Te damos la bienvenida a la comunidad de T!Estás a un paso de acceder al mejor contenido, creado por personas como vos.

O iniciá sesión con
¿No tenés una cuenta?
Nuestro planeta no está pensado para que todos conduzcamos coches. Para que comamos carne todos os días. Para que nos vayamos de vacaciones en avión todos los años, nos duchemos a diario, todos veamos televisión. Para que todos poseamos un frigorífico que consume electricidad de forma constante, y casas en las que el aire acondicionado o la calefacción estén permanentemente encendidos. No puede ser. Nuestras materias primas no bastan. No bastan para siente mil millones de personas. Y mucho menos para ocho o diez. Todos lo sabemos. Pero ninguno queremos cambiar de modo voluntario de estilo de vida. Preferimos librar guerras para garantizar nuestro bienestar. Preferimos dejar que los pobres mueran. Lo que significa que en el futuro habrá cada vez menos ricos que vivan a costa de cada vez más pobres. Si todos viviéramos como los pueblos indígenas de Brasil, nuestro planeta soportaría doce mil millones de personas o más. Pero si nos adaptamos al estilo de vida de nosotros los estadounidense so de los alemanes, hoy en día necesitaríamos ya cuatro planetas. Todo se ha descontrolado. Y no solo en los países en vías de desarrollo. En las afueras de París hay campamentos de sin techo que me recuerdan a Dadaab; solamente en Estados Unidos viven tres millones y medio de personas sin hogar. Y nosotros, los que tenemos dinero, miramos para otro lado. Nos rodeamos el cuerpo de una tonelada de acero para conducir a ochenta kilos de masa corporal hasta el próximo atasco. Desperdiciamos un litro de agua para producir una única caloría de alimento. Al mismo tiempo estamos bombeando a la atmósfera el doble de gases de efecto invernadero de los que nuestro planeta podría soportar. En el pacífico hay a la deriva un tapete de basura del tamaño de Centro-Europa


Enciende el televisor. Sequías, inundaciones, tornados; no pasa un solo día sin una mala noticia, sin embargo las conclusiones de las conferencias climáticas no sirven ni para limpiarse el c*lo. Por no hablar del terror, que cada vez nos azota con más fuerza, Las guerras estallan con más frecuencia allí donde los jóvenes, de pura miseria,ya no tiene nada que perder. Y en estos momentos estamos criando legiones de ellos.


¿Sabías que muchos trabajadores en China sufren cáncer de pulmón porque inhalan sin mascarilla durante dieciocho horas al día las partículas de pintura de las lijadoras con las que cepillan pantalones vaqueros? ¡Para que parezcan usados!


*Zaphire en un escenario dirigiéndose a un público conformado por las personas más ricas y poderosas del mundo los cuales comían carnes exóticas tranquilamente en sus mesas durante la conferencia*

Les pido que levanten su plato. Lo que sostiene ahora en las manos es un prospecto como los que contienen millones de cajas de medicamentos. Y como el que debería acompañar a todos los filetes comprados en el supermercado: fosfato de tilosina, olaquindox, aminodisina, clorsulón, ácido clavulánico, levamisol, azaperón; la lista es infinita. Nuestro laboratorio encontró incluso aspirina. Y al fin y al cabo es lógico. Si yo les encadenara a todos ustedes y los hacinara en una habitación de dimensiones reducidas a oscuras, si les arrancara los colmillos como a los cerdos en los establos de nuestras fábricas de carne para que no pudieran matar a mordiscos a sus vecinos, y si a continuación los cebara a toda velocidad con con pienso barato manipulado genéticamente y hormonas del crecimiento hasta que alcanzaran el tamaño para sacrificarlos, el cual, dicho sea de paso, muchos de los presentes en la sala ya ha superado hace tiempo, entonces se darían cuenta de que un modelo de negocio basado en la matanza de personas a gran escala no sería posiblesin el empleo de analgésicos, antibióticos, psicofármacos y antiparasitarios, por no hablar de las toneladas de sedantes que harían falta para que no alborotaran durante el transporte al matadero antes de que los arrojara vivos a una cuba para escaldarlos.


No se preocupen. Nadie quiere quitarles su pellejo entreverado de grasa. Solamente quería aclarar que sin montañas de comprimidos, inyecciones y pastillas jamás seríamos capaces de saciar el hambre asesina de nuestros mataderos industriales. En una instalación convencional de Estados Unidos se matan mil cerdos ¡por hora!. ¿Dudan de esta cifra inmensa? Tienen razón. En la mayoría de instalaciones no son mil, sino mil quinientos, al fin y al cabo también producimos para exportar


Ahora no se trata de los daños medioambientales que causa una única hamburguesa, debido a que para su producción se necesita tanta agua como para diecisiete duchas. Olviden que la producción industrial de carne en Estados Unidos consume un tercio de todo el combustible fósil. E ignoren el hecho de que basta un simple vistazo a los caraculos ingenuos que hacen cola en la caja de un restaurante de comida rápida para comprender que comemos demasiada carne mientras en el mundo un niño muere de hambre cada seis segundos. O de sed


Mientras millones de niños mueren de hambre, quemamos cereales para producir biocombustible. Cereales que, debido a esto, cada vez son más caros en el mercado mundial, impagables para una familia africana; también porque el banco, al que los presentes en la sala confían su dinero heredado u obtenido con negocios obscuros, apuesta este dinero a la subida de los precios de los alimentos en la bolsa. Al mismo tiempo arruinan la ganadería local de los países en vías de desarrollo con precios irrisorios. Bienvenidos a la economía del libre mercado.


Extracto del libro 'Noah' de Sebastian Fitzek