a la perfección, tanto si ejecutamos los pases rasos manuales, como con ayudas, veremos cómo la pelota se dirige allá donde queremos enviarla, aunque si tenemos la asistencia a los pases habilitada a su máxima potencia puede que el balón salga teledirigido hacia un compañero que no queramos, por lo que recomendamos encarecidamente jugar con la menor ayuda en pases posible.Aunque el balón y su comportamiento también tiene algunos fallos, ya que hemos detectado como en alguna ocasión atraviesa misteriosamente el brazo de un jugador cuando está haciendo una entrada a ras de suelo, o que choca contra alguna sin que se sancione algún tipo de sanción, además de quedarse debajo de los jugadores en varias ocasiones cuando le hacemos una entrada leve y cae derribado al suelo.
Otro de los detalles que funcionan a la perfección es el pase en profundidad, que este año sigue teniendo en su poder dos mecánicas diferentes, la básica, la cual nos permite enviar buenos pases a nuestros compañeros con mucha precisión; o la avanzada gracias a la cual tendremos un control total sobre la trayectoria de la pelota. Esta última mecánica es difícil de dominar y puede que al principio haga que fallemos gran cantidad de entregas pero a la larga, si somos pacientes y conseguimos dominarla será toda una golosina para nuestras acciones ofensivas, ya que gracias a este mayor control sobre la pelota podemos asistir a nuestros delanteros y romper las defensas rivales con unos pases dignos de Cruyff o Zidane. Esta mecánica también está presente en los pases en profundidad elevados, pudiéndole sacar todavía más provecho a la misma. También cabe destacar los pases en largo que sufren de las mismas virtudes y bondades que el de los pases a ras de césped.

Quizás sea por eso por lo que Konami haya decidido ser paciente, aguardar su momento y no sacar a la venta su juego hasta ya el tardío noviembre, con una diferencia de más de un mes y medio con respecto a la entrega anual de la saga FIFA de EA Sports, su más fiero rival en los terrenos de juego. Por suerte para nosotros esta espera ha merecido la pena y Konami nos trae un producto que esta vez está pulido, que es sólido y al que se le nota una gran cantidad de trabajo con un nuevo motor como es el Fox Engine ya dominado por parte de sus desarrolladore
Vamos a comenzar este análisis hablando de lo más importante, de lo que realmente ha interesado históricamente al jugador de PES más allá de las diferentes licencias e incluso modos de juego, vamos a hablar del título a nivel jugable, de cómo se controla, de lo efectivos que son sus pases, sus disparos, del comportamiento de la IA y de todo o casi todo lo que sentiremos cuando el balón comience a rodar en el césped virtual.

Todas las buenas sensaciones que tuvimos con la demo están muy presentes en PES 2015. El comportamiento y las físicas del balón siguen cumpliendo con el nivel establecido hace ya muchos años por el PES TEAM que es, desde luego, difícil de superar. Sentiremos que el balón rueda como debe, que pesa lo que tiene que pesar y que reacciona a la perfección ante los diferentes impactos y situaciones a los que lo expondremos mientras disputamos nuestro partido. Da igual si se trata de su comportamiento en los pases cortos o en profundidad, en los botes que dé tras un rechace o un pase en largo o en su velocidad o comportamiento durante algunos tiros (aunque aquí sí que quizás la potencia esté exagerada un poco) lo cierto es que la pelota se siente exactamente igual que la que observamos en nuestra pantalla del televisor cuando vemos a nuestro equipo favorito o a la que tenemos en nuestros pies cuando nos encontramos jugando un partido real con nuestros amigos.

Gracias a estas físicas podemos realizar con gran precisión la acción que nos permitirá combinar con nuestros compañeros y abrir defensas: el pase. Todas las mecánicas referentes a los pases funcionan a la perfección, tanto si ejecutamos los pases rasos manuales, como con ayudas, veremos cómo la pelota se dirige allá donde queremos enviarla, aunque si tenemos la asistencia a los pases habilitada a su máxima potencia puede que el balón salga teledirigido hacia un compañero que no queramos, por lo que recomendamos encarecidamente jugar con la menor ayuda en pases posible.Aunque el balón y su comportamiento también tiene algunos fallos, ya que hemos detectado como en alguna ocasión atraviesa misteriosamente el brazo de un jugador cuando está haciendo una entrada a ras de suelo, o que choca contra alguna sin que se sancione algún tipo de sanción, además de quedarse debajo de los jugadores en varias ocasiones cuando le hacemos una entrada leve y cae derribado al suelo.

Otro de los detalles que funcionan a la perfección es el pase en profundidad, que este año sigue teniendo en su poder dos mecánicas diferentes, la básica, la cual nos permite enviar buenos pases a nuestros compañeros con mucha precisión; o la avanzada gracias a la cual tendremos un control total sobre la trayectoria de la pelota. Esta última mecánica es difícil de dominar y puede que al principio haga que fallemos gran cantidad de entregas pero a la larga, si somos pacientes y conseguimos dominarla será toda una golosina para nuestras acciones ofensivas, ya que gracias a este mayor control sobre la pelota podemos asistir a nuestros delanteros y romper las defensas rivales con unos pases dignos de Cruyff o Zidane. Esta mecánica también está presente en los pases en profundidad elevados, pudiéndole sacar todavía más provecho a la misma. También cabe destacar los pases en largo que sufren de las mismas virtudes y bondades que el de los pases a ras de césped.