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El 60% de los bienes de capital se importa porque no se produce en el país. Por esto, todos los gobiernos padecieron la escasez de la divisa. La sustitución de importaciones no funcionó.



La famosa sustitución de importaciones poco ha progresado en la historia del país y cada tanto, se vuelve al mismo problema que arrastra a toda la economía: la falta de dólares. Los distintos gobiernos los necesitan para importar los bienes e insumos claves para que las fábricas trabajen, se mantengan los empleos, las empresas paguen impuestos y el Estado aumente su recaudación fiscal.

El dato es oficial, del mismo INDEC. El 60% de los bienes de capital (equipos y maquinaria) no se producen en el país. Esta ecuación se lleva los ingresos en dólares del país que sirven para aumentar las reservas del BCRA y para intervenir en el mercado cambiario.

En el marco del enfrentamiento entre la Casa Rosada y las automotrices, jaqueadas por la falta de dólares para importar insumos, la presidenta Cristina Kirchner dio la gran cifra: el déficit comercial que deja la industria en lo que va del año es de US$ 33.000 millones, US$ 3.000 millones más de las actuales reservas del Banco Central. Esa cifra es para importar todo lo necesario para que la actividad manufacturera, clave de cualquier economía porque es la que más emplea, siga funcionando.

¿Cómo se convivió con semejante ancla de la economía argentina? En los 90, con la confianza de los mercados, el país se endeudó en dólares a tasas convenientes que terminó generando una bola de nieve que se pagó muy caro con la crisis de 2001-2002. En la década siguiente, el surgimiento de China y su ingreso a la OMC le permitió al país hacerse de dólares gracias a las crecientes exportaciones de soja a precio récord.

Hoy, el panorama es el opuesto. La soja está en sus niveles mínimos de los últimos cuatro años porque EEUU y Brasil tuvieron cosecha récord. Argentina no tiene crédito internacional luego de caer en otro default y el déficit fiscal se acerca al 5% del PBI.

Y sectores claves siguen dependiendo de las importaciones. El componente importado en los electrodomésticos es del 75 por ciento. En las autopartes del 60 por ciento. En la tecnología es casi del 100 por ciento y deja un rojo comercial de más de US$ 7.000 millones por año. Para revertir esta tendencia, desde 2009 se armó un complejo de plantas ensambladoras del rubro tecnológico en Tierra del Fuego, que si bien generó empleo, importa casi todo lo que arma.

Salir de este esquema de dependencia de lo importado y del dólar, no es fácil ni de un día para otro. En una economía globalizada en la que los bienes viajan y se transan por el mundo con más facilidad, va a ser todavía más difícil sustituir importaciones. "Hay sectores en los que nunca vamos a ser competitivos. La industrialización deberá venir donde más nos destacamos, principalmente en lo que es agro", le dijo a TN.com.ar, Marina dal Pogetto, economista del estudio Bein.

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