Este River imbatible revirtió un partido increíble para dejar por el camino a Estudiantes e ir en búsqueda de Boca en semifinales. Fue 3-2 con goles de Teo, Mora y Funes Mori ante un Monumental que vibró al compás de un nuevo cruce superclásico. Preparate, bostero, ya llega River Plate.
Apenas terminó el partido del 5 de octubre pasado, Marcelo Gallardo enfrentó la primera cámara que se le cruzó por el camino y manifestó su pesar por no haber podido jugar. Las tormentas que azotaron a la ciudad en la previa de ese Superclásico le prohibieron a su River sensación desplegar todo su potencial justo contra Boca. Justo contra el rival con el que al Muñeco se le eriza piel, le estalla la adrenalina.
Cómo habrá sido su sed de fútbol aquella tarde de pálido empate que, aún sin imaginar este cruce copero, prometió revancha. "Será la próxima", dijo, confiado en su equipo, en estos jugadores que después de mucho tiempo le devolvieron a La Banda la mística del buen juego y la estirpe ganadora.
Y tendrá revancha. No precisamente gracias al buen juego, porque con Estudiantes no se vio al mejor River del Muñeco, pero sí por esa idiosincrasia ganadora que les trasmitió al plantel y que los jugadores adoptaron como propia.
Anoche, en el Monumental, Estudiantes hizo todo como para arrebatarle al mundo del fútbol un nuevo superclásico copero. Todo. Fue ambicioso, buscó y encontró. Pero enfrente tuvo a este River de moral imbatible, casi inmortal, que no se da por vencido ni siquiera en los momentos imposibles de remontar.
El empate sobre el final del primer tiempo y el penal en el despertar del complemento habrían sido un golpe de knock-out para el común de los equipos. Pero este conjunto dirigido por Marcelo Gallardo no tiene nada de común. Es extraordinario en todas sus dimensiones, en todas sus líneas. Desde Barovero, pasando por la cabeza franca de Ramiro y el pie de oro de Pisculichi, hasta la dupla letal que conforman en ataque Teo y Mora, este River es fuera de serie. Creelo, bostero, o vení a verlo. No tengas miedo, vení que te vas a divertir.
link: https://www.youtube.com/watch?v=wWs8kYy4gHY
Apenas terminó el partido del 5 de octubre pasado, Marcelo Gallardo enfrentó la primera cámara que se le cruzó por el camino y manifestó su pesar por no haber podido jugar. Las tormentas que azotaron a la ciudad en la previa de ese Superclásico le prohibieron a su River sensación desplegar todo su potencial justo contra Boca. Justo contra el rival con el que al Muñeco se le eriza piel, le estalla la adrenalina.
Cómo habrá sido su sed de fútbol aquella tarde de pálido empate que, aún sin imaginar este cruce copero, prometió revancha. "Será la próxima", dijo, confiado en su equipo, en estos jugadores que después de mucho tiempo le devolvieron a La Banda la mística del buen juego y la estirpe ganadora.
Y tendrá revancha. No precisamente gracias al buen juego, porque con Estudiantes no se vio al mejor River del Muñeco, pero sí por esa idiosincrasia ganadora que les trasmitió al plantel y que los jugadores adoptaron como propia.
Anoche, en el Monumental, Estudiantes hizo todo como para arrebatarle al mundo del fútbol un nuevo superclásico copero. Todo. Fue ambicioso, buscó y encontró. Pero enfrente tuvo a este River de moral imbatible, casi inmortal, que no se da por vencido ni siquiera en los momentos imposibles de remontar.
El empate sobre el final del primer tiempo y el penal en el despertar del complemento habrían sido un golpe de knock-out para el común de los equipos. Pero este conjunto dirigido por Marcelo Gallardo no tiene nada de común. Es extraordinario en todas sus dimensiones, en todas sus líneas. Desde Barovero, pasando por la cabeza franca de Ramiro y el pie de oro de Pisculichi, hasta la dupla letal que conforman en ataque Teo y Mora, este River es fuera de serie. Creelo, bostero, o vení a verlo. No tengas miedo, vení que te vas a divertir.
link: https://www.youtube.com/watch?v=wWs8kYy4gHY