Pensar en grande es creer en si sí mismo y las mismas cosas se irán sucediendo
En el libro “la magia de pensar en grande” David Schwartz nos explica que la mente es una “fábrica de pensamientos. Una fábrica atareada que produce incontables pensamientos en un día. La producción en su fábrica pensante se halla a cargo de dos capataces, a uno de los cuales llamaremos señor Triunfo y al otro señor Derrota. El señor triunfo se ocupa de fabricar pensamientos positivos. Se especializa en producir razones por las cuales usted puede, usted se halla calificado,usted quiere.
El otro capataz el señor Derrota, produce pensamientos negativos y despreciables. Es su experto en desarrollar razones por las cuates usted no puede, usted es débil, es inadecuado. Su especialidad es la cadena de pensamientos “por qué usted fracasará’. Ambos, el señor Triunfo y el señor Derrota son en alto grado obedientes, captan inmediatamente la atención, todo lo que usted necesita hacer para señalar a cada capataz es dar la ligerísima disposición mental. Si la señal es positiva, el señor Triunfo dará un paso adelante y se pondrá a trabajar. De igual manera una señal negativa hará manifestarse al señor Derrota.
Para ver cómo trabajan estos dos capataces para usted, escojamos este ejemplo. Dígase usted: “Hoy es un día malo’. A esta señal, el señor Derrota entra en acción y manufactura algunos hechos en demostración de que está usted acertado. Sugiere que hace demasiado calor o demasiado frío, que los negocios serán malos este día, que decaerán las ventas, otras gentes nos pondrán nerviosos, usted puede enfermarse, su esposa se hallará de un humor insoportable. El señor Derrota es tremendamente eficiente.
En el curso de unos pocos momentos le habrá engañado. Es un mal día. Antes de que usted lo sepa, existe el enrejado de un día malo.
Más si usted dice: ‘Hoy es un día magnífico”, el señor Triunfo se ve llamado a actuar hacia delante. Y le dirá a usted: “Este es un día maravilloso. La temperatura ha refrescado. Es digno de ser vivido. Hoy puede usted ultimar algunos de sus trabajos’. Y este será un buen día.
Así por el estilo, el señor Derrota podrá demostrarle por qué no puede usted vender al señor Smith; el señor Triunfo le demostrará que sí se puede. El señor Derrota le convencerá de que va a fracasar mientras el señor Triunfo demostrará por qué tiene éxito. El señor Derrota preparará un brillante alegato contra Tom, mientras el señor Triunfo demostrará con mayores razones por qué usted gusta de Tom.
Ahora bien, cuando más trabajo dé a cada uno de estos dos capataces, el más fuerte será hecho. Si el señor Derrota se le da más trabajo a hacer, ayudará en persona y ocupará mayor espacio en la mente de usted. En definitiva, asumirá por entero fabricación de pensamientos, y en tal virtud todo pensamiento será de naturaleza negativa.
La única cosa acertada es despedir al señor Derrota. Usted no lo necesita. No desea tenerle a su lado diciendo que usted no puede, que es incapaz de elevarse, que fracasará, y cosas como éstas. El señor Derrota no puede ayudarle a llegar donde desea, así pues échelo a la calle.
Haga uso del señor Triunfo 100 por ciento de su tiempo. Cuando cualquier pensamiento penetre en su mente, pida al señor Triunfo que vaya a trabajar para usted. Él le demostrará cómo puede tener éxito. De la noche a la mañana en estos tiempos otros 11,500 nuevos consumidores han hecho su gran entrada en los Estados Unidos.
- La población crece a una velocidad récord. En los últimos diez años el aumento, estimado conservadoramente, es de 35 millones. Esto es igual a la presente población combinada de nuestras más grandes ciudades: Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Detroit, y Filadelfia ¡imagínese!
Nuevas industrias, nuevas proezas científicas, expansión de mercados -todas seductoras oportunidades-. Estas son buenas noticias ¡Este es un tiempo maravilloso para ser vivido!
Todas las señales apuntan a una demanda récord para un ápice del nivel de vida de la gente en todos los campos-gente que posea habilidad superior para influir a los demás, dirigir su trabajo, servirle dentro de una capacidad rectora. Y las personas que colmarán estas posiciones de jefatura son todos adultos o próximos a serlo, precisamente ahora. Uno de ellos es usted.
La garantía de un alza rápida no es, desde luego, una garantía de éxito personal. Por encima del prolongado esfuerzo, los Estados Unidos han obtenido siempre la bonanza. Sin embargo, una rápida ojeada demuestra que millones y millones de personas -de hecho la mayoría de ellas- luchan pero no triunfan realmente. La mayoría de gentes todavía se debaten en la mediocridad, a despecho del récord de oportunidades de las últimas décadas. Y con el período de alza enfrente, muchos continúan preocupados y temerosos gateando a través de la vida, sintiéndose poco importantes, poco apreciados, imposibilitados de hacer lo que desean. Como consecuencia, su actuación les rendirá mezquinas recompensas, raquítica felicidad.
Aquellos que convierten la oportunidad en recompensa (y permítaseme decir que sinceramente creo que usted es uno de ellos, de otro modo confiaría en la buena suerte ni se molestaría en leer este libro) serán aquellos individuos juiciosos que aprenden cómo pensar por sí mismos en el éxito.
Adelante. La puerta del éxito está más abierta de par en par que nunca lo estuvo. Póngase a sí mismo en movimiento ahora que usted se va ajuntar con el grupo selecto que está consiguiendo lo que deseé en la vida.He aquí el primer paso hacia el éxito. Es un paso básico. No puede ser evitado.
En el libro “la magia de pensar en grande” David Schwartz nos explica que la mente es una “fábrica de pensamientos. Una fábrica atareada que produce incontables pensamientos en un día. La producción en su fábrica pensante se halla a cargo de dos capataces, a uno de los cuales llamaremos señor Triunfo y al otro señor Derrota. El señor triunfo se ocupa de fabricar pensamientos positivos. Se especializa en producir razones por las cuales usted puede, usted se halla calificado,usted quiere.

El otro capataz el señor Derrota, produce pensamientos negativos y despreciables. Es su experto en desarrollar razones por las cuates usted no puede, usted es débil, es inadecuado. Su especialidad es la cadena de pensamientos “por qué usted fracasará’. Ambos, el señor Triunfo y el señor Derrota son en alto grado obedientes, captan inmediatamente la atención, todo lo que usted necesita hacer para señalar a cada capataz es dar la ligerísima disposición mental. Si la señal es positiva, el señor Triunfo dará un paso adelante y se pondrá a trabajar. De igual manera una señal negativa hará manifestarse al señor Derrota.
Para ver cómo trabajan estos dos capataces para usted, escojamos este ejemplo. Dígase usted: “Hoy es un día malo’. A esta señal, el señor Derrota entra en acción y manufactura algunos hechos en demostración de que está usted acertado. Sugiere que hace demasiado calor o demasiado frío, que los negocios serán malos este día, que decaerán las ventas, otras gentes nos pondrán nerviosos, usted puede enfermarse, su esposa se hallará de un humor insoportable. El señor Derrota es tremendamente eficiente.
En el curso de unos pocos momentos le habrá engañado. Es un mal día. Antes de que usted lo sepa, existe el enrejado de un día malo.
Más si usted dice: ‘Hoy es un día magnífico”, el señor Triunfo se ve llamado a actuar hacia delante. Y le dirá a usted: “Este es un día maravilloso. La temperatura ha refrescado. Es digno de ser vivido. Hoy puede usted ultimar algunos de sus trabajos’. Y este será un buen día.
Así por el estilo, el señor Derrota podrá demostrarle por qué no puede usted vender al señor Smith; el señor Triunfo le demostrará que sí se puede. El señor Derrota le convencerá de que va a fracasar mientras el señor Triunfo demostrará por qué tiene éxito. El señor Derrota preparará un brillante alegato contra Tom, mientras el señor Triunfo demostrará con mayores razones por qué usted gusta de Tom.
Ahora bien, cuando más trabajo dé a cada uno de estos dos capataces, el más fuerte será hecho. Si el señor Derrota se le da más trabajo a hacer, ayudará en persona y ocupará mayor espacio en la mente de usted. En definitiva, asumirá por entero fabricación de pensamientos, y en tal virtud todo pensamiento será de naturaleza negativa.
La única cosa acertada es despedir al señor Derrota. Usted no lo necesita. No desea tenerle a su lado diciendo que usted no puede, que es incapaz de elevarse, que fracasará, y cosas como éstas. El señor Derrota no puede ayudarle a llegar donde desea, así pues échelo a la calle.
Haga uso del señor Triunfo 100 por ciento de su tiempo. Cuando cualquier pensamiento penetre en su mente, pida al señor Triunfo que vaya a trabajar para usted. Él le demostrará cómo puede tener éxito. De la noche a la mañana en estos tiempos otros 11,500 nuevos consumidores han hecho su gran entrada en los Estados Unidos.
- La población crece a una velocidad récord. En los últimos diez años el aumento, estimado conservadoramente, es de 35 millones. Esto es igual a la presente población combinada de nuestras más grandes ciudades: Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Detroit, y Filadelfia ¡imagínese!
Nuevas industrias, nuevas proezas científicas, expansión de mercados -todas seductoras oportunidades-. Estas son buenas noticias ¡Este es un tiempo maravilloso para ser vivido!
Todas las señales apuntan a una demanda récord para un ápice del nivel de vida de la gente en todos los campos-gente que posea habilidad superior para influir a los demás, dirigir su trabajo, servirle dentro de una capacidad rectora. Y las personas que colmarán estas posiciones de jefatura son todos adultos o próximos a serlo, precisamente ahora. Uno de ellos es usted.
La garantía de un alza rápida no es, desde luego, una garantía de éxito personal. Por encima del prolongado esfuerzo, los Estados Unidos han obtenido siempre la bonanza. Sin embargo, una rápida ojeada demuestra que millones y millones de personas -de hecho la mayoría de ellas- luchan pero no triunfan realmente. La mayoría de gentes todavía se debaten en la mediocridad, a despecho del récord de oportunidades de las últimas décadas. Y con el período de alza enfrente, muchos continúan preocupados y temerosos gateando a través de la vida, sintiéndose poco importantes, poco apreciados, imposibilitados de hacer lo que desean. Como consecuencia, su actuación les rendirá mezquinas recompensas, raquítica felicidad.
Aquellos que convierten la oportunidad en recompensa (y permítaseme decir que sinceramente creo que usted es uno de ellos, de otro modo confiaría en la buena suerte ni se molestaría en leer este libro) serán aquellos individuos juiciosos que aprenden cómo pensar por sí mismos en el éxito.
Adelante. La puerta del éxito está más abierta de par en par que nunca lo estuvo. Póngase a sí mismo en movimiento ahora que usted se va ajuntar con el grupo selecto que está consiguiendo lo que deseé en la vida.He aquí el primer paso hacia el éxito. Es un paso básico. No puede ser evitado.