El francés acordó su desvinculación resignando parte de la deuda que el club mantenía con él: la invertirá en el fideicomiso que intentan concretar los directivos.
Este mediodía, después de entrar al Monumental por última vez como jugador de La Banda, David Trezeguet se dirigió hacia las oficinas del primer piso y terminó por rubricar aquello que les había anticipado a los directivos horas antes, de manera informal.
Cumplió con su decisión de irse de River de la mejor manera, dejando de lado broncas y rencores que no se condicen con su carrera de oro ni con la historia del club más importante del fútbol argentino. Se fue por la puerta de atrás, sin ese partido final que tanto añoraba, que tanto deseaba, pero se despidió destilando grandeza.
Trezeguet rescindió su contrato con el club resignando el año de vínculo que le restaba cobrar independientemente de que Gallardo no lo tuviera en cuenta, pero también renunciando a gran parte de la deuda que la institución mantenía con él por la última temporada, la que jugó en Newell's.
El delantero francés aceptó que prácticamente la mitad de ese dinero que tenía por cobrar sea destinado a la formación del fideicomiso privado que los directivos del club están tratando de erigir desde que asumieron, como alternativa para sanear la economía de River. Claro está que, como cualquier inversor que participe de esta iniciativa, después de un período de gracia que estaría estipulado entre 18 y 24 meses, Trezeguet empezaría a recuperar ese dinero en pagos mensuales junto a un pequeño interés.
De cualquier forma, se trata de un gesto que surge del sentimiento del Rey David por la camiseta y de su intención manifiesta de seguir vinculado al club de sus amores una vez que se retire del fútbol profesional.

Este mediodía, después de entrar al Monumental por última vez como jugador de La Banda, David Trezeguet se dirigió hacia las oficinas del primer piso y terminó por rubricar aquello que les había anticipado a los directivos horas antes, de manera informal.
Cumplió con su decisión de irse de River de la mejor manera, dejando de lado broncas y rencores que no se condicen con su carrera de oro ni con la historia del club más importante del fútbol argentino. Se fue por la puerta de atrás, sin ese partido final que tanto añoraba, que tanto deseaba, pero se despidió destilando grandeza.
Trezeguet rescindió su contrato con el club resignando el año de vínculo que le restaba cobrar independientemente de que Gallardo no lo tuviera en cuenta, pero también renunciando a gran parte de la deuda que la institución mantenía con él por la última temporada, la que jugó en Newell's.
El delantero francés aceptó que prácticamente la mitad de ese dinero que tenía por cobrar sea destinado a la formación del fideicomiso privado que los directivos del club están tratando de erigir desde que asumieron, como alternativa para sanear la economía de River. Claro está que, como cualquier inversor que participe de esta iniciativa, después de un período de gracia que estaría estipulado entre 18 y 24 meses, Trezeguet empezaría a recuperar ese dinero en pagos mensuales junto a un pequeño interés.
De cualquier forma, se trata de un gesto que surge del sentimiento del Rey David por la camiseta y de su intención manifiesta de seguir vinculado al club de sus amores una vez que se retire del fútbol profesional.